La oficina de turismo que se está levantando en la plaza del Puerto de Alicante podría tener sus días contados en esa ubicación. A nadie parece gustarle el impacto del inmueble en este punto (frente a la Plaza del Mar, sobre la cubierta de uno de los dos aparcamientos subterráneos del Puerto) y el alcalde de la ciudad, Luis Barcala, ha optado por buscar un lugar alternativo antes de que sea demasiado tarde, concluya su montaje y se perpetúe en ese espacio durante al menos los 15 años de concesión en suelo portuario.
El planteamiento lo abordará mañana el primer edil con la Autoridad Portuaria en una reunión prevista para tratar otras cuestiones pero en la que se ha colado como tema estrella la polémica oficina dada la contestación ciudadana que está provocando.
Sufragado el proyecto por la Generalitat ( 700.000 euros) y tramitado por el tripartido a través de los departamentos controlados por el PSOE para mantenerlo alejado de la órbita de Miguel Ángel Pavón (Guanyar), al gobierno de Barcala (PP) no que quedó otra que conceder la licencia una vez superados los escollos que planteaba el ordenamiento urbano, como que una instalación en ese espacio tenía que ser desmontable. «Aunque basta con reparar en el inmueble para ver que es tan desmontable como la casa Carbonell», precisa alguien que conoce bien el proyecto y que no duda en calificarlo como «un muerto» del que el primer edil fue alertado desde prácticamente el inicio de su mandato.La instalación proyectada para la oficina de Turismo tiene una planta de unos 400 m2 y una altura de casi 6 metros
Barcala, quien asegura que no había otra opción que conceder la licencia al tratarse de un acto reglado (lo mismo que hizo el Puerto, que también le acabó dando luz verde), ha llegado a la conclusión de que «es preferible asumir el coste del cambio de ubicación de un pegote que no le gusta a nadie que lamentarse después por no haberlo hecho, máxime cuando estamos a tiempo de evitar lo que nadie quiere».
Un criterio que encontrará buena acogida en la Autoridad Portuaria, que no solo daría luz verde a la petición de esa modificación sustancial (el cambio de ubicación) sino que ya está buscando espacios alternativos atractivos que puedan acoger una estructura de cerca de 500 m2 de planta y una altura similar a dos pisos para ofrecérselos a Barcala.
Junto a la Lonja
Uno de los terrenos que podrían barajarse con capacidad para acoger la oficina y lo suficientemente próximos a los circuitos turísticos de la ciudad como para que sean de fácil acceso a los visitantes son los situados junto a la sala de exposiciones de La Lonja del Pescado, aunque haría ocupar parte de una zona verde para dar cobijo a la instalación.
Otro de los enclaves que se podría tener en cuenta es el punto que ahora ocupan las marquesinas de las paradas de autobús de la playa del Postiguet, donde la oficina ocuparía terrenos portuarios y de la ciudad, pero el impacto visual que el edificio provocaría en este punto hace que, de entrada, cuente con escasas posibilidades de ser el elegido.
Más opciones
Barcala, quien precisa que lo que se está ejecutando no es lo proyectado, no limita al Puerto las posibles nuevas ubicaciones de la polémica oficina pagada por la Generalitat. De hecho, en paralelo a la búsqueda de terrenos que se ha puesto en marcha por parte de la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento está haciendo lo propio en zonas de la ciudad que reúnan los requisitos que se buscan: capacidad y buena situación desde el punto de vista de lo que requieren los turistas, según apuntó el primer edil quien no desaprovechó el momento para reiterar que cuando se hizo cargo de la Alcaldía «el proyecto ya estaba redactado y aprobado» e insistir en que «el sitio no es el más adecuado. De hecho, a nadie le parece bien. Salvo el PSOE, que fue el que lo tramitó, nadie lo quiere ahí», concluyó.
