Laura Gomis, en segundo curso de Magisterio de Primaria, hace tiempo hasta la próxima clase en una de las mesas de la cafetería de la Facultad de Educación en la Universidad de Alicante y se indigna por lo sucedido a otra alumna de primero, que se ofreció como niñera y para dar clases particulares, pero las únicas respuestas a su anuncio en internet han sido propuestas sexuales.

«Personalmente no he sufrido nada parecido, pero una amiga que puso anuncios por tiendas y escaparates para limpiar casas, también recibió mensajes del mismo tipo que a la que lo ha publicado en Twitter», afirma.

Cuenta que esos mensajes eran en plan de que podía ir a limpiar la casa «pero hacer también otro tipo de cosas, que le pagarían a parte». Laura concreta que su amiga se lo dijo en confianza, que no lo hizo público, y que al final decidió quitar los anuncios porque las ofertas que le llegaban no tenían tampoco nada qué ver con su demanda laboral.

Esta futura educadora es firmemente partidaria de que se denuncien estos hechos judicialmente. «Vería bien que se denunciara. Los mensajes están en WhatsApp de modo que se sabe quién los ha puesto, están los números de teléfono y deben pagar por lo que dicen porque eso también intimida», puntualiza.

Elena Guillén ha acabado sus clases y declara que también conoce a otras compañeras jóvenes a las que «han acosado trabajando de camareras. Es una pena, pero sigue pasando», asegura.

A Raúl Garrido, también en segundo de carrera, le parece que habría que ser más estricto con la violencia de género, «porque todo puede derivar en eso. Si a la chica que publica el anuncio, en lugar de las propuestas explícitas de sexo le dan una oportunidad sin explicarle más, y ella acepta, al final puede derivar en un caso de violencia», precisa.

Solución

Todos ellos se muestran conscientes de que la cosa no tiene fácil solución, porque para trabajar no puedes ir casa por casa y hay que poner el número de teléfono.

En el último curso de la carrera, Fátima Encina comparte que estos casos de acoso están a la orden del día. «Mi trabajo de fin de carrera va sobre la diferencia de géneros y no creo que sea algo personal ni puntual, sino que se da en el día a día, y las que lo sufrimos somos las mujeres». Junto a otras dos compañeras, pasan de la indignación a una seria llamada por la concienciación social. «Estamos en el siglo XXI pero la sociedad sigue inmersa en que el hombre es el macho y la mujer ha de ser sumisa. Desgraciadamente sigue pasando, y mucho. Las actitudes machistas están a la orden del día», ratifica Teresa Sánchez.

Ambas coinciden en que no ha hay que dejarlo pasar. Aplauden que su joven compañera de carrera decidiera hacer público lo sucedido publicando un hilo en Twitter con las respuestas a su anuncio -reproducidas en informacion.es-, pero también opinan que hay que ir más allá.

«Debería denunciarlo también jurídicamente», añade Ángela Molero. Sugiere esta otra alumna de Magisterio, que «deberíamos luchar por la igualdad real de una forma más decidida, porque como sociedad se están dando pasos de gigante hacia atrás». «Acoso no es solo físico, lo hay psicológico y en las redes sociales», abunda Teresa.

Echan en falta, además, un mayor apoyo de los compañeros varones porque, sin querer generalizar, afirman que la mayoría de ellos se limitan a declarar ante casos de este tipo que «no todos somos iguales», para lavarse las manos a continuación. «No se implican», se quejan.

Fátima concluye con una apreciación demoledora. «Si esta chica a la que ha pasado esto no hubiera especificado en su anuncio que es mujer, no habría pasado lo mismo, ni mucho menos». Se pregunta a sí misma, y lanza la cuestión al aire, que si fuera un chico el que quisiera dar clases ¿cuántas mujeres le hubieran respondido con propuestas sexuales? «¡Ninguna!», corean sus compañeras al unísono.

No conciben que se guarde silencio y se sufra acoso de cualquier tipo por ser mujer sin denunciarlo. «Denunciar es el primer paso y si no se consigue nada el problema vendrá de arriba y de las leyes que deben cambiar», concluye Teresa Sánchez García.

El profesorado urge regular las redes sociales

El catedrático Antonio Diez Mediavilla, profesor de Innovación y Didáctica en la Facultad de Educación de Alicante, insiste en la enseñanza transversal de los valores que deben primar. «Vivimos en una sociedad machista y violenta que necesita que la educación y la familia vayan de la mano», apunta. También el doctor en Educación Física, José Antonio Pérez Turpin, subraya que en las redes sociales «no todo vale. Hay que regularlo con urgencia».