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Un Presupuesto para contentar a (casi) todos

El Gobierno de Barcala pretende llevar al Pleno unas cuentas con propuestas de la mayoría de grupos para asegurarse su aprobación en año electoral

Los cuatro portavoces de la oposición conversan con el alcalde, Luis Barcala, durante un reciente Pleno. pilar cortés

Una máxima ha repetido el edil de Hacienda, el popular Carlos Castillo, desde que se puso a diseñar el Presupuesto municipal para un año marcado irremediablemente por las elecciones previstas para el 26 de mayo: «Le voy a poner a la oposición muy caro el voto en contra». Lo ha dicho, y lo ha hecho, cediendo para ello a las exigencias de la oposición con un objetivo firme, superior en lo político: conseguir la aprobación pese a que el PP cuenta sólo con 8 de los 29 concejales del Pleno.

Así, el borrador de las cuentas para 2019 recoge propuestas de la mayoría de los grupos municipales, sobre todo de los aliados principales de los populares para sacar adelante el Presupuesto: Guanyar, el más sorpresivo por las posiciones ideológicas, y Ciudadanos, el más natural. Y las peticiones que no tienen cabida por falta de financiación, pese a que las inversiones casi se van a duplicar este año tras la reciente cancelación del Plan de Ajuste (pasando de unos 10 a unos 17 millones), se incluirán en un documento anexo, de carácter político, que acompañará al Presupuesto. Ese modelo de texto, como recuerdan en la izquierda, fue centro de las críticas, incluso de las burlas, del PP en su etapa en la oposición hace apenas un año, cuando el PSOE recogió en él propuestas de sus ya entonces exsocios de gobierno.

Por el momento, antes de que llegue la inminente fase de enmiendas, el Presupuesto se ha abierto a las peticiones de Guanyar (reurbanizar el barrio de Rabasa, un parque para el PAU 2, zonas verdes en el Barranco de las Ovejas y obras en el Castillo de Santa Bárbara y en la plaza de Luceros, entre otras) y de Ciudadanos (subvenciones para el pago del IBI, estudios para la redacción de un nuevo PGOU e inversiones en polígonos industriales). No las han incluido en su integridad, por lo que ambas formaciones, previsiblemente, presentarán enmiendas, es decir, intentarán modificar un documento que ahora debe superar un trámite más técnico: el visto bueno del Interventor municipal. Para ello, el alto funcionario dispondrá de un máximo de diez días. Luego llegará el turno de la Junta de Gobierno, que aprobará las cuentas, abriendo así el periodo de presentación de enmiendas, que se votarán inicialmente en la Comisión de Hacienda. Las que no se aprueben se podrán trasladar al Pleno, donde el Presupuesto se someterá a la votación clave, la de los grupos municipales: saldrá adelante si suma más votos a favor que en contra.

Durante los próximos días, el PP también cederá a otra exigencia de Guanyar, algo histórico en Alicante: que el Presupuesto vaya al Consejo Social de la Ciudad (ya convocado para el martes 29), a las juntas de distrito y a la Mesa Negociadora antes de superar el trámite de la Junta de Gobierno.

A los populares, vista la actitud del concejal de Hacienda con Compromís en la reunión mantenida esta semana, no les vale con aprobar las cuentas para este año, sino que buscan el mayor consenso posible, engrosando las abstenciones a costa del voto en contra.

En esa actitud de diálogo con la oposición, cediendo a las exigencias en la mayoría de los casos, el Gobierno del PP también pretende negociar las enmiendas, evitando que se presenten de manera unilateral por los grupos. Así lo reconoció el popular Castillo tras cerrar la ronda de negociaciones con Compromís, último grupo con el que se ha sentado. Frente a lo esperado, ambas partes salieron «satisfechas» de una reunión que se prolongó casi dos horas. De hecho, el edil de Hacienda se abrió a valorar la inclusión de la redacción del proyecto para construir una nueva escuela infantil en la ciudad o a ampliar la partida para ayudas al pago del IBI (una petición a la que también se suman los de Ciudadanos).

Líneas rojas

En cambio, hay barreras que en el Gobierno del PP no están dispuestos a rebasar a estas alturas, ya que consideran que van más allá de lo aceptable en una negociación de los Presupuestos: como promover la rehabilitación del Museo de la Memoria, a petición de Compromís, o reducir la partida de Protocolo de los 50.000 a los 35.000 euros del pasado año, como reclama Guanyar. Y es que otra de las premisas del concejal de Hacienda, según ha señalado en las últimas semanas, ha sido huir de lo «ideológico» a la hora de redactar el Presupuesto. «Si gobernáramos en solitario, hubiéramos hecho otro reparto, pero tenemos que consensuarlo con otras fuerzas políticas porque no queremos dejar a la ciudad sin Presupuestos», ha subrayado el popular Castillo, en continuos gestos con sus posibles aliados. También es, según presumió el PP al presentar el Anteproyecto, un documento eminentemente social, donde además se recogen obligaciones como el aumento del sueldo para los funcionarios o los proyectos cofinanciados por Europa para la rehabilitación del entorno de los Castillos (la Edusi de Las Cigarreras).

No aprobar el Presupuesto para este 2019, insiste Castillo, sería dejar un «marrón» a la Corporación que salga de las urnas en mayo. No cuenta, eso sí, que aprobar los Presupuestos en franca minoría también se venderá desde el PP como un éxito para un grupo municipal que hace un año ni se planteaba volver al gobierno antes de las elecciones. Lo hicieron gracias a los tránsfugas, con quienes también han negociado las cuentas, pero que han pasado a un segundo plano ya que, a priori, el PP, esta vez, no los necesitará para conseguir su objetivo. La resolución final, sin embargo, no se conocerá hasta mediados de febrero.

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