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El patio de colegio más peligroso

El colegio Monte Benacantil espera desde mayo los desagües que les robaron en las pistas

Los alumnos se han acostumbrado a las vallas y las integran en sus juegos. pilar cortés

Una prolongada acequia de 20 centímetros de ancho por otros 40 de profundidad jalona la unión de las dos pistas con que cuenta el colegio Monte Benacantil en su patio escolar. Son 50 metros de longitud plagados de vallas para tratar de paliar un socavón de importantes proporciones generado tras el robo del sistema de desagüe hace ya cinco meses.

Entre 150 y 200 alumnos confluyen a diario en este peligroso patio escolar al que desde el pasado 28 de mayo no se ha dado una solución definitiva desde el Ayuntamiento. «Ahora los alumnos han perdido el respeto a unas vallas que llevan viendo desde hace tanto tiempo. Eso las hace cada vez más peligrosas», sostienen desde el centro.

Las guardias del profesorado en el recreo prácticamente se centran desde entonces en las pistas para evitar males mayores, y redoblan esfuerzos porque tampoco quieren dejar desasistidos los aseos, que suelen ser igualmente fuente de conflictos en las horas de descanso.

Pero la extrema peligrosidad de la treintena de vallas desplegadas longitudinalmente a lo largo del patio escolar no les deja más opción, mientras no se arbitre otra solución desde el Ayuntamiento.

Los alumnos más pequeños, los de Infantil, quedan a salvo porque su patio es otro. El resto de los estudiantes, desde primero hasta sexto curso de Primaria, se las han de ver a diario con las citadas vallas.

Avisos

La dirección del colegio asegura que su primer aviso sobre la situación fue inmediato, el mismo lunes 28 de mayo al advertir el robo de la totalidad de los desagües de hierro forjado que habían desaparecido del centro el último fin de semana de mayo.

Las dimensiones de la acequia a que ha dado lugar el citado robo llevó a los responsables de Atención Urbana a colocar unas vallas «que dijeron que serían provisionales, mientras se sustituían los imbornales».

Así se lo hicieron saber al director del colegio, David García, quien confesaba ayer seguir esperando en vano que desde el Ayuntamiento arbitren una solución menos comprometida para la seguridad del alumnado que las enormes vallas colocadas señalizando la zanja en el pavimento del patio.

Se trataba de que ningún alumno cayera al agujero que cruza el patio de lado a lado, pero los tropiezos, rasguños, y arañazos han proliferado desde entonces entre los estudiantes, y van a más conforme pasa el tiempo porque al parecer, y a fuerza de ver las vallas en el patio, los alumnos les han perdido el respeto, como señalan los profesores.

«Incluso se acercan a jugar que las saltan», admiten en el centro. No hay más que verles. A la hora del recreo la trayectoria de las vallas prácticamente queda difuminada entre el alumnado que se acerca sin reparo en el transcurso de sus juegos y recorridos en patines por el patio escolar.

En la dirección del centro se lamentan de la falta de comunicación con el Ayuntamiento de Alicante. Explican que cuando arrancó el curso en septiembre les indicaron que enviarían al perito del seguro. También lo han reclamado por correo electrónico ante la Concejalía de Educación desde la que se le hizo saber que enviarían el asunto a la Concejalía de Urbanismo, ambas gestionadas por la misma concejal, María Carmen de España. Aseguran además haber llamado por teléfono a los responsables municipales para tratar de agilizar alguna solución, pero nada ha surtido efecto. «Y si se remite por registro de forma oficial no recibes tampoco respuesta alguna».

La alerta de fuertes lluvias para el jueves preocupa a los docentes, que también reclaman, por otro lado, los bolardos pendientes en la acera de acceso al colegio para evitar que aparquen los coches.

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