La Universidad de Alicante (UA) presentará un escrito de queja a la Conselleria de Educación al considerar que ha habido discriminación en la distribución de las ayudas a infraestructuras y equipamientos para I+D+i. Las ayudas ascienden a 27 millones y están cofinanciadas al 50% por la conselleria y los fondos Feder.

En total han obtenido fondos 46 de los 65 proyectos presentados. Las dos universidades de la provincia, la UA y la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), han quedado a la cola con tres proyectos aprobados cada una por importe de dos millones en el caso de la UMH y 800.000 euros en el del campus alicantino, frente a los 10,5 millones obtenidos por la Universidad de València para 17 de los 19 proyectos que presentó.

La vicerrectora de Investigación de la UA, Amparo Navarro, ve «sorprendente que en esta convocatoria de la conselleria la tasa de éxito de la Universidad de Alicante sea del 20,4% cuando en las convocatorias nacionales nuestra tasa de éxito es del 57,3% y en las internacionales asciende al 21,7%».

Navarro valoró positivamente el esfuerzo de los investigadores a la hora de concurrir a las convocatorias y cree que Educación debería analizar las diferencias que se han producido en estas ayudas «no del todo justificadas en la excelencia o el tamaño del centro».

Su homólogo en la UMH, Manuel Jordán, afirmó que su universidad se siente «discriminada» pero descartó presentar ninguna queja formal. «Hay una evaluación realizada por científicos de prestigio y se reparte el dinero en función de la puntuación de cada proyecto. No podemos acusar a nadie», dijo. Informa Borja Campoy.

La directora general de Universidades, Josefina Bueno, aseguró que «no ha habido ningún tipo de discriminación en estas ayudas», sino un proceso regido por la «transparencia, la solvencia y la garantía» que quiso explicar para evitar suspicacias.

Según indicó Bueno, son los investigadores quienes presentan los proyectos y piden la cuantía de las infraestructuras o equipamientos que necesitan. Este año la conselleria ha decidido enviarlos a la Agencia Estatal de Investigación porque en la pasada convocatoria hubo investigadores que presentaron recursos al entender que sus proyectos no habían sido correctamente evaluados por la Agencia Valenciana d'Avaluació i Prospectiva (AVAP), lo que ralentizó la resolución.

Una vez que la Agencia Estatal de Investigación les devolvió la convocatoria con las puntuaciones de cada proyecto, Educación distribuyó por orden el dinero del que disponía, añade la directora general. «Es una convocatoria de concurrencia competitiva como suelen ser las de investigación, en las que no cabe la discrecionalidad», sostuvo. Además, recalcó que los Fondos Feder obligan a esta competitividad. De esta forma los fondos, que cubren íntegramente el dinero solicitado por cada investigador, se los llevan los mejores proyectos.

Investigadores

No obstante, varios de los investigadores que se han quedado fuera van a solicitar la valoración de sus proyectos para saber por qué no han alcanzado una mejor puntuación. En la UA presentaron ocho proyectos, que ascendían a 3,7 millones, y cinco de ellos no han pasado el corte.

Esta situación ha causado «sorpresa» e incluso «enfado» puesto que entre los descartados se encuentran investigadores tan relevantes como Juan Feliu, medalla de oro de la Sociedad Internacional de Electroquímica. El director del Instituto de Electroquímica de la UA, Vicente Montiel, explicó que «el año pasado nos quedamos a las puertas, no nos concedieron la ayuda por un punto, y tras mejorar el proyecto para este año nos hemos quedado lejos del corte».

Sus equipos se han quedado obsoletos, continúa, «y así es difícil ser competitivo». En su caso, la maquinaria serviría a la doble línea de trabajo de nuevos materiales y acoplamiento de energía solar en la construcción. «Investigación en la que tenemos experiencia y que precisamente es uno de los objetivos marcados por la Generalitat en eficiencia energética», expuso Montiel. En el caso de un proyecto de robótica de la UA, Pablo Gil achaca el hecho de no recibir las ayudas a que «la perspectiva de género es complicada aplicarla en robots» y a que «somos menos grupos de investigación en robótica, por lo que quizá falta la transversalidad que tienen en cuenta a la hora de evaluar».

En el caso de la UMH, de los cinco proyectos solicitados, por valor de 2,6 millones, han conseguido tres por dos millones. La profesora Ángela Sastre no podrá renovar el equipo de resonancia magnética nuclear para el Instituto de Bioingeniería. «Ya no se fabrican piezas del que tenemos si hay que repararlo y lo utilizamos todos los días, es fundamental», lamentó.