Abanicos, ventiladores, agua y poca gente. Es la imagen del Mercado Central un día cualquiera de este verano. Y es que ir al recinto se ha convertido este estío en un suplicio tanto para los consumidores como para los que allí trabajan. La razón no es otra que las continuas averías del aire acondicionado, una instalación obsoleta que está pendiente de sustitución y que ha provocado que en estos meses de tanto calor se soporten temperaturas superiores a los 30 grados día sí y día también, con picos de hasta 40 grados, y una sensación térmica mucho mayor.

Los placeros pasan de la indignación al hastío mientras hacen uso de ventiladores en los puestos. Los que peor lo están pasando son los de la planta de abajo, donde se ubican los puestos de frutas, verduras y pescado.

«La gente no viene, clientes de toda la vida me dicen que no pueden aguantar este calor, que prefieren irse al supermercado porque allí están fresquitos», afirma Estefanía Martín mientras recibe el aire de uno de los dos ventiladores que tiene «toda la mañana enchufados».

La situación es tal que por primera vez en años muchos de ellos han decidido adelantar el horario de cierre a la una de la tarde, cuando lo normal es aguantar una hora más. «Es horrible, sentimos mucha impotencia, pero llega un momento en que no podemos aguantar más», afirma Martín.

Al calor asfixiante se une la pérdida de género, de ventas y el gasto en luz, ya que las cámaras frigoríficas tienen que estar a pleno rendimiento. «El lunes pasado hice seis euros de caja y, el sábado, 60 euros, que no es ni la quinta parte de lo que ganaba antes, es que no merece la pena abrir», afirma apesadumbrada una placera de un puesto de huevos.

Otra de las comerciantes recurre al ingenio y en el ventilador ha atado dos botellas congeladas «para ver si sale el aire más frío porque esto no se puede aguantar, a mediados de agosto vinieron a arreglar la máquina, pero duró dos días y otra vez a sufrir».

Esta placera sufrió la semana pasada una lipotimia y tuvo que recibir la ayuda de sus compañeros de faena. Y no ha sido la única, ya que hay clientes que también han sucumbido a las altas temperaturas, con desmayos incluidos. «Hay veces que sacamos sillas en los puestos para que los clientes se sienten y descansen porque llegan mareados por el calor, nos dicen que es como estar en un marcado cubano», sostiene.

El presidente de la Asociación de Comerciantes Concesionarios de los Mercados Municipales, Domingo Martínez, reprocha a la edil de Mercados, Marisa Gayo, su «falta de interés y nula preocupación» por la situación. «Nos está ninguneando todo el verano, no cuenta con nosotros para nada, los compañeros me trasladan que esto es una vergüenza».

El concejal de Infraestructuras, Israel Cortes (PP), asegura que la maquinaria está ya encargada y que en la segunda quincena de septiembre empezarán las obras. «El problema es que se escapa el gas por muchos sitios cuando se recarga, la máquina está mal, pero cada vez que ha habido problemas se ha ido para solucionarlo», remarca.