«Papá, ¿y los peces? ¿No hay?». Ésta es una de las preguntas más escuchadas en el entorno del acuario de la Plaza Nueva, una infraestructura municipal en la que cada día que pasa resulta más complicado ver a los ejemplares del Mediterráneo que el gobierno municipal se comprometió hace casi dos meses a trasladar ante la «imposibilidad de garantizar su vida» tras reiteradas averías en un sistema de refrigeración que se cambió durante la etapa del tripartito, con unas obras que costaron unos 120.000 euros y que se inauguraron a principios de 2017.

Los visitantes del céntrico acuario, tras realizar los habituales esfuerzos para intentar ver lo que hay detrás de unos cristales que, de día, dificultan el visionado, suelen destacar la escasez de peces que se encuentran, a día de hoy, en la instalación municipal. Esta semana, los habituales del acuario aseguraban que apenas se pueden ver unos cinco o seis peces (cuatro de ellos de un tamaño medio), mientras que en la reapertura del acuario, a mediados de abril del año pasado, se informó de que había hasta 200 ejemplares. Bien es cierto que, a principios del reciente mes de julio, el concejal de Infraestructuras, el popular Israel Cortés, admitió que habían muerto unos veinte ejemplares por problemas en el sistema de refrigeración. Tras ese incidente, el gobierno local del PP anunció que se veía obligado a cerrar las puertas del acuario ante la imposibilidad de asegurar «que se pueda garantizar la supervivencia de los peces».

Los problemas en el acuario no son nuevos. De hecho, durante este mismo mandato, en los primeros meses del tripartito, la instalación bajó la persiana después de que muriesen todos sus ejemplares, también por un fallo en el sistema de refrigeración del agua. «A día de hoy, los técnicos no aseguran que se pueda garantizar la supervivencia de los peces, así que hemos optado por trasladar a la totalidad de los ejemplares de manera definitiva», explicó a principios de julio el concejal de Infraestructuras y Medio Ambiente, el popular Israel Cortés, quien añadió en esa fecha que ya había informado de la drástica decisión a colectivos animalistas: «Así se lo hemos comunicado ya a varias asociaciones animalistas, a las que además hemos invitado a estar presentes durante todo el proceso de extracción y transporte para observar el tratamiento, que será realizado con todo cuidado y garantías».

Tras anunciar el cierre del acuario, el gobierno municipal señaló que buscará un proyecto alternativo para mantener con actividad el acuario, aunque sin animales.

En el último pleno, celebrado a finales de julio, el concejal aseguró que la solución llegaría tras el verano. «Nos comprometimos con los animalistas a cerrar hacia mediados de septiembre cuando tuviésemos un proyecto más claro para presentar a vecinos y comerciantes, en tanto el problema de los condensadores se había solucionado sacándolos al exterior», explicó ayer el popular Cortés.