«Es un caos introducir una asignatura con el curso ya planificado, habrá que cambiar horarios y modificar la plantilla a una semana del inicio de curso». Así resume el presidente de la Associació de Directors d'Instituts de Secundària del País València (Adies-PV), Toni González Picornell, lo que va a suponer cumplir la orden del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad de introducir el próximo curso que arranca el 10 de septiembre la optativa de Religión en segundo de Bachillerato. La matrícula en este nivel concluyó ayer, por tanto más de 26.000 alumnos han elegido ya las 19 materias que cursarán, y los centros ya tienen los horarios y plantillas cerradas. Un trabajo que se tendrá que deshacer la primera semana de septiembre.

La Conselleria de Educación, aunque ha recurrido la medida cautelar ordenada por el TSJ, está obligada a aplicarla. Asegura que dará la opción a los alumnos de cambiar la asignatura opcional específica que ya han elegido por Religión, algo que tendrá que hacer la primera semana de septiembre. Esto supone reabrir la matrícula para que aquellos que lo deseen puedan cambiar de asignatura.

La demanda de Religión en primero de Bachillerato se ha duplicado en la enseñanza pública con la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (Lomce) del PP al incorporar la nota de esta materia al expediente en igualdad de condiciones que el resto de asignaturas.

El Bachillerato Lomce se estrenó en el curso 2015-16 doblando el alumnado de la enseñanza pública que elegía Religión en primero de Bachillerato (pasó de 4.207 a 8.763). En este pasado curso 2017-18 ya eran 9.283 estudiantes de primero los que hacían Religión en la pública, el 41,4% del total. Este boom de la Religión confirma que muchos la eligen pensando que no les será difícil obtener una buena nota con la que mejorar su expediente académico de cara a su ingreso en la Universidad. No hay que olvidar que la media de Bachillerato es el 60% de la nota de acceso. En la concertada, donde la mayoría de centros son religiosos, casi nueve de cada diez alumnos cursan Religión. Por tanto, de los 29.343 alumnos de la Comunidad que han cursado primero, más de la mitad (15.306) piden Religión. Estimando que el 88% promociona, más de 26.000 alumnos, la demanda potencial de Religión en segundo rondaría los 13.000 estudiantes. No obstante, la Conselleria no espera que la demanda sea tan elevada. «No creemos que vaya a tener demasiada aceptación por parte del alumnado, que ya sabe la carrera que quiere estudiar y escoge optativas que sean pedagógicamente provechosas para su perfil», apuntan desde Educación. «No creemos que alguien que quiera hacer Traducción e Interpretación, por ejemplo, cambie la optativa de segunda lengua extranjera por la Religión», añaden.

Educación deberá ofertar Religión en el bloque de asignaturas opcionales específicas, en el que el alumno debe elegir una. Todas tienen una carga de cuatro horas a la semana. Ninguna de las optativas de este apartado entran en Selectividad y, por lo tanto, no figuran entre las dos asignaturas que ponderan en la admisión.

El nulo efecto de estas optativas en la Selectividad, junto a la angustia que vive la mayor parte del alumnado de cara al que consideran el examen de su vida, además de la gran carga horaria de segundo de Bachillerato (32 horas semanales), puede derivar en una demanda masiva de Religión por parte del alumnado que piensa que con esta optativa tiene más posibilidades de mejorar su nota media que con Ciencias de la Tierra, Psicología, Francés o Tecnología Industrial.

«Basta que lo pida un alumno»

El presidente en la Comunidad de Apprece, el sindicato de profesores de Religión que denunció ante el TSJ el decreto de Bachillerato del Consell del Botànic, Toni Pep Díaz Acosta, subraya que la Conselleria está obligada a abrir grupos de Religión en todos los segundos de Bachillerato «con que lo pida un alumno». Respecto al caos que puede generar la introducción de Religión con la matrícula cerrada y la planificación de horarios y plantillas concluida, Díaz Acosta responsabiliza del mismo a la Conselleria por ignorar casi un mes la medida cautelar: «El TSJ dictó la medida cautelar a principios de la última semana de junio. Si Educación hubiera aplicado la cautelar entonces, la matrícula, los horarios y la plantilla se podrían haber confeccionado teniendo en cuenta Religión».