El frente de borrascas atlánticas que ha barrido España este invierno ha tenido un efecto milagroso en la cabecera del Tajo, en concreto en los embalses de Entrepeñas y Buendía, que en los últimos días ha llegado a recibir un caudal extraordinario de hasta 200 litros por metro cúbico por segundo, lo que hace que el agua embalsada alcance ya los 400 hm³, la barrera a partir de la cual y, avalado por la Ley de Evaluación Ambiental, en la que se incluyó el «memorándum», el Ministerio de Agricultura puede volver a enviar agua a Murcia y Alicante a través del trasvase Tajo-Segura a partir del próximo abril, once meses después de cerrarlo.

Ayer, entraban en los embalses 78 m³ de agua por segundo, que, descontando el caudal ecológico de 6,25 m² en Almoguera, dan unos 72 m³/segundo o, lo que es lo mismo, 6 hm³ al día. Un escenario que hará que hasta final de mes en Entrepeñas y Buendía se alcance un caudal de 440 hm³, cuarenta por encima de la línea roja «antitrasvase», por lo que el ministerio estará obligado a enviar 20 hm³, a partir de abril, tras 11 meses de cierre de un acueducto que ha puesto contra las cuerdas al sector hortofrutícola de la provincia.

Los expertos prevén que el 1 de abril las reservas de agua en Entrepeñas y Buendía estarán entre los 400 y 586 hm³. Es decir, que con base en la ley se pueden trasvasar 20 hm³ al mes, «piense lo contrario quien lo piense», subrayó ayer Ángel Urbina, portavoz de la Federación de Comunidades de Regantes de la Provincia de Alicante y miembro del grupo de técnicos que trabajó en la redacción del «memorándum» del Tajo.

El nivel 3 de las nuevas normas de explotación establece que cuando en los embalses de Entrepeñas y Buendía haya entre 400 y 586 hectómetros cúbicos embalsados, se trasvasarán 20 hm3 al mes, frente a los 23 hm3 que se habían anunciado en un principio y los 38 hm3 del plan anterior.

La cabecera del Tajo sigue soportando, no obstante, el 85% de la demanda de agua y tan sólo tiene el 45% de los recursos. Este río acusa una fuerte diferencia hidrográfica y climática, ya que tiene una cabecera hidrográfica, en la cordillera Ibérica, y una cabecera pluviométrica en los macizos de Guadarrama y, sobre todo, de Gredos con grandes desequilibrios de lluvias. «En la cabecera llueve menos incluso que en el río Segura, con precipitaciones medias anuales que no suelen superar los 500 litros por metro cuadrado. En cambio, en la cabecera pluviométrica, que ese encuentra en la sierra de Gredos, las precipitaciones se sitúan entre 2.000 y 2.500 litros por metro cuadrado al año», explica Antonio Rico, director del Instituto Universitario de Geografía El profesor subraya que. «El plan hidrológico del Tajo no tuvo en cuenta este desequilibrio y ahora pagamos las consecuencias en la provincia de Alicante».

Alicante se juega más de mil millones de euros al año que factura la producción hortofrutícola que depende del trasvase. El agua del Tajo es irrenunciable y no se puede sustituir por la desalada, ocho veces más cara. En concreto, Alicante exporta todos los meses a Europa, norte de África e incluso Senegal toneladas de frutas y verduras, cereales, azúcar, café, cacao, carne, lácteos, huevos, carne, semillas y frutos oleaginosos, piensos y hasta tabaco, imposibles de producir sin el agua del Tajo.

La facturación mensual de las exportaciones oscila entre los 85 y los 90 millones de euros. La UE sigue siendo el principal destino de la exportación de la provincia y de España, con el 82% del total. Alemania es principal país receptor, seguida de Francia, Reino Unido y Países Bajos, que registraron fuertes incrementos.

Medidas correctoras

El Sindicato de Regantes del Acueducto Tajo-Segura remitió el año pasado, en plena crisis por la falta de agua, un informe al Ministerio de Agricultura en el que el plantearon una serie de medidas con los que los agricultores consideran que se podría amortiguar e, incluso solucionar, el problema de la falta de recursos en la zona hortofrutícola más importante de España en contribución al PIB y que mantiene, además, cien mil empleos.

Entre las medidas destacan tres opciones que, según el Sindicato, debieran acometerse a medio plazo. En total, el informe alerta de que se necesita un caudal adicional de 205 hm³ al año al margen de los recursos que pueda enviar el todavía cerrado trasvase desde Entrepeñas y Buendía. Y en cuanto a las medidas tres son las prioritarias.

El aumento de la producción de agua desalada en las plantas de Torrevieja, Águilas y Valdelentisco y su conexión con el embalse de la Pedrera, la conexión del trasvase con el Júcar-Vinalopó desde Villena y un nuevo trasvase del Ebro, que partiría desde el Canal de Imperial de Aragón (cuenca media) y solo funcionaría siete meses al año, respetando así la temporada de riegos del canal.

Críticas en La Mancha

Por su parte, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, hizo ayer públicas sus sospechas ante la posibilidad de que en las vacaciones de Semana Santa el Ministerio de Agricultura vaya a aprobar un nuevo trasvase de agua desde la cabecera del Tajo, lo cual servirá para «llevarse las cuatro gotas» que han caído en la última semana. Page denunció, según el dirigente socialista, la «obsesión» de los regantes con los niveles de agua de los pantanos de cabecera. «Resulta increíble que esta obsesión pase por ver hasta dónde se recarga un pantano y que se fijen en que el cielo les solucione la papeleta lloviendo a 300 kilómetros de donde toleran que las desaladoras estén paradas», denunció el presidente de Castilla-La Mancha en un acto público.

La pelota queda en el tejado del Gobierno.