La Conselleria de Agricultura ha aprobado un nuevo período excepcional de prohibición de quemas agrícolas, de cañares, carrizales o matorrales en terrenos forestales, y en las parcelas colindantes o a menos de 500 metros de aquellas. La duración es indefinida y se mantendrá hasta que cambien las condiciones de riesgo y la Generalitat emita una nueva resolución que disponga lo contrario. De igual manera se restringen las acciones o actividades recogidas en los planes locales de quemas, de forma que se han suspendido todas las acciones o actividades recogidas en los planes locales de quemas o en autorizaciones nominativas que contradigan lo establecido en la resolución.

Esta decisión se adopta a partir del seguimiento del estado de la humedad de la vegetación mediante el muestreo que se hace desde la Dirección General de Prevención de Incendios Forestales. Los técnicos han observado que se mantienen los valores secos e incluso extremadamente secos en el estrato de matorral, con variaciones dependiendo de la zona geográfica y de la orientación de las laderas donde se asientan.

En esta época del año, los valores habituales del estrato de matorral, con una precipitación normal, deberían ser normales o incluso húmedos. El estrato arbóreo, después de las escasas lluvias del último mes, ha entrado ya en valores de la categoría de seco. En lo que se refiere a los combustibles finos, en la mayor parte del territorio el estrato herbáceo sigue agostado y seco, y por tanto un polvorín en caso de incendio.

Estos valores empeoran, incluso, debido a los episodios de vientos de poniente que ha habido estos últimos días y que favorecieron los dos últimos incendios forestales en Castellón. La combinación de los vientos y el descenso de la humedad relativa del aire, han hecho que el matorral, tanto el vivo como las partes muertas, siga desecándose.

La precipitación acumulada durante este último mes en el conjunto del territorio de la Comunidad ha sido muy escasa o nula. A esto hay que sumar la escasez general de precipitaciones a lo largo del verano y de todo el otoño. Esta circunstancia tiene un reflejo en el grado de humedad de la vegetación y, por tanto, en su elevada disponibilidad frente al fuego en caso de incendio.

La sequía ha provocado ya que el 20% del territorio español se encuentre afectado por la desertificación, un proceso que acaba con la fertilidad del suelo, algo previo a la desertización, término que define al proceso en el que desaparece la población. En Alicante, la situación, directamente relacionada con la falta de humedad del suelo, afecta a más de 90.000 hectáreas, un 40% del suelo fértil, concentrado en las comarca del Alto y Medio Vinalopó, Marina Baixa e interior de l'Alacantí. En total, más 90.000 hectáreas, un tercio de la superficie de la provincia.

La provincia ha perdido en los últimos 10 años un 40% del suelo fértil, lo que consolida a Alicante como la segunda provincia española tras Almería (70%) donde el problema de la erosión es mayor aunque, paradójicamente, la dramática coyuntura comience a trasladarse hacia el norte de España. Más de un tercio del suelo de la provincia se encuentra en una situación de riesgo importante de pérdida de suelo cultivable.

La superficie de secano continúa en caída libre

Según un informe de la Conselleria de Agricultura, la superficie de cultivo de regadío en 2017 alcanzó las 330.812 hectáreas en la Comunidad Valenciana y superó por segundo año consecutivo a la de secano (323.219 hectáreas), de modo que ya representa más del 50% del total de las tierras de cultivo. La disminución de la superficie de secano en los últimos 30 años (44,07%) es el principal causante de la reducción de tierras de cultivo, ya que el descenso en regadío ha sido menor (-6,92%).