Navegar, y no precisamente por el agua del mar sino por internet, empieza a ser sinónimo de niño perdido en la playa. Las distracciones de los padres con el móvil y otros dispositivos electrónicos están detrás de gran parte de los casos de menores extraviados en lo que va de verano en el litoral alicantino, donde Policía Local, Protección Civil y socorristas han «rescatado» desde junio a 111 niños que deambulaban por la arena de las cinco playas del término municipal de Alicante solos, llorando y asustados, por lo que al final es fácil distinguirlos cuando se les busca. A estos datos se suman los proporcionados por Cruz Roja de otros 37 niños perdidos en las playas de Xàbia, Santa Pola y Guardamar, que es donde actualmente prestan el servicio de vigilancia.

Agosto es el mes que más preocupa a los servicios de salvamento porque este fenómeno «va a más». Los datos lo demuestran: en toda la temporada alta de 2016 hubo 103 menores perdidos en las playas de Alicante-cifra que ya se ha superado-, de ellos 78 en el Postiguet. «A este ritmo llegaremos a los 125 sólo en esta playa», auguran.

«Los niños se despistan...y los padres también. Se ponen a mirar el móvil y cuando levantan la cabeza el chiquillo no está», explican José Miguel Jiménez, coordinador de los socorristas de la playa del Postiguet de Alicante y la enfermera Fuencisla Blaya, que coinciden en que en los dos últimos veranos los casos de menores que se pierden por este motivo se han disparado.

Si antes era más común que los padres les perdieran de vista al tumbarse boca abajo a tomar el sol, ahora el whatsApp es el que trae de cabeza a Policía Local, Protección Civil y al servicio de salvamento en playa. Motivo por el que los propios socorristas aconsejan a progenitores y otros familiares que los niños pequeños se aprendan su número de móvil o que les pongan una pulsera y lo anoten.

Y eso que muchos casos no llegan a recogerse en las estadísticas porque los pequeños aparecen en unos minutos. «Cuando los padres alertan de que se ha perdido un niño, hacemos un barrido por la zona una vez que disponemos de los datos esenciales, como la edad, el aspecto físico o el color del bañador, y se lo pasamos a Protección Civil, que colabora».

En unos 10 minutos suele aparecer el niño perdido. Es la media. Sin embargo en playas amplias como San Juan en ocasiones se tarda hasta media hora. «Si en ese tiempo no se encuentra y hemos batido toda la playa por completo se avisa a la Policía Local pero son casos extremos, aunque ha habido un par de ellos». Si en la playa hay juegos infantiles o columpios es uno de los sitios donde primero se les busca.

Los fines de semana es cuando más se pierden y más por la tarde que por la mañana, con días en que hasta ocho niños se han extraviado, como ejemplo, entre los dos puestos de la playa de San Juan.

Lo habitual es que los niños perdidos tengan en su mayoría entre 4 y 6 años. Pero justamente los dos casos que más medios han movilizado este verano en Alicante han estado protagonizados por adolescentes. Según explicaron los socorristas -en Alicante lleva el servicio la empresa Proactiva- el viernes se perdió un chico de 15 años en la Playa de San Juan cuando entró en el agua con gafas de buceo y apareció tres horas después en Muchavista, ya en término de El Campello.

Recibieron aviso la Policía Local y el 112, que a su vez alertó a Salvamento Marítimo y éste movilizó todo tipo de medios desde Valencia. Como ocurrió también con un joven de 16 años que entró a hacer pesca submarina en el Cabo de las Huertas. Su madre alertó cuando llevaba varias horas sin salir a la superficie y Salvamento Marítimo envió dos embarcaciones y dos motos acuáticas. Según explicaron, el joven se asustó al ver tanto despliegue y se alejó hasta una cala, donde la Policía Local lo encontró con el fusil de pesca -actividad prohibida- en una mano.

Por su parte, Cruz Roja ha actuado en 37 casos de niños perdidos en las playas que supervisa en la provincia, en las localidades de Xàbia, Santa Pola y Calpe. En sus puestos de salvamento reparten pulseras para ponérselas a los niños y escribir el nombre y el número de teléfono por si se pierden. También hay personas mayores con algún tipo de demencia que se despistan. Los socorristas alertan de la costumbre de niños y mayores de meter la cabeza en el agua sin llevar gafas de buceo y quedarse inmóviles. «Contamos hasta 20, como mucho 25, y si no se incorporan nos bajamos de la silla» para comprobar que están bien.