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SOS Colonia Requena

Los vecinos denuncian la degradación y la falta de mantenimiento del barrio - Casi la mitad de las viviendas están ocupadas de manera irregular

Es uno de los barrios más pobres de la ciudad de Alicante, pero además en los últimos años la situación de Colonia Requena se ha ido degradando a pasos agigantados, empujada por la falta de limpieza y mantenimiento y la ocupación ilegal de viviendas. Un paseo por el barrio denota la dejadez y el abandono, reflejados sobre todo en los destartalados bloques de viviendas y en la basura, que se acumula en cada rincón.

La ocupación ilegal de viviendas se ha convertido en todo un caballo de batalla para los vecinos. Y es que aproximadamente la mitad de las cerca de 1.000 viviendas de este enclave de la ciudad están ocupadas de manera irregular, con la gran cantidad de problemas que esto conlleva.

En los bloques de algunas casas las humedades afloran como consecuencia de los enganches ilegales para la toma de agua. «Hacen agujeros en las tuberías de los edificios para poder tener agua y, cuando se marchan, no los tapan, por lo que se producen fugas que acaban dañando los bajos de los bloques. Alguno de ellos se vendrá un día abajo», advierte Antonio Colomina, presidente de la Asociación de Consumidores y Vecinos Barrio Requena. Como consecuencia de estas filtraciones, algunos bloques tienen manchas verdes en los bajos y la pintura descascarillada.

Algo similar ocurre con la luz. «Desde que Iberdrola cambió los contadores ya no se enganchan a través de los cuartos de luces de los edificios, lo hacen al tendido eléctrico público y más de una vez han dejado sin luz alguna calle del barrio. Cualquier día alguien morirá electrocutado». Algunos edificios tienen los cuartos de contadores tapiados con ladrillos para impedir que los operarios de Iberdrola corten la luz en aquellas casas que la tienen cogida de manera ilegal.

Tanto abandono constituye un peligro para los viandantes, ya que muchas casas tienen los toldos y las ventanas rotas. En alguna viviendas la falta de cristales se suple poniendo alfombras y hay quien trata de aguantarlos pegándolos con cinta aislante.

Algunos bloques del barrio, levantados en los años 60 y 70 tienen prácticamente todas las casas ocupadas irregularmente, lo que está provocando «un auténtico éxodo. Las parejas jóvenes se marchan porque no quieren que sus hijos crezcan aquí y sólo se quedan los mayores y en muy malas condiciones».

Precisamente la situación social de muchos vecinos también es motivo de preocupación. «Hay vecinos mayores que no pueden ni salir de sus casas y los servicios sociales tardan dos y tres meses en atenderles». Desde la asociación también denuncian la presencia de pisos patera y de mafias que ocupan ilegalmente viviendas y después las realquilan. Según cuentan, actualmente hay pisos de 50 metros cuadrados ocupados por 6 personas a las que les cobran 125 euros por una habitación.

Ante este panorama, los vecinos que viven de manera legal aguantan estoicamente aunque están desesperados. Es el caso de Noureddinf Triss, quien vive con su mujer y sus tres hijos en el bajo de uno de estos bloques. El techo de la cocina está completamente lleno de humedades porque la vivienda de arriba está casi siempre ocupada ilegalmente. «Constantemente dejan los grifos abiertos o los arrancan al marcharse y cae el agua. En alguna ocasión he tenido que ser yo quien ha comprado grifos nuevos y los ha respuesto», lamenta. Su casa también sufre las filtraciones de un parque municipal colindante y en un pequeño patio trasero se acumula la basura y los animales muertos sin que los servicios de limpieza intervengan.

Y es que el problema de la basura es otro de los grandes caballos de batalla para los vecinos. Por todos los rincones del barrio se acumula la suciedad y los enseres y algunos de los contenedores carecen de tapas. «Las brigadas de limpieza en teoría pasan cada dos días, pero muchas veces lo hacen cada tres. Vacían los contenedores simplemente y mucha de la basura que está por el suelo la dejan sin recoger», se queja Colomina. Frente a uno de los parques del barrio, las pistas deportivas tienen todas las vallas dobladas y rotas. «Ya hemos advertido al Ayuntamiento que un día los niños se van a hacer daño», critica Colomina.

Pese a este rosario de problemas, los vecinos aseguran que la convivencia en el barrio es pacífica. Cualquier mañana se puede ver a vecinas árabes comprando sábanas o toallas a gitanas o a los chiquillos del barrio disfrutando de un baño en enormes piscinas hinchables entre los edificios. Hay quien se baja a la calle con sus pájaros en jaulas buscando la sombra y en la mezquita del barrio los fieles musulmanes saludan y hablan con el resto de vecinos mientras toman un té en el bar de la esquina. Precisamente la entrada a esta mezquita es una de las zonas más limpias de Colonia Requena. «Son ellos quienes casi a diario barren la acera y la mantienen como los chorros del oro», afirma Colomina.

Sin embargo, los residentes reclaman mayor presencia policial, porque, si bien la convivencia en el barrio por lo general es tranquila, «cuando cae la noche aumenta la inseguridad y hay gente que no se atreve a salir a la calle». Además, piden mayor control de los comercios «porque aquí abren cuando les da la gana y dan las 2 de la mañana y siguen haciendo ruido». Tanta dejadez y abandono hace que los vecinos se sientan muy cansados y engañados por los representantes políticos de la ciudad. «Todos son iguales. Días antes de las elecciones se pasean por el barrio y se les llena la boca de promesas para captar votos. Después, cuando ganan las elecciones, si te he visto no me acuerdo. Por aquí no aparece ni Dios».

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