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El Júcar tira al mar 3.000 litros por segundo al no haber motor para traerla a l'Alacantí

La Confederación abre compuertas en los embalses de Guadalest y Amadorio en prevención de una avenida

El embalse de Amadorio, en La Vila, lleno este invierno. david REvenga

La falta de una bomba para impulsar el agua desde la Marina Baixa a la comarca de l`Alacantí (huerta de Alicante y parte de la comarca del Medio Vinalopó) a través de la conducción Rabasa-Amadorio ha provocado que la provincia haya vertido al mar en los dos últimos meses un total de 16 hm³, debido a que los embalses del Amadorio y Guadalest están vertiendo directamente al mar un caudal de 3 metros cúbicos por segundo -3.000 litros- al tener que abrir las compuertas por seguridad. Los temporales de diciembre y enero llenaron ambos embalses, que en estos momentos almacenan un total de 25 hm³ (90%), algo que contrasta con los 7 hm³ de marzo del año ha pasado. Situaciones como la actual se produjeron también en noviembre de 2015 y 2008 y el Ministerio de Medio Ambiente sigue sin reaccionar.

Ambas presas están llenas y garantizan el suministro del turismo para todo lo que queda de año aunque no vuelva a caer una sola gota de agua, pero el protocolo de seguridad les obliga a enviar al mar un caudal prepotable que se necesita en otros puntos de la provincia donde la sequía sigue castigando y, para colmo, no disponen del trasvase del Júcar, cerrado desde finales de diciembre.

La Confederación Hidrográfica del Júcar se ha visto obligada a desembalsar para cumplir el protocolo de seguridad contra las avenidas y evitar así que las presas cedan en caso de una gran acumulación de reservas.

El protocolo establece que el nivel de agua de los embalses tiene que estar dos hectómetros cúbicos por debajo de su capacidad total. En el Amadorio está al 87% con un total de 14 hm³ de 16 hm³ de capacidad. En el de Guadalest, el pantano tiene esta semana 11 hm³ de los 13 hm³ totales de capacidad. Por ley no pueden recibir nuevos aportes por lo que para mantener el nivel el agua se suelta al mar.

Tubería de un solo uso

El problema, que ya se ha trasladado al Ministerio de Agricultura, es que la conducción Rabasa-Amadorio, construida en 1995 y clave en los dos últimos años para enviar agua del Taibilla a Benidorm para garantizar el suministro a los turistas en la mejor etapa de la historia, no incorporó el sistema para poder hacer lo contrario, la bomba para impulsar caudales desde la Marina Baixa a l`Alacantí. Y todo porque hace 22 años se quedó en el cajón el proyecto que hubiera permitido bombear agua del norte de la provincia hacia el sur, donde sí hay infraestructura de distribución.

Dos millones de euros de inversión guardados en el cajón que contrastan con los 400 millones de euros gastados en un trasvase, el Júcar-Vinalopó al que el cambio de toma de agua le dejó al 50% de utilidad. Una infraestructura cerrada ahora por la falta del convenio de gestión y que sólo sirve para regadío, lo que ha obligado a incorporar al sistema hídrico la desaladora de Mutxamel (93 millones de euros). Mientras, en la Marina Baixa un caudal de agua de tres millones de litros por segundo acaban en el mar.

Desalación

La polémica del agua que se pierden en el mar llega, por otro lado, en un momento de especial tensión entre la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó y el Ministerio de Agricultura, después de que éste ha puesto como condición para firmar el convenio reguladora del trasvase de agua a la provincia, que la Junta acepte incorporar al sistema la desaladora de Mutxamel, planta que costó la friolera de 93 millones de euros -60 millones de la planta y otros 33 millones en obras complementarias- y que en estos momentos es la única que puede garantizar que se deje de extraer agua de los acuíferos de Medio y Alto Vinalopó al poder inyectar 18 hm³ anuales de agua depurada al sistema, cantidad que servirá para abastecer de agua a municipios como el de Alicante. Una solución que a la larga incrementará el precio del agua y que ratifica el fracaso que ha supuesto la construcción de un trasvase cuyo caudal sólo sirve para el regadío.

«Esto es ya la gota que colma el vaso. Parece que alguien tiene interés en que al final todos recurramos al agua desalada. Tres metros cúbicos por segundo que acaban en el mar representan un caudal de 7,77 hm3 al mes. O sea, se derrocha el agua para cuando luego lleguen los meses de junio, julio y agosto tengamos que recurrir a las desaladoras. Inaudito», denunció ayer Ángel Urbina, portavoz de la Federación Provincial de Comunidades de Regantes, que la semana pasada conocía, por otro lado, la autorización de un nuevo trasvase del Ebro para beber en Barcelona.

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