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Medio Ambiente limitará las quemas agrícolas para reducir el riesgo de incendios

La conselleria quiere que los agricultores sólo recurran al fuego de manera excepcional

Un agricultor de la provincia quema restos de poda, en una imagen de archivo. diego fotógrafos

La inmensa mayoría de los incendios tiene detrás una causa humana, generalmente por una negligencia. La Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente quiere evitar que se produzca esa primera llama de un incendio por lo que, entre otras medidas, ha establecido un plan de control exhaustivo de las quemas agrícolas, que están detrás de muchos de los incendios forestales por negligencia. El objetivo es que los agricultores no utilicen el fuego, a no ser que sea imprescindible, para deshacerse de los restos de vegetación de sus cultivos, ofreciendo otro tipo de alternativas a esta práctica. Una de ellas, según explicó días atrás la consellera de Agricultura, Elena Cebrián, es la puesta en marcha de instalaciones para que los agricultores puedan depositar allí las podas y éstas se transformen en biomasa. «La idea es que los ayuntamientos puedan adquirir estas instalaciones a través de fondos europeos». En ellas, señala Cebrián, las ramas se trituran y se convierten en pellet, un conglomerado de madera que puede ser utilizado como combustible». Esta medida, «supondría además una fuente de empleo para aquellos municipios en los que se implante».

Aunque el objetivo de Agricultura es que la práctica de las quemas agrícolas desaparezca, la consellera sabe que a corto plazo este objetivo es muy difícil de conseguir. «La idea es establecer excepciones, como en el caso de que haya una plaga, y cuando no queda más remedio que quemar esos restos vegetales, que se haga bajo la supervisión y asesoramiento de los agentes medioambientales, para extremar la seguridad».

La conselleria también está apostando por repoblar los bosques de la Comunidad con otro tipo de especies autóctonas más resistentes al fuego en comparación con el pino, que ahora puebla mayoritariamente las zonas verdes. Carrascas, encinas, alcornoques, junto a plantas aromáticas, jaras... Dentro de esta línea, «también se está actuando para retirar el exceso de pinos que existe en algunas zonas y que está impidiendo que crezcan otras especies», afirma la consellera Elena Cebrián.

Otra de las grandes novedades en materia de incendios que se ha introducido en el último año es la gestión que se hace de una zona que acaba de arder. Hasta hace poco tiempo, lo normal era que inmediatamente después del fuego, comenzaran las labores de limpieza y reforestación. En este sentido, se han creado las denominadas mesas de concertación post incendio que se celebran tras un fuego de grandes proporciones y en las que se reúne a alcaldes, sociedad civil de las localidades afectadas y técnicos de la conselleria para valorar qué actuaciones emprender.

El riesgo de incendios se ha disparado en los últimos años, debido a la confluencia de dos situaciones, mucho calor y sequía, lo que hace que los bosques estén además más débiles y expuestos a plagas, como la del tomicus. En este sentido, Cebrián cree que hay que mentalizarse de «que incendios va a haber siempre, lo importante es extremar las precauciones y ser capaces de atajarlos en el primer momento». La consellera recuerda que la inmensa mayoría de fuegos desatados en lo que llevamos de años son de pequeñas dimensiones. «Si se atajan rápido las consecuencias no son tan graves, lo malo es que en la Comunidad Valenciana somos muy vulnerables debido a nuestro clima, orografía y tipo de vegetación».

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