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La CHJ excluye Agua Amarga del plan para limpiar barrancos en prevención de riadas

La Confederación del Júcar no tiene previsto actuar en el saneamiento del cauce

La CHJ excluye Agua Amarga del plan para limpiar barrancos en prevención de riadas

La Confederación Hidrográfica del Júcar ha excluido al barranco de Agua Amarga del plan para limpiar cauces fluviales de cara a mantenerlos limpios en prevención incendios forestales o de la temida gota fría que amenaza todos los otoños a la provincia de Alicante y tiene ese barranco, junto a la oficina de protección de marcas, Euipo, y Aludium, como un de los «polvorines» en el caso de que se produzca una riada. Algo ya histórico y que bien recuerdan los vecinos de la zona desde la cruenta avenida de 1982 que asoló el barrio de San Gabriel.

La Confederación ha vuelto a dejar fuera la limpieza del cauce, de la que es responsable, haciendo oídos sordos a las reclamación del Ayuntamiento de Alicante y el comité de empresa de Aludium, que a mediados de junio presentaron un escrito en la sede de la CHJ en Alicante exigiendo una limpieza urgente del cauce del barranco de Agua Amarga, al que la falta de limpieza ha vuelto convertir en una selva y hoy, en plena sequía, es también una zona sensible en caso de originarse un incendio forestal. Las cañas, los matojos y la suciedad acumulada en el barranco de Agua Amarga invaden toda la zona.

La Confederación sostiene que el ámbito fluvial de la demarcación hidrográfica asciende a unos 50.000 metros cuadrados, por lo que se utilizan criterios técnicos para priorizar actuaciones. El objetivo, según la Confederación, de las actuaciones pretenden es compatibilizar la garantía de la capacidad de desagüe de los cauces y mejorar su comportamiento en caso de avenidas. Los trabajos, de los que se excluye a Agua Amarga consisten, fundamentalmente, en desbroces selectivos con eliminación de vegetación alóctona y retirada de las especies invasoras. En la provincia de Alicante se va a actuar en los ríos Penáguila y Benifallim, en el barranco Malonda y el rambla de Cucuch a su paso por Novelda. El grueso de los trabajos acabará en noviembre con una inversión prevista de un millón de euros. El año pasado se acondicionaron los ríos Gorgos, Girona, Amadorio y los barrancos de la Alberca, la Fusta y Barceló.

La Confederación Hidrográfica del Júcar rechazó en su día una oferta de la empresa para limpiar por su cuenta el barranco de Agua Amarga, advirtiéndole, además, de que si acometía la limpieza del cauce sin autorización se atuviera a las responsabilidades que se le puedan exigir en caso de el barranco agrave los efectos de una riada. Lo cierto es que la situación en torno al barranco de Agua Amarga no es nueva en cuanto de plantear soluciones a la Confederación Hidrográfica del Júcar se trata. El Ayuntamiento de Alicante está dispuesto a acometer la limpieza por su cuenta pero necesita el permiso de la Confederación que sí ha tramitado este año 34 expedientes para autorizar a otras administraciones limpiezas de barrancos.

La última limpieza del barranco de Agua Amarga tuvo lugar en 2014 a cargo de una empresa alicantina especializada en el desbroce de cunetas y carreteras. La intervención, presupuestada en 17.000 euros y costeada por el Ayuntamiento, se llevó a cabo con la intención de evitar desbordamientos en caso de avenidas ante una posible gota fría. La decisión municipal respondió a la presión de los vecinos de la zona sur de Alicante y de la fábrica de aluminio Aludium -dispuesta a pagar el coste de la limpieza-, ante la postura de la Confederación Hidrográfica del Júcar, responsable del mantenimiento del barranco, que consideró entonces innecesaria la limpieza del terreno al tratarse de cañas flexibles que -según explicaba el propio organismo- permitían el paso del agua al mar en caso de avenida.

Durante dos semanas, los operarios de la empresa concesionaria, con la ayuda de dos tractores, limpiaron la maleza que se había acumulado en el barranco en los últimos cuatro años, ya que desde el año 2010 no se realizaban trabajos en este terreno. Durante la limpieza del barranco se retiraron unas tres toneladas de residuos urbanos, como basura, troncos o vallas de obra. La intervención, que se realizó sobre una superficie similar a dos campos de fútbol, sirvió para retirar miles de cañas que alcanzaban hasta diez metros de altura. Esta vegetación, una vez molida por el tractor, se volvió a depositar sobre el cauce para su descomposición al ser materia orgánica.

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