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Una arteria con mucho músculo

La avenida de Pintor Xavier Soler se consolida como foco de negocios de culto al cuerpo

Una arteria con mucho músculo

En los seiscientos cincuenta metros de longitud de la avenida Pintor Xavier Soler hay dos gimnasios, varias tiendas de nutrición para el deportista, artículos y ropa deportivos y clínicas en las que se tratan lesiones y problemas de las articulaciones. Y no se queda aquí porque pronto en la zona van a abrir un bar fitness y otra área de entrenamiento. Y es que este tramo de la Gran Vía que se extiende desde la rotonda del centro comercial hasta Jesuitas se está convirtiendo poco a poco en un núcleo de atracción para los negocios relacionados con la actividad deportiva y el culto al cuerpo.

Tras sufrir los años más crudos de la crisis como tantas zonas de la ciudad con gran parte de sus locales comerciales cerrados o con negocios que apenas duraban, la avenida Pintor Xavier Soler parece ir consolidando poco a poco su actividad comercial y, junto a empresas y comercios de alimentación, muebles, autoescuelas, academias de idiomas, arreglos de ropa o decoración, peluquerías, inmobiliarias, entidades bancarias (en la rotonda ubicada frente al centro comercial), y oficinas, van abriendo cada vez más bares y cafeterías cuyas terrazas van ambientando la vía. Toda esta actividad comercial se complementa con los negocios que tienen en el deporte su principal objeto. «Es verdad que hay competencia, pero cada uno tiene sus clientes y no es malo que esta zona se vaya conociendo como un área en la que hay mucha oferta en el área de la salud y el deporte», ha señalado David Rodríguez, encargado de una tienda de nutrición y productos deportivos que abrió hace un año y que está ubicada a apenas treinta metros de otra tienda similar. «Hay muchos gimnasios, zonas de entrenamiento, e incluso aquí detrás van a abrir un bar fitness», indica David, quien considera que esta avenida es buena para negocios como el suyo, «pasa mucha gente, vive mucha gente joven en la zona y cada vez hay más interés por mantenerse en forma», señala.

En la actualidad, alrededor del 80% de los locales comerciales de la calle están abiertos. Curiosamente, hasta hace poco, el lado izquierdo de la avenida vista desde el colegio de los Jesuitas, disfrutaba de una mayor actividad comercial, así como de más bares, cafeterías y restaurantes, mientras que en la acera derecha eran muchos los locales comerciales que permanecían con las persianas echadas. Esta dinámica parece haber cambiado y en los últimos meses han abierto muchos comercios y bares en este lado de la avenida.

Es el caso del bar de copas abierto hace un par de meses por Rubén Huertes. Lo suyo no tiene mucho que ver con el deporte, «aunque los deportistas también toman gin-tonic», indica bromeando para añadir que «ante tanta actividad deportiva por aquí, no sólo servimos cócteles sino también por ejemplo batidos de proteínas». Rubén eligió esta avenida para su negocio «porque me gusta mucho, la gente que vive por aquí tiene un nivel económico medio-alto y además estoy en el número 7 que siempre ha sido mi número de la suerte», indica, para añadir que «empezamos flojo porque el bar que había aquí antes no iba bien, pero ahora lo estamos revitalizando. A mí me gustaría con los bares cercanos hacer una ruta de tapeo y actividades para que la gente vaya sabiendo lo que hay por aquí». Para conseguir que esta vía vaya consolidándose, los comerciante y hosteleros de la zona creen que es fundamental, por una parte, que se permita ampliar el tamaño de las terrazas en la calle, «porque con apenas cinco mesas que me dejan tener a mí no es bastante», en palabras de Rubén Huertes. Por otra parte, se quejan por los problemas de aparcamiento. En la avenida no hay aparcamiento «y la Policía no para de poner multas», señala Rosa María Fernández, encargada del bar de Rubén. También Manoli y Andrea, dos de las trabajadoras de un salón de té en la misma calle, hablan de los problemas de aparcamiento. Los comerciantes quieren negociar con el Ayuntamiento para encontrar una solución a la falta de plazas para dejar los vehículos ya que, a su juicio, sería el impulso que le falta a la actividad comercial de la zona.

Con todo, la avenida va poco a poco cobrando más vida. A media mañana las terrazas están llenas de gente y el barrio se va activando. «Me gusta esta zona y las cosas van bien», confiesa Rosa Vera, dependienta de una tienda de mobiliario infantil, para añadir que «están abriendo muchas tiendas por la zona, sobre todo muchos negocios de entrenamiento, gimnasios y productos deportivos, pero no sólo eso. Aquí viven muchas familias jóvenes y creemos que es una buena zona para artículos infantiles». De toda la Gran Vía, el tramo de Xavier Soler es sin duda el más activo, agrupando negocios centrados en la oferta de productos de uso diario para los residentes y, cada vez más, para aquellos a quienes les gusta cuidarse.

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