Sin desayuno. Pese a que la anterior Conselleria de Bienestar Social se ofreció este verano a subvencionar a los ayuntamientos que lo pidieran el desayuno para los niños sin recursos, además del consabido comedor y actividades de ocio, en los más de quince colegios que abrieron ayer los campamentos de verano el desayuno no estaba contemplado.
El protocolo seguido con estos campamentos, que tratan de integrar a los niños en riesgo de exclusión social con el resto de alumnos cuyos padres pueden pagar una escuela de verano, se corresponde con las pautas fijadas por el anterior equipo de gobierno.
Este año se ha amplaido el radio de acción a toda la ciudad, incluyendo la apertura de algún colegio que acogiera niños en las áreas más deprimidas, como sucede con la Zona Norte, y del centro de la ciudad también. Los colegios Virgen del Remedio y Campoamor hacen ese papel durante el mes de julio con una veintena de niños becados cada uno, a los que se suman los centros sociales Gastón Castelló y el de la Florida.
Los alumnos no tenían desayuno, pero al menos cuentan con una comida preparada por las mismas empresas que suelen servir a los colegios el resto del año. Ayer tenían de menú puré, hamburguesas con patatas y manzana en uno de ellos, y los monitores, también contratados por el Ayuntamiento, organizan actividades de ocio, lúdicas y algún refuerzo de materias hasta la hora de comer.
A estos centros abiertos expresamente para niños sin recursos se suma otra quincena de colegios habituados a abrir escuelas de verano entre los que se han distribuido todos los menores sin recursos. Entre todos los centros garantizan este mes la comida a 441 niños en riesgo de exclusión social.
Los técnicos de Acción Social que distribuyeron la matrícula han procurado acercar lo más posible el colegio de verano a los escolares necesitados, para que el trayecto diario sea el menor posible.
El Palmeral, por ejemplo, integra en sus actividades a seis pequeños becados en la zona, que ayer comier0n arroz tres delicias y merluza. De los 82 escolares que el año pasado se quedaron en julio a la escuela de verano de este ceolegio del barrio de San Gabriel, han aumentado ahora hasta un centenar.
Playas
En la zona de playas también se ha distribuido a una decena de menores sin recursos que ayer tuvieron de menú arroz con tomate, tortilla con ensalada y, de postre, pera. Educap, una de las empresas que gestiona las actividades de verano en colegios de la playa, aprovecha los gentiladores instalados en el Voramar y la sombra del porche para evitar el excesivo calor de estos días, además de trasladar puntualmente a los niños a las piscinas del centro Stadio para practicar natación.
Actividades de inglés, talleres de cocina, cuenta cuentos, deporte, psicomotricidad, expresión corporal y manualidades están incluidas en los campamentos de verano del Voramar y La Condomina, que se prolongan hasta las 16:30 de la tarde y cuyo precio oscila entre los 200 y los 250 euros al mes para el resto de las familias que puede pagarlas.
Al colegio Gabriel Miró llegaron también ayer niños si recursos de hasta cinco colegios de la zona. La directora, Dori Oliver, destacaba el esfuerzo del centro por colaborar: «Todo lo que sea para ayudar a los chavales y facilitarles no solo la comida sino el resto de actividades». El Ayuntamiento les beca con la subvención de Bienestar Social, pero el colegio debe responsabilizarse de estos menores e incluirlos con el resto del alumnado en la programación.
En este centro imparten este mes talleres de dramatización entre el sin fín de actividades que persiguen «el aprendizaje de los niños a través del juego para hacerlo más atractivo. Lo organiza la asociación de padres y madres», concluye la directora.
La concejala de Educación, María José Espuch, reiteró ayer la intención del nuevo equipo de gobierno municipal de dar salida de alguna forma también en agosto a las necesidades alimentarias de los menores sin recursos, «trabajamos en esa línea» dijo.
