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Los accidentes de camino al trabajo repuntan por segundo año consecutivo

La mayor movilidad laboral y la obsolescencia del parque móvil condicionan el aumento de la siniestralidad «in itinere» tras varios años de constante bajada

Accidente de un camión cargado de fruta en el término de Elche, en una imagen de archivo. sergio ferrández

Los accidentes laborales «in itinere», aquellos que se producen de camino al trabajo o de regreso al domicilio, están repuntando por segundo año consecutivo en la provincia. Según la última estadística publicada por el Ministerio de Empleo, entre enero y agosto se produjeron 1.303 siniestros de este tipo -de ellos 23 graves y uno mortal-, 49 más que en el mismo periodo de 2013. El año pasado, a su vez, terminó con una mayor accidentalidad en el camino de ida o vuelta entre el domicilio y el puesto de trabajo, con 1.911 siniestros -entre ellos 26 graves y tres mortales- frente a los 1.870 que se habían producido en 2012. En ambos ejercicios, entre enero y agosto ocurrieron exactamente el mismo número de accidentes «in itinere»: 1.254.

El repunte de esta accidentalidad es especialmente alarmante porque se produce después de varios años seguidos de constante bajada. Con la llegada de la crisis económica y la consiguiente destrucción de puestos de trabajo, la siniestralidad «in itinere» había descendido de forma significativa, algo achacable a que eran menos las personas que se desplazaban para trabajar. Sin embargo, ya a finales de 2012 comenzó a observarse un cambio de tendencia, con una estabilización de los datos de accidentes en el camino del trabajo, que ahora, con el repunte definitivo de las cifras, no hace más que confirmarse.

Ya a principios del año pasado, los principales sindicatos advirtieron de que la precarización del empleo podía estar trayendo consigo un aumento de la accidentalidad «in itinere», al verse muchas personas forzadas por las circunstancias a trabajar lejos de su domicilio, en un contexto donde, por la crisis, el parque automovilístico estaba cada vez más obsoleto. Además, auguraban que la reforma laboral aprobada por el Gobierno podía agravar esta situación, al aumentar la presión sobre los trabajadores. Tanto desde UGT como desde CC OO consideran que las últimas cifras corroboran sus malos presagios.

En este sentido, el secretario general en Alicante del primero de los citados sindicatos, Óscar Llopis, hace hincapié en que cada vez hay más personas que deben desplazarse para acudir a su puesto de trabajo, y que «los trayectos son cada vez más largos». Además, «las circunstancias obligan a que cada uno ponga su propio vehículo» para cubrir esos itinerarios, y «los coches no se renuevan tanto como antes porque no hay dinero». Las flotas de coches de empresa, apostilla, «tampoco se están renovando» con la misma frecuencia que antes.

Llopis también alude al «recorte en el mantenimiento de carreteras», que hace que las vías se encuentren en peor estado y resulten más peligrosas, así como a la «falta de inversión en prevención de riesgos». Sobre esta cuestión, considera que «hay una falta total de interés por parte de la administración pública, y hay empresas que lo ven más como un gasto». El líder de UGT en Alicante, no obstante, se felicita de una reciente sentencia judicial, referida a un caso ocurrido en Castilla y León pero que sienta un precedente, que «aumenta los supuestos de siniestralidad en los desplazamientos el trabajo», al tener en cuenta, en los casos en los que una persona resida de forma eventual fuera de su localidad por motivos laborales, tanto ese domicilio como la vivienda habitual. Según afirma, «se están dando muchos casos de este tipo».

Por su parte, la secretaria general de CC OO en Alicante, Consuelo Navarro, insiste en las «situaciones de presión y tensión» derivadas de la actual coyuntura laboral, y a la «mayor dispersión y deterioro de las condiciones de trabajo». Estas circunstancias, a su juicio, se convierten en factores de riesgo para que aumenten los accidentes en los desplazamientos para acudir a trabajar. Sobre este aspecto, Navarro señala también que «la movilidad debería garantizarse con un buen transporte público», algo que, recalca, sólo se produce en zonas muy concretas, mientras que la mayor parte de las veces «el trabajador depende de su propio vehículo, y ahora es difícil cambiarlo».

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