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La mitad de pueblos del interior de la provincia no abrirán la piscina pública este verano

Una docena de municipios de zonas rurales ven inviable la apertura, mientras otros adoptan estrictas medidas frente al covid-19

La piscina de Benimarfull es una de las que permanecerá cerrada este verano en el interior de la provincia de Alicante. JUANI RUZ

La mitad de los pueblos del interior de la provincia no abrirán la piscina este verano. Una docena de municipios de zonas rurales ven inviable la apertura, mientras el resto adopta estrictas medidas de seguridad frente al Covid-19. Los ayuntamientos que sí han abierto sus instalaciones están priorizando el acceso de vecinos para no superar el aforo permitido.

De sobra es sabido que éste es un verano atípico. Aunque se han levantado las principales restricciones, las estrictas medidas de seguridad exigidas por Sanidad para evitar rebrotes de covid-19covid-19 han provocado que muchos pueblos del interior de la provincia de Alicante no puedan o no se atrevan a abrir sus piscinas.

Un total de doce localidades de las veintisiete que conforman la Mancomunidad de El Xarpolar no ven viable la apertura. Alcosser, Almudaina, Beniarrés, Benillup, Benimarfull, Benifallim, Gaianes, L'Orxa, Quatretondeta, Tollos y La Vall d'Alcalà no dispondrán de este servicio, y en Benassau están realizando obras, lo cual según fuentes municipales es una coincidencia y confían en poder abrir a principios o mediados de agosto.

En el lado opuesto están Agres, Alfafara, Balones, Benilloba, Benimassot, Castell de Castells, Fageca, Gorga, L'Alqueria d'Asnar, Millena, Planes, Penàguila y La Vall d'Ebo, poblaciones en las que la piscina ya está abierta, aunque como es lógico, con un aforo reducido.

Precisamente la limitación de acceso ha obligado a los responsables municipales de estas localidades a dar prioridad a los vecinos eliminando los pases de un sólo día y creando bonos quincenales, mensuales y de temporada. De esta forma, además, explica el alcalde de Fageca, Ismael Vidal, los ayuntamientos disponen de un listado de clientes con todos sus datos, lo cual facilitaría el contacto en caso de que se produjera un brote.

«No podemos permitir que se produzca el efecto llamada y vengan de otras poblaciones vecinas a bañarse, pero tampoco podemos prohíbir el acceso -recalca el alcalde de Alcoleja, Francisco Fenollar, por eso no hay entradas de un solo día, para dar prioridad a los vecinos».

Dos de ellas, Alfafara y La Vall d'Ebo, sí han restringido el acceso únicamente a vecinos. En el caso del primero, se pide el empadronamiento o demostrar que tiene segunda residencia para poder comprar los bonos de baño.

El uso de dinero también supone un problema en los tiempos que corren. Por ello, los pases se adquieren en los ayuntamiento a través de transferencia bancaria o con tarjeta.

Toda medida es poca para poner freno a la pandemia. «Las recomendaciones de Sanidad nosotros las hemos convertido en obligaciones. Estamos cuidando mucho la limpieza y desinfección, controlando los accesos y el aforo, incluso los socorristas están prohibiendo a los niños chapotear», insiste el alcalde de Planes, Javier Sendra. Pese a todo, los primeros días de baño han trascurrido con «normalidad», y según destaca el primer edil de Millena, César García, «la gente está siendo muy responsable».

Pero mientras algunos pueden disfrutar de la «nueva normalidad» y de un verano atípico, una docena de poblaciones del interior no podrán darse un chapuzón este verano. Esta situación se agrava si se tiene en cuenta que en estas zonas rurales la población se multiplica en esta época del año.

Sin embargo, el alcalde de Almudaina, José Luis Seguí, asegura que «los vecinos lo están entendiendo. En su mayoría son personas mayores y así están más tranquilos». También reconoce que los pueblos pequeños «tenemos muy difícil aplicar tantas medidas porque contamos con un presupuesto muy pequeño y no nos dan ayudas».

Sin entrar en aspectos económicos, el primer edil de Fageca insiste en que para abrir es necesario un protocolo de autocontrol que él mismo ha redactado, pero «hice una queja en la Conselleria y en la Diputación porque quieren ayudar a frenar la despoblación, pero no dan facilidades». Según insiste, hay muchos alcaldes que no disponen de tiempo o no saben cómo redactar un plan de estas características, y deberían las administraciones poner facilidades.

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