Alumnos, familiares y profesores del CEIP San Juan Bosco de Cocentaina llevaron a cabo durante el día de ayer una productiva jornada de trabajo en los dos edificios del centro. El trabajo en equipo, la ilusión y la motivación fueron los principales ingredientes de los cambios que las distintas comisiones plasmaron en los diversos espacios del colegio. Un proyecto que tuvo como objetivo convertir la escuela en un espacio armónico y saludable mientras llega la tan ansiada y reivindicada unificación del centro. Un proceso que lleva abierto más de veintinueve años y que aún no tiene fecha de caducidad a la vista.

El día de trabajo empezaba bien temprano en El Bosco I y El Bosco II. Las distintas comisiones formadas entre familiares, profesores y alumnos se ponían manos a la obra en los dos edificios para llevar a cabo los cambios y proyectos propuestos por los alumnos del centro. La adecuación de espacios verdes y mobiliario en los patios, paneles de motivación y espacios de calma, construcción de un rocódromo o pintura de paredes fueron algunos de los trabajos realizados durante la jornada. Todas las ideas fueron propuestas por los alumnos del centro quienes expresaron en un proceso consultivo las cosas que echaban de menos en el colegio. Como explicaba María Moltó, madre de un alumno del centro, «nos llamó la atención que pidieran por ejemplo cojines para las sillas o un panel con todas las fotografías de los alumnos, ya que a veces son cosas que los mayores no llegamos a pensar y para ellos son indispensables».

El cuento de nunca acabar

La directora del centro, Rosana Soler destacaba que «esta pesadilla lleva con nosotros veintinueve años y diecisiete semanas. Tiempo en el que hemos sobrevivido duplicando recursos y con el mismo presupuesto económico. Además los profesores y especialistas del centro tienen que desplazarse entre los dos edificios para poder acudir a sus clases al igual que los alumnos cuando tienen que realizar actividades con otros grupos».

Indicaba que «aunque la Generalitat otorgó una subvención de 2.400 euros para este proyecto de innovación educativa sin la colaboración desinteresada de las empresas de la comarca no hubiera sido posible. Muchos empresarios nos han donado pintura, madera, telas, etc; para poder llevar a cabo todas las ideas propuestas por los alumnos».

En cuanto a la unificación resaltaba que «no se sabe cuando será realidad ya que desde que se detectaron errores en el proyecto redactado por la Generalitat hemos perdido la esperanza ya que los tiempos se vuelven a alargar y la solución no llega». Agradecía la colaboración de todos los que han hecho realidad el proyecto «L'Espai que Educa» ya que «mientras viene la solución definitiva, si es que viene, los alumnos podrán disfrutar de unas instalaciones a su medida y más acogedoras».