Los tambores anunciaban guerra antes del mediodía. Desde la avenida Ancha de Castelar los festeros cristianos avisaban ya con su trabucos de la batalla que se iba a librar minutos más tarde. Los Moros y Cristianos de San Vicente pusieron ayer en escena la Embajada Cristiana que, junto a la Mora nocturna del sábado (una de las primeras de la provincia), son actos que el presidente de la Unión Ber Largas, José Ramón Pastor, considera vitales para haber logrado la declaración de Fiestas de Interés Turístico Autonómico.

Cerca de medio millar de festeros, casi 300 de ellos tiradores, capitanes, alféreces y cargos de las 20 comparsas se metieron de lleno en el papel, unos por recuperar el castillo y las tierras del Raspeig, y otros por quedarse en ellas. Con tanto entusiasmo como el de los embajadores que se han estrenado, José Luis Martín de las Heras, moro, y Pablo Miralles, cristiano, que pusieron toda la pasión en los parlamentos y en la lucha que libraron, primero solos, luego junto a todos los capitanes moros y cristianos, incluyendo a los dos pequeños capitanes de cargo Tuareg y Navarro. El bando de la Cruz logró recuperar sus tierras e instalar de nuevo la bandera cristiana, tras las intensas batallas cuerpo a cuerpo con espadas y cimitarras, ensayadas minuciosamente desde hace un mes y medio. Esta vez nadie salía herido, solo algún rasguño, pero el año pasado un mandoble supuso 15 puntos de sutura a un festero.

«San Vicente devolverá la cristiandad y el moro a su desierto», bramaba el embajador cristiano al declarar la guerra al moro, que le calificaba de loco por enfrentarse a las huestes sarracenas. El castillo fue el último escenario de la guerra que finalmente tomaron los cristianos que celebraron su victoria. Las campanas en señal de gloria y el himno de San Vicente pusieron fin al espectáculo y dieron paso a las fotografías, abrazos y felicitaciones de los festeros moros y cristianos.

«Hay mucho trabajo detrás y se ha visto», decía con orgullo por el resultado de la embajada el vicepresidente de Cultura, Francisco Fernández, con quien colabora una docena de personas.

Este año los casi 300 arcabuceros han dispuesto de 582 kilos de pólvora, según explicaba el vicepresidente Fernando Perona. Y gracias a un acuerdo con la Undef, los festeros han recibido las cantimploras sin tener que acudir a llenarlas, tras el cambio impuesto el año pasado.

Los festeros están satisfechos con las fiestas. El presidente de Ber Largas destaca la brillantes Entradas y la admiración que han despertado, también en vecinos de poblaciones visitantes. «Hay mucho esfuerzo, una inversión en trajes y en bandas de música, en ballets para llenar Ancha de Castelar». Respira aliviado porque el tiempo ha sido inmejorable, tras las tormentas de la semana pasada. Desde hoy, los festeros ya comienzan la cuenta atrás para los Moros y Cristianos de 2020.

José Torregrosa: «Ha sido fácil enseñarles, le han puesto ganas»

Instructor de esgrima histórica

Es instructor de esgrima histórica y miembro de la Sala de Armas del Castillo de Santa Bárbara. Desde hace tres años instruye a los festeros en el arte de la espada para desarrollar las luchas en las Embajadas muy reales y, ante todo, con mucha seguridad.

P ¿Cómo es enseñar a personas que desconocen este arte?

R Ha sido muy fácil enseñarles porque le han puesto muchas ganas. Hemos estado ensayando durante un mes y medio,

P Y ha resultado muy profesional. ¿Qué consejo les da a los festeros?

R Lo más importante es que trabajen con seguridad las posiciones de combate, que son básicamente de esgrima.

P Con este calor y los trajes, ¿es difícil luchar?

R Los nervios, el calor y la tensión agotan. La ropa que llevan tampoco les permite hacer movimientos cómodos.