El cierre de las acequias de riego hasta el 15 de diciembre (y no hasta el 15 de enero como por error publicó el diario) por la sequía que vive la cuenca del Segura ha desatado todas las alarmas en la huerta de la Vega Baja. Los agricultores temen perder cosechas tan importantes como la alcachofa, la más rentable en invierno. Las medidas aprobadas por la Confederación Hidrográfica (CHS) incluyen cerrar el grifo y abrirlo con cuentagotas para aquellos que pidan autorización justificando casos concretos. Los regantes intentarán acogerse a esa disposición con tal de que les llegue algo de agua en el próximo mes y medio para salvar los cultivos. Pedirán activar los pozos de sequía de la comarca y que no se vierta ni un metro cúbico desde el cauce al mar.

Las 17 comunidades de riego de la comarca celebrarán reuniones para cursar las solicitudes a la Comisaría de Aguas de la CHS, el organismo que decidirá lo que se puede regar. Es evidente que con los pantanos bajo mínimos no hay recursos para todos los campos que beben del Segura, pero también lo es que hay plantaciones que requieren más agua que otras. Lo que se plantea es atender las necesidades según la urgencia. Aunque se consiguieran salvar todas las cosechas que ya están en marcha el daño será igualmente irreversible puesto que será imposible plantar más hasta casi final de año. Y ya se verá después, dependerá de la lluvia.

Subterránea

Entre la batería de propuestas que propondrán los agricultores está la de abrir pozos de sequía, tal y como se ha hecho en situaciones de sequía anteriores, en las que se ha sacado agua del subsuelo en municipios como Callosa de Segura, Granja de Rocamora, Cox o Redován, entre otros. No obstante ahora habrá que comprobar su conductividad para saber si son adecuados para el riego. Por ejemplo, en suelo callosino hay hasta cuatro disponibles y en al menos uno de ellos se cuenta con agua apta, según aseguró ayer el secretario del Juzgado de Aguas, Antonio Morán. El mismo explicó que otra de las medidas que se pedirá a la CHS es que no se «desperdicie» agua del Segura vertiéndola al mar.

«Según la ley se tiene que garantizar un caudal ecológico en el cauce para mantener la flora y fauna, pero en este caso, al estar a la cola del río, vamos a hacer un escrito para que antes de ir al mar se aproveche». Una de las posibilidades que se pondrán sobre la mesa es desviar parte del caudal ecológico a través del Reguerón y de la red de acequias que tienen las tomas en Orihuela para que se pueda utilizar parte de ese agua para riego.

Aunque todas esas posibilidades se estudiarán cuando sean presentadas, los augurios no son buenos. El juez de aguas de Almoradí, Carlos Barrera, consideró ayer que «las consecuencias van a ser fatales en una comarca en la que predominan los minifundios familiares» ya que «no se va a poder sembrar y no esta garantizado lo que ya esta plantado». «Una cosa es la norma y otra la interpretación, por eso queremos conocer los criterios con los que se van a conceder esos usos de agua puntuales», señaló.

Las restricciones de agua no sólo estarán vigentes hasta el 15 de diciembre. El organismo de cuenca ha acordado recortar un 39,9% las concesiones de agua durante el año hidrológico en vigor a quienes tienen ese derecho desde antes de 1933 y un 48,9% para el resto. No obstante, el mes y medio en el que se centran las grandes restricciones ya computa en esos porcentajes.