Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un edificio queda al borde del derrumbe en pleno casco histórico de Orihuela

Los techos interiores se vinieron abajo hace unos días y los propietarios llevan desde febrero pidiendo al Ayuntamiento que declare la ruina inminente

42

Edificio en ruina amenaza con derrumbarse en pleno centro de Orihuela

Un edificio de planta baja y tres pisos situado en pleno corazón del casco histórico de Orihuela, en la transitada calle Calderón de la Barca, amenaza con derrumbarse si no se actúa antes para su derribo. Se trata de dos viviendas, los números 8 y 10 de esa transitada vía que pertenecen a la misma familia, propietaria de la conocida Confitería Mary que se sitúa en los bajos y cerrada hace tiempo. Precisamente, la vivienda que está sobre el local es la que peor aspecto tiene.

Hace unos días sus techos interiores se vinieron abajo, lo que sobresaltó a los vecinos del edificio que está justo al lado, que temen que un día ocurra una desgracia. El derrumbe se produjo coincidiendo con los desfiles de Moros y Cristianos y la guerra de pólvora. El fuerte estruendo, según los propietarios, provocó que el deteriorado suelo que tenía muchas grietas se desplomara. Afortunadamente, este edificio, casi centenario, está deshabitado desde hace tiempo.

La intención de los dueños es derribarlo para iniciar la construcción de sus nuevas viviendas, pero se han encontrado con el bloqueo del Ayuntamiento de Orihuela. Desde el Consistorio informaron a los propietarios que para recibir el permiso deben conservar la fachada del inmueble ya que la edificación se ubica dentro del ámbito del Plan Especial de Ordenación y Protección del Centro Histórico de Orihuela.

El pasado mes de febrero los propietarios presentaron una solicitud en el Ayuntamiento solicitando que se iniciara el expediente de ruina inminente por el mal estado de conservación del inmueble y por el peligro que hay de que pueda derrumbarse, en una calle de intenso tránsito de vehículos y personas. Sería la única manera de dejar sin efecto la protección.

Proyecto de derribo

Los dueños cuentan con un proyecto de derribo encargado a un arquitecto y han pagado también las tasas en el Consistorio para tirar el edificio. El técnico, en su informe, señala que procede declarar la situación legal de ruina porque el coste de las reparaciones necesarias para devolver la estabilidad, seguridad, estanqueidad y consolidación estructurales supera el límite del deber normal de conservación. Además, alerta del peligro de desplome de la medianera norte hacia el solar colindante y el arrastre de la fachada que, indica, «ya se encuentra muy debilitada en su zona interior».

Estos elementos están apuntalados desde que se derribó el edificio contiguo y se excavó el solar en 2005, que compró la entonces boyante inmobiliaria «San Antonio» para construir viviendas de lujo junto al río. Sin embargo, nada se hizo y el solar está vallado desde entonces, afeando una de las zonas más privilegiadas de la ciudad.

El arquitecto advierte de que el apuntalamiento «es insuficiente ya que el inmueble muestra señales de movimientos de vuelco». Sobre la fachada, descarta que se pueda conservar al apoyarse en una pared falsa que se derrumbará nada más iniciarse los trabajos de derribo, por lo que considera que el Ayuntamiento debe declarar al inmueble en ruina y permitir tirarlo sin conservar ningún elemento. Los propietarios, no obstante, ofrecen levantar la nueva fachada imitando la antigua.

El edificio fue construido en 1930, según los datos catastrales, aunque el Plan de Ordenación y Protección del Centro Histórico de Orihuela le estima una antigüedad algo mayor, construida en 1923 y tiene una superficie de 115 metros cuadrados.

Ratas y escombros

Su interior está destrozado. Este diario pudo comprobar la peligrosidad que tiene. La fontanería ha sido arrancada por actos de vandalismo. Hay que caminar sobre los cascotes que caen día sí y día también para acceder dentro. Las paredes parecen estar hechas de papel, dobladas, con la sensación de que quien se apoye en ellas podría acabar sepultado. En los pisos superiores se amontonan las pertenencias de los últimos inquilinos.

El olor es también insoportable en algunas estancias, seguramente proveniente del cadáver de los muchos roedores que habitan en él, también insectos, y de lo que se quejan los locales y vecinos de al lado. La escalera se puede descolgar en cualquier momento. Desde la cocina se ve la calle, no a través de una ventana sino del hueco que ha dejado un muro caído. Ningún precinto impide acceder.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats