Los planes de pago a proveedores para financiar las facturas atrasadas en los ayuntamientos y las medidas complementarias que ha ido ofreciendo el Ministerio de Hacienda para intentar de sanear las arcas municipales no han sido suficientes para reflotar el consistorio de Bigastro (menos de 6.800 habitantes). El municipio se enfrenta a una deuda de más de 25 millones de euros y con su presupuesto anual -4,1 millones para este año- es casi imposible atender todos los pagos pendientes y mantener los servicios que garanticen un mínimo de atención a los vecinos. Por ello, el equipo de gobierno ha decidido pedir ayuda al Ministerio de Hacienda para tratar de refinanciar sus deudas con un plan a medida mediante el que proponen devolver todo lo que deben en un plazo aproximado de 50 años.
Cuadrar las cuentas del municipio es una tarea titánica teniendo en cuenta la escasa liquidez del erario municipal. La alcaldesa, Teresa Belmonte (PP), apunta que hay que hacer muchos números para poder afrontar todos los pagos acumulados y mantener el gasto corriente que hace que se enciendan las farolas, que se vacien los contenedores de basura o que haya agua en los edificios municipales. La situación se agrava cada día que pasa debido a que se dejan de atender pagos de créditos con entidades bancarias, simplemente porque no hay dinero. Es el pez que se muerde la cola: los impagos elevan la cantidad de intereses y la deuda sigue aumentando. De hecho, recientemente el municipio se ha podido acoger a una nueva disposición del Ministerio para poder refinanciar las cuotas de 2016 del plan de pago a proveedores a 10 años, con dos de carencia en los que sólo se pagarían intereses. Así, no se empezará a devolver capital hasta 2018. Aunque se trata de un pequeño balón de oxígeno para el consistorio, la regidora valora que no es más que «otro parche» que les permite continuar.
Sentencias pendientes
Según los datos de la Intervención municipal, la localidad adeuda un total de 19,5 millones de euros en procedimientos judiciales pendientes de abonar, deuda a corto y largo plazo y convenios urbanísticos. Además de esa cantidad, existen otros 6,1 millones de euros que el ayuntamiento tendría que pagar si pierde los juicios que tiene pendientes, en su mayoría por cuestiones urbanísticas.
«Lo que necesitamos es un plan de refinanciación a medida que nos permita refinanciar las deudas al cero por ciento de interés, como se les permitió a las comunidades autónomas con el Fondo de Liquidez Autonómico. El gobierno de Bigastro está comprometido en pagar hasta el último euro de la deuda, pero si no nos dan más plazo y mejores condiciones es casi imposible», dice la regidora.
La misma explica que poco antes de las elecciones estatales ya trataron de abordar este tema en el Ministerio de Hacienda pero se les instó a esperar hasta después de los comicios. Pero el resultado de los sufragios del 20 de diciembre y la imposibilidad de formar gobierno hasta ahora no ha ayudado. «La inestabilidad política es algo que nos está perjudicando para poder abordar este tema», apunta Belmonte.
Para la alcaldesa, el cálculo es muy fácil: «si destinamos cada año 400.000 euros a pagar la deuda, a un 0% de interés, y dejando a un lado las posibles sentencias judiciales, tardaríamos 48,7 años en pagar esos 19,5 millones de deuda acumulada».
Reservar cada año 400.000 euros del presupuesto municipal para afrontar el pago de la deuda es lo máximo que podría destinar el municipio, según considera el equipo de gobierno. «Por encima de ahí, tendríamos que recortar servicios que son básicos para los vecinos».
Si se le pregunta a la alcaldesa cómo es posible que Bigastro haya acumulado tal cantidad de deuda contesta que la mayoría proviene de convenios urbanísticos que se realizaron en años anteriores y que han acabado perjudicando al consistorio. Sorprendentemente, no utiliza este hecho para atacar a sus rivales políticos del PSOE, teniendo en cuenta que los socialistas gobernaron en el municipio de forma ininterrumpida durante casi tres décadas. «Quiero pensar que se hicieron cosas mal porque en ese momento quienes gobernaban pensaban que era lo mejor para el pueblo», dice Belmonte. La regidora prefiere «no hablar de herencias recibidas» porque en las últimas elecciones el municipio dio a su lista, la del PP, la confianza para gobernar con mayoría absoluta. «Me pusieron aquí para buscar soluciones y eso hago, intentar que se pague la deuda sin que se asfixie el municipio».
