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Orihuela

El hombre que frenó la moción de censura

Bob Houliston critica que PP y CLr pactaran privatizar el servicio de basuras antes del asalto a la Alcaldía por ser «la raíz de los problemas de corrupción». El edil inglés desvela que él pactó con el PP que la basura se gestionaría de forma pública y dice sentirse "traicionado"

Houliston abandona el pleno tras invalidar la moción. tony sevilla

Aterrizó en el Ayuntamiento de Orihuela como concejal del Partido Independiente de Orihuela Costa (Claro) tras los últimos comicios electorales y se ha convertido en una figura clave para determinar el rumbo político de la capital de la Vega Baja. El inglés Bob Houliston (Newcastle, 1937) ha tumbado el segundo intento del Partido Popular (PP) de arrebatar la Alcaldía oriolana a Monserrate Guillén (Los Verdes) al defender que la moción de censura rubricada junto a Centro Liberal Renovador (CLr) no cumplía los requisitos legales. Comedido, cauto y muy cuidadoso a la hora de buscar las palabras idóneas para expresarse en castellano, el exdiplomático critica que el acuerdo entre PP y CLr estuviera condicionado a la privatización del servicio de basuras, porque «como todo el mundo sabe, este contrato históricamente está en la raíz de la mayoría de problemas de corrupción» de la ciudad.

Poca gente del casco urbano de Orihuela conoce de tú a tú a Houliston porque el inglés reside en la zona costera. Hoy todos saben quién es por el protagonismo que ha adquirido en la vida política, especialmente por los hechos acaecidos durante las últimas semanas. Casado con una española desde hace más de 50 años y padre de tres hijos, el británico trabajó entre 1963 y 1973 al servicio de la diplomacia de Gran Bretaña en Copenhague y Ginebra estableciendo relaciones bilaterales en materia de comercio. En 1986 compró un chalé en primera línea de la playa de La Zenia como residencia vacacional. En aquel entonces trabajaba como funcionario de la Comisión Europea (1973-2002), 29 años en la sede de relaciones exteriores británicas en Bruselas, cuatro años más en Nueva Delhi como responsable de Asia del Sur, y una etapa final en Túnez.

«Castigo»

En 2006, ya jubilado, se mudó al levante español. Era conocido por muchos de los europeos que viven en Orihuela Costa. Un grupo de ellos, y algunos españoles, fueron los fundadores de Claro, la formación que surgió por «el hartazgo de soportar la desidia e indiferencia que venimos sufriendo por la falta de servicios con que nos viene castigando el Ayuntamiento de Orihuela». En 2011 concurrieron a las elecciones en coalición con CLr y Houliston llegó al Ayuntamiento.

El británico se integró entonces en el tripartito del PSOE, CLr-Claro y Los Verdes, pero sus compañeros de coalición lo echaron del grupo municipal tras acusarlo de cocinar un asalto a la Alcaldía de la mano del PP. Acabó renunciando a sus competencias de gobierno. Meses más tarde firmó un acuerdo con los populares y, durante meses, les facilitó el voto que les daba la mayoría para aprobar mociones en contra del criterio del gobierno local. Según reveló ayer Houliston a INFORMACIÓN, una de las premisas de ese acuerdo con el PP era «salvaguardar la especificidad de un servicio público de recogida de basuras y limpieza viaria municipalizado».

«Traición»

El 18 de diciembre el británico conoció a través de la Prensa que el PP había firmado un acuerdo con Juan Ignacio López-Bas y Pedro Mancebo (ambos de CLr) para registrar una moción de censura. Dos de las claves de ese pacto eran que se privatizaría el servicio de basuras y que Houliston bajo ningún concepto se integraría en el gobierno. «Me sentí traicionado por el PP», afirma el inglés, quien mantiene que «no puede acusar a nadie de tener intereses económicos en las basuras, pero no se pueden repetir experiencias pasadas». Finalmente, y antes de que se celebrara el pleno de censura, la coalición CLr-Claro echó a López-Bas y Mancebo -aunque estos no reconocen tal expulsión- y al pasar a ser tránsfugas, Houliston, que presidió la Mesa de Edad, decidió que no se daban las condiciones para que se votara.

La tensión durante los días previos al pleno fue máxima. «No recibí amenazas directas pero la policía, sin pedirlo yo, decidió vigilar mi casa», explica. Cabe recordar que cuando él firmó el pacto con el PP su fachada amaneció con pintadas como «Judas» o «PPIG» (cerdo en inglés). El británico asegura que nadie le puso un cheque en blanco para condicionar su voto en la moción de censura, pero admite que su partido sí recibió «presiones».

Sabedor de que los servicios jurídicos del PP descargarán sobre él todo un rosario de denuncias por no haber permitido que la censura prosperara, no pierde ni por un segundo el semblante sereno que lo caracteriza al afirmar que está «totalmente tranquilo» por «haber hecho lo correcto». Insiste en que «no está en política por intereses económicos» y apunta que el alcalde ecologista «gobierna con muchas limitaciones, pero lo hace legalmente». No descarta asumir de nuevo competencias, pero insiste en que el partido Claro «va por libre».

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