La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que ayer había experimentado un «poquito de mejoría», pudo contraer el virus del ébola al tocarse la cara con un guante cuando se retiraba el traje protector con el que había atendido al religioso Manuel García Viejo, fallecido a causa de la enfermedad. Así lo piensa la propia sanitaria, según explicó a los periodistas el doctor Germán Ramírez, de Medicina Interna del Hospital de La Paz y que forma parte del equipo que la atiende, quien indicó que, aunque la mujer está «confusa», ha reconocido que este «accidente» pudo haber ocurrido al tocarse la cara con los guantes que llevaba puestos.

Las circunstancias que han rodeado a este contagio van a ser investigadas por la Fiscalía de Madrid, que ha abierto diligencias para exclarecer lo ocurrido.

«Estoy un poquito mejor», dijo ayer la mujer con voz queda al ser entrevistada por varios medios de comunicación. A la pregunta de si cumplió todo el protocolo, manifestó «yo si».

Pero el consejero madrileño de Sanidad, Javier Rodríguez, expresó ayer sus dudas de que la enfermera no hubiera alcanzado los 38,6 grados de fiebre (temperatura prescrita para activar la alerta sanitaria por ébola) en los días previos a su hospitalización, como ha declarado. Esa temperatura se considera el punto a partir del cual debería haberlo comunicado. «También es verdad que a raíz de los resultados nos pudo estar mintiendo, pero lo pongo yo de mi cosecha», agregó el consejero.

Rodríguez también desveló que la paciente fue a depilarse a una peluquería después de visitar al médico de cabecera con los primeros síntomas de fiebre, donde le atendieron dos trabajadoras que, como los profesionales sanitarios que han tenido contacto con ella, están «bajo control».

El consejero explicó que la enferma tenía fiebre desde el día 29 de septiembre pero en su visita al centro de Atención Primaria «ocultó que era una enfermera que había estado trabajando en contacto directo con un paciente contagiado por el ébola». Agregó que desde que la enferma dio positivo en la prueba del virus del ébola «se puso en marcha todo un mecanismo para establecer los contactos que tuvo», de los que se han detectado hasta el momento a un total de 22 personas, según señalaron los responsables sanitarios que están atendiendo a la paciente en el Carlos III de Madrid.

De todos ellos, sólo se considera de «alto riesgo» a su marido, precisó el consejero, que comentó que después de acudir al médico de cabecera la mujer, que estaba vacaciones en Madrid, prácticamente no salió de su casa en la localidad de Leganés. «No sabemos si porque sospechaba algo», apuntó.

Al preguntarle sobre su actuación durante el tiempo que atendió al segundo español afectado por el ébola, el misionero Manuel García Viejo, la auxiliar de enfermería comentó que accedió dos veces a la habitación de aislamiento «con el equipo de protección individual establecido». En la primera ocasión, el 24 de septiembre, movilizó al paciente y le cambió el pañal y las sábanas, mientras que al día siguiente se dedicó a recoger y eliminar el vómito de los contenedores de recogida de residuos, detalló.

El político popular añadió que la paciente aseguró en sus primera declaraciones que no hubo «incidencias» en el manejo de estos materiales ni «contacto directo» con los fluidos del enfermo. Sin embargo, prosiguió el consejero, «hoy ha reconocido a su médico que probablemente cometió un error porque al desvestirse tuvo un contacto con el guante, que pudo ser la causa del contagio». «Durante todo este tiempo lo negó siempre, como tampoco informó a su médico de atención primaria cuando fue que había estado tratando a un paciente con ébola», subrayó el responsable de la sanidad madrileña

Por otra parte, la auxiliar de enfermería ingresada la noche del martes por presentar «algunas décimas de fiebre», fue dada de alta ayer. Así, desde que se conoció el primer contagio del ébola en Europa, tan solo cuatro son las personas aisladas por ser sospechosas de haber contraído el virus. Se trata de dos enfermeras de La Paz que formaron parte del equipo que trató a García Viejo; el marido de Romero, Javier Limón, quien no presenta síntomas pero está en observación y un ingeniero español procedente de Nigeria.