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Análisis

Dos «tapados» socialistas en Alicante

El PSPV intenta evitar que se alargue la batalla por el control de las agrupaciones locales en la provincia

Toñi Serna, Alfaro, Echávarri, Carlos Giménez y Carlos González. matías segarra

Ximo Puig reunió esta semana a la dirección del PSPV para intentar dar carpetazo, de una vez, a un proceso congresual eterno que dura ya cerca de un año y en el que los militantes se han enfrentado, primero, para aupar contra pronóstico a Pedro Sánchez y arrinconar a la andaluza Susana Díaz que se presentaba con el respaldo de todo el «aparato». Luego, poniendo más cordura que los que azuzaban la guerra desde Ferraz, para frenar a los «sanchistas» en su intento de descabalgar al propio Puig, el hombre que se hizo con la presidencia del Consell después de que los socialistas penaran durante dos largas décadas en la oposición. Más tarde para elegir a los secretarios provinciales. Un proceso que, en el caso de Alicante, supuso la designación sin votación de José Chulvi José Chulvien un proyecto de respaldo absoluto a Ximo Puig pero que se saldó, sin embargo, con otra batalla campal con el incombustible Ángel Franco en el epicentro de la disputa. Y, en el último episodio que se ha vivido hasta ahora, unas primarias para las secretarias comarcales que, rizando el rizo y con un tirabuzón, resucitó a los que habían perdido el congreso provincial -como el propio Franco o el alcalde de Elda, Rubén Alfaro- y cargó con su primera derrota al nuevo líder provincial.

Después de todas esas idas y venidas, en las que los socialistas no sólo se sienten cómodos sino que son auténticos especialistas, la cúpula del PSPV, decía, se reunió esta semana para intentar zanjar ese proceso interno y que el partido, a poco más de un año vista de las elecciones autonómicas y municipales, empiece a lanzar mensajes hacia la sociedad. No sólo hacia el interior. A pesar de que Ferraz había abierto la mano para alargar aún más los plazos, la dirección de los socialistas valencianos, como recomendación, pidió a sus agrupaciones locales que acaben con ese último proceso pendiente -las asambleas para las nuevas ejecutivas en cada municipio- antes del próximo 1 de abril a medida que se vayan concretando los congresos en cada comarca. Un mes máximo. No es una cuestión únicamente de fechas sino de capacidad para empezar a perfilar un relato de cara a la campaña.

Ocurre, sin embargo, que la renovación de las agrupaciones locales es, quizá, el proceso más importante después de la elección de la dirección federal y de la cúpula del PSPV. Aunque la normativa socialista ratifica de forma automática a los alcaldes, las asambleas de los municipios miden la legitimidad de cada dirigente local, calibran sus problemas y ofrecen pistas sobre su nivel de solidez. Y ese proceso municipal tiene en la provincia dos episodios claves. No sólo para las agrupaciones sino también para el resultado autonómico del PSPV en 2019: el incierto futuro de Gabriel Echávarri en Alicante y las tensiones internas para Carlos González en Elche, las dos grandes ciudades con los socialistas en graves problemas.

Minuto y resultado. En la capital, la asamblea no se podrá celebrar hasta pasado el 10 de marzo, fecha del congreso comarcal que controla Franco. Echávarri ya ha anunciado que se presentará a la reelección a pesar de arrastra dos imputaciones judiciales por su gestión. No son pocas las voces, incluso de grupos alineados con Franco en los últimos procesos, que están empezando a considerar que el primer edil debe dar un paso atrás para facilitar la elección de un secretario general de consenso, con perfil de gestión, sin aspiraciones, que pueda dirigir el partido hasta las elecciones pase lo que pase en los juzgados y sin el riesgo de que, en el caso de que Echávarri fuera reelegido pero se le abriera juicio oral, la agrupación acabara en manos de otra gestora. No parece sencillo. Pero un primer «tapado» podría entrar en escena. En Elche, el pasado viernes compartieron mesa y mantel el alcalde Carlos González, actual secretario general, y Alejandro Soler, miembro de la dirección de Pedro Sánchez y dispuesto a hacerse con las riendas de la agrupación inilicitana. El primer edil sabe que tiene asegurada su candidatura de forma automática pero Soler aprieta para tener el mando del partido y de la candidatura. El alcalde estaría dispuesto a ceder la secretaría general pero con una figura de consenso. Otro tapado.

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