Ximo Puig revalidó ayer su cargo como secretario general del PSPV. El presidente de la Generalitat se impuso de manera clara a su rival en las primarias, Rafa García, al lograr 7.447 votos de la militancia (un 56,7% de los sufragios emitidos) frente a los 5.557 apoyos (un 42,3%) que sumó el alcalde de Burjassot. Puig ganó en las tres provincias. Los afiliados de Alicante, València y Castellón le arroparon de manera amplia y, a la vez, propinaron la primera gran derrota de Pedro Sánchez después de ser elegido líder federal del PSOE el pasado mes de mayo.

A García, que partía con desventaja tras la recogida de avales, solo le valía un elevado índice de participación en la cita con las urnas de ayer para poder revertir la situación y superar así a Puig. Finalmente, ese porcentaje se quedó en el 71,9%, seis puntos menos que en el proceso que enfrentó a Sánchez con la presidenta andaluza, Susana Díaz, y el exlehendakari Patxi López. En Alicante se contabilizó la cifra más baja con un 69,9%.

Los resultados que arrojaron ayer las urnas permiten realizar diferentes lecturas. Una de ellas, que el jefe del Consell ha sabido desligar aquel proceso federal del nacional que se ha celebrado ahora. Como es sabido, Puig fue uno de los dimisionarios en Madrid que aceleraron la marcha de Sánchez de la Secretaría General. A continuación, ya en plena batalla interna, el presidente se posicionó del lado de Susana Díaz... y se llevó un tremendo varapalo. Las bases de la Comunidad apoyaron de forma mayoritaria a Sánchez (9.558 sufragios frente a 4.312) y censuraron de manera evidente aquella maniobra en la ejecutiva federal. Ayer, sin embargo, el líder del PSPV fue capaz de voltear esas cifras y derrotar al candidato «sanchista». Eso, por una parte.

La victoria, con todo, no fue todo lo amplia que su candidatura podía esperar. Si bien es cierto que la diferencia fue de 14,4 puntos, también lo es que un 42,3% de las bases -uno de cada cuatro afiliados- expresó en las urnas que quiere un viraje en el rumbo del partido. Ello obligará, por ende, a que Puig acerque posturas con la candidatura rival de cara al congreso nacional que se celebrará dentro de dos fines de semana en IFA. Los resultados apuntan a que tendrá que conformar una ejecutiva de integración para evitar así más voto de castigo en ese cónclave interno.

El escrutinio final arrojó también otro dato curioso. Puig, que logró reunir hace un par de semanas un total de 7.584 avales válidos, se quedó ayer en 7.447 votos. Es decir, ha «perdido» por el camino un centenar de apoyos. García, por su lado, presentó 4.411 firmas válidas y finalmente le arroparon ayer 1.100 personas más.

No obstante, el presidente de la Generalitat consiguió imponerse en las tres provincias. Según los datos aportados por el PSPV, en Alicante logró 2.421 votos frente a los 1.725 de García; en València obtuvo 3.979, mientras su rival se quedó en 3.317; y en Castellón cosechó 1.071 y el alcalde de Burjassot se tuvo que conformar con 485.

Poco después de conocerse los resultados, Puig realizó una comparecencia pública en la que tendió la mano a su rival. «Hay que buscar fórmulas para conseguir la mayor integración posible, porque hay ideas de la otra candidatura que se pueden asumir perfectamente», dijo. Acto seguido, el presidente quiso dejar claro que en estas primarias «no hay perdedores», insistió en que no han sido «ninguna segunda vuelta» del proceso federal y ensalzó que el PSPV «ya no es un partido de familias». Rafa García, por su parte, le felicitó públicamente y pidió que en el congreso «se integren propuestas y resoluciones».