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Isabel Bonig: «Para llegar a la Generalitat en 2019 tenemos que construir un nuevo PP»

La líder del PP admite que la corrupción «nos ha pasado factura» y tiende la mano a Ximo Puig

Isabel Bonig, durante la entrevista en la redacción de INFORMACIÓN.

Ha pasado un año desde que el PP perdió gran parte de su poder en las elecciones autonómicas y locales. Ahora han vencido claramente en las generales. ¿Lo considera un cambio de tendencia?

Sí. Aunque con reservas en tanto que hablamos de unas elecciones generales que se deben analizar en su justa medida, se demuestra que la gente ha tenido en cuenta el resultado de ese primer año de los gobiernos del cambio. Con una tendencia que se inició el 20-D y confirmada ahora de pérdida de respaldo de los partidos que forman parte de ese ejecutivo «a la valenciana», lo que yo llamo el «gobierno del Titánic»; y con una recuperación del PP.

¿Pero qué parte de esa recuperación se puede achacar al desgaste del Pacte del Botànic y cuál al ascenso del PP en toda España?

De los nuevos electores que ha conseguido el PP en toda España, el 14% salen de esta Comunidad, lo que nos consolida como granero de votos. No hay una sola causa. De las 80.000 papeletas que hemos recuperado, unas 50.000 venían de la abstención y otras 30.000 de Ciudadanos. Nos hemos colocado muy pronto en nuestro nuevo papel de oposición. Hemos pasado muy rápido el duelo. La gente ha valorado la renovación del PP, la contundencia contra la corrupción y un discurso más agresivo. Y otra parte, insisto: nos ha ayudado mucho la gestión de los gobiernos del cambio con el riesgo de que eso se reprodujera con la política que se debe aplicar España.

¿Hasta qué punto eso avala por completo su liderazgo en el PP?

Más que un liderazgo, ratifica la labor de un equipo. Hemos pasado momentos muy duros. La gente ha apreciado la contundencia con la que hemos abordado algunos temas. Hemos plantado cara con valentía al actual Consell actuando con lealtad en asuntos como la financiación pero siendo muy duros con la gestión de Educación o la libertad de los padres para elegir centro educativo. Políticas puramente ideológicas y sectarias. Y también, pienso, que hemos sido capaces de renovar gran parte del primer escalafón del PP.

Ha hablado de iniciar ya su carrera para intentar ser presidenta de la Generalitat en 2019. ¿Cómo se puede plantear una campaña electoral a tres años vista?

Hay que seguir consolidando la renovación del partido. Tenemos que construir un nuevo PP. No hay vuelta atrás. Hay que cambiar lo que sea necesario. Construir un proyecto y un relato. Empezamos a tenerlo. Estos resultados del 26-J han permitido que se nos acerque gente con ganas de participar. Y la clave es que tengamos un proyecto que vuelva a ilusionar a los valencianos. Las campañas no se ganan en los últimos tres meses, ni tampoco en los platós de televisión. La política se hace en las calles. De tanto gestionar, en el PP perdimos el alma, el contacto con la calle y nuestros principios. Hay que volver a los inicios. Y estas dos campañas nos lo han demostrado. Durante estos tres años hay que cultivar la ilusión y el proyecto del PP.

¿Dice lo de la campaña electoral porque piensa que es posible un adelanto de las autonómicas?

No lo descarto. Es verdad que el poder en la Generalitat y en los municipios une mucho. Y a todos estos partidos nuevos les gusta mucho la moqueta y el despacho. Pero yo no esperaba que el gobierno «a la valenciana» estuviera tan dividido en sólo un año de gestión, que es un periodo de gloria y casi de luna de miel. Después de 20 años de mayorías absolutas del PP, al nuevo gobierno se le concede un cierto margen lógico y normal. Pero los veo muy tocados por los resultados de las elecciones, muy divididos y, lo que más me preocupa, muy agotados.

¿No cree un poco pretencioso asegurar que a día de hoy ya han pagado la factura de la corrupción con todo el calendario judicial que todavía tienen por delante?

La corrupción nos ha pasado mucha factura. Esto es una realidad. El PP tuvo un fuerte castigo tanto en las elecciones europeas como en las autonómicas y, sobre todo, en las locales. Muchos de nuestros alcaldes sufrieron el desgaste de la marca. Pero lo primero que yo hice en un acto en presencia de Mariano Rajoy fue pedir perdón y dar las gracias a toda la gente que dio la cara por el PP. Hay que dejar trabajar a la Justicia y exigir que no se utilice políticamente porque nosotros ya hemos apartado a las personas investigadas o sentenciadas. Y ya no hay vuelta atrás: aplicaremos mano dura y tolerancia cero con la corrupción.

El otro día un registro en el municipio que gobernó Alfonso Rus, un informe de la Guardia Civil sobre la financiación irregular del PP en la ciudad de Valencia... Toda esa situación les sigue salpicando.

Son procesos judiciales que no podemos hacer desaparecer. Pero, insisto, las personas implicadas están apartadas. Se tomarán medidas si vuelven a salir otras cosas. La corrupción es una cuestión de personas no de partidos. Hay que tomar todas las medidas para evitarla y, si se produce, actuar de forma contundente contra los responsables.

Pues tiene usted sobre la mesa dos «patatas calientes»: Gerardo Camps, diputado electo por Alicante; y la senadora Rita Barberá...

Ninguno de las dos está investigado. Gerardo Camps, en el supuesto de que sea imputado, dejaría el acta, como estableció el PP de Alicante. Y en el caso de Rita Barberá se le aplicará los mismos criterios que a todo el mundo. Lo que marcan los estatutos del PP y se le reclamará el cargo si se produjera una imputación en una investigación por corrupción.

¿Cómo tiene que desarrollarse el proceso de renovación del PP en la Comunidad Valenciana?

Hay dos cosas. Por un lado, las personas. Junto a la renovación de dirigentes tenemos que aprovechar también la experiencia de gente que tiene memoria para que no nos ocurra lo que le pasa a Ciudadanos y a Podemos y se cometan errores infantiles. Y, por otro, un proyecto más abierto. Hay que sumar siempre a gente porque las organizaciones que conceden mucha seguridad a sus dirigentes acaban siendo ineficaces. ¿Ideas? Recuperar los principios y valores del PP, que habíamos dejado un poco de lado. Tanto tiempo en las tareas de gestión había reducido nuestro proyecto a la estructura del partido. Y ahora que estamos en la oposición tenemos que abrirnos.

Hablemos de apertura. ¿Es partidaria de convocar primarias?

Totalmente de acuerdo. Tengo dudas de utilizar ese nombre. Pero sí, ha llegado el momento, desde luego, de que nuestros militantes hablen. Hay que facilitarles esos cauces. Es el paso que tenemos que dar.

¿Para órganos de dirección y para candidaturas electorales?

También. Absolutamente. Debatir con candidatos, equipos y proyectos. Creo que sería también una forma de revitalizar nuestras sedes. La gente tiene ganas de participar.

¿Y sería partidaria de plantear, como se dijo en su momento, el cambio de las siglas del PP?

Puede ser que aquello surgiera en caliente. Nuestra propuesta sigue siendo la misma: necesitamos un congreso en el que se visualice esa nueva estructura, nuevos dirigentes avalados por la voz de los militantes y un nuevo PP ilusionante. Sin vuelta atrás. Y con mucha música valenciana, alicantina y castellonense. El PP conserva su proyecto nacional pero debe tener una mirada hacia la Comunidad. Estamos muy preocupados por vertebrarla y por integrar a Castellón y Alicante, que noto como empiezan a separarse del proyecto de la Comunidad Valenciana.

Usted, obviamente, quiere liderar todo ese proceso...

Sí. Yo me presentaré. Pero me encantaría que también lo hicieran otras personas. Es el momento de demostrar que estamos vivos.

Y hablando de Alicante. ¿Usted prefiere que José Císcar continúe de presidente provincial del PP o apuesta por César Sánchez?

Tengo una excelente relación con ambos. José Císcar es un magnífico presidente del PP y tiene una muy buena conexión con César Sánchez. Yo estoy convencida, tal y como conozco a José Císcar, que le gustaría que hubiera otros candidatos.

La decisión, en todo caso, la debe tomar el propio Císcar...

Es suya y de los militantes del PP.

Viendo lo que ocurre en Valencia, Alicante, Elche o Castellón... ¿Arrastra el PP un problema en las grandes ciudades autonómicas?

Obviamente. El voto urbano fue el que más nos castigó en las autonómicas. Conservamos más apoyo rural y de interior. Pero en estas últimas elecciones hemos empezado a recuperarnos en grandes ciudades: un perfil joven, de clase media... Me revienta cuando se dice que el PP es el de los ricos. No es verdad. Somos el partido de la clase trabajadora. De gente honrada. De la clase media.

En la ciudad de Alicante, la agrupación del PP lleva medio año de interinidad y con una gestora...

Cuando se constituya el Gobierno en Madrid, queremos celebrar el congreso regional cuanto más pronto mejor. Antes del nacional o, si es después, de los primeros para seguir con los provinciales y los locales. El objetivo es que a finales de 2016 o, como mucho, a principios de 2017 ese proceso esté completado. Alicante es fundamental. Pero siempre con el mismo criterio: procesos de participación de los militantes, varios candidatos y apertura total.

Estamos en plena negociación del nuevo gobierno en Madrid. ¿Es partidaria de que el PP busque un acuerdo con los socialistas?

Soy partidaria de una gran coalición y, siempre, del bipartidismo. Hecha la primera transición, que fue desmontar una dictadura y el franquismo con la Constitución de 1978; hay que afrontar la segunda que es una gran reforma de los partidos políticos. Y si no es posible una gran coalición, al menos, ser capaces de llegar a grandes acuerdos de Estado. Algunos errores habremos cometido en el PP. Pero el PSOE debe abandonar esa concepción radical para volver a ser capaz de liderar una alternativa desde el centro izquierda.

¿Y con un acuerdo PP-PSOE en Madrid, qué podría ocurrir en la Comunidad Valenciana?

No habría ningún problema. Yo ya le ofrecí al presidente Ximo Puig los 31 diputados del PP en las Cortes para gobernar por la deriva nacionalista y radical de su gobierno con la lengua, la Educación, horarios comerciales, respeto a las tradiciones... Un año de inacción en el Consell y en el Ayuntamiento de Alicante. El presidente Puig no debe tener miedo: tiene libertad para soltar amarras. Le ofrezco estabilidad absoluta en todas las instituciones. El interés de los valencianos tiene que estar por encima de todo. Y no pido sillones. Pactar los temas más importantes y ayudarles, si quieren, en la gestión.

Tiene un buen trato con Ximo Puig pero, sin embargo, su discurso es más duro con Mónica Oltra...

Con el presidente Puig, pese a la diferencia ideológica, tengo buena relación personal. Es un hombre calmado, sensato y con el que llegaría a pactos. No puedo decir lo mismo de Mónica Oltra. No hay trato personal. Ximo Puig me felicitó por los resultados electorales. La vicepresidenta insultó a los votantes del PP. Y ni ha rectificado ni ha pedido perdón. Oltra es profundamente sectaria. Sólo gobierna para los suyos desde una posición con la que sólo intenta aniquilar al principal partido político de esta Comunidad que es el PP.

¿Lo hace por considerarla su principal rival en las elecciones autonómicas de cara a 2019?

Hasta el 26-J sí que la consideraba la principal rival. Pero creo que empieza a tener algún problema dentro de Compromís. Pero aún así, evidentemente, es la rival porque los socialistas se están convirtiendo en insignificantes. Son la tercera fuerza.

¿Tan malo es el escenario del Consell como ustedes pintan?

Hay algunos gestos de apertura y de participación que han estado bien. Pero en la gestión es un suspenso. Y no lo digo yo. El 22 de mayo tenían 40.000 personas en la calle manifestándose contra la política de Educación. Y no eran del PP. A eso se suma la falta de acción económicca, en esta ciudad, por ejemplo, con el problema de los horarios comerciales o con la instalación de Ikea, que ya debería estar resuelta. No podemos dar esta imagen de descontrol. La gente no quiere declaraciones. Necesita puestos de trabajo.

Y ahora está sobre la mesa la entrada de Podemos en el Consell...

Tengo dudas de que el PSOE y Compromís lo tengan claro. Pero a Podemos los veo con muchas ganas. A mi me da un poco de pena escucharles. El Pacte del Botànic son declaraciones vacías de contenidos. La gente quiere gestión y resultados.

¿Empeoraría la situación?

Visto el comportamiento que tiene Podemos en las Cortes Valencianas, absolutamente. Haría a ese gobierno mucho más radical y sectario.

Uno de los asuntos pendientes antes de las vacaciones es la ley para la reapertura de Canal 9. ¿Cuál es la posición del PP?

Nos hemos abstenido y lo volveremos a hacer. Nosotros cerramos Canal 9 y pagamos un coste. Intentamos hacer una televisión en valenciano y sostenible. Y nadie nos ayudó. Queremos que esta televisión nazca con todas las garantías. Y hemos pedido un informe de la dirección general de presupuestos para saber si el proyecto es sostenible. Hasta ahora, no nos lo han dado.

Ha citado el problema de la financiación y su lealtad con la resolución de este problema. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar en Madrid con este asunto?

En defensa de los valencianos, hasta el final. Estoy convencida de que el PP cambiará el modelo en el Consejo de Política Fiscal con un acuerdo unánime o muy amplio y teniendo en cuenta que esta Comunidad está mal financiada, algo que ya conoce el PP y el ministro Montoro. Votaremos siempre a favor de un modelo de financiación acorde a la realidad de lo que necesita la Comunidad. Y si no es así, lo diremos. Yo he hablado con el ministro y es sabedor de toda esta situación.

¿Hay posibilidad de reenfocar la mala relación entre la Diputación de Alicante y la Generalitat?

El presidente de la Generalitat lo tiene muy fácil y muy sencillo: sentarse en una mesa. No pueden decir que no apuestan por las provincias y que quieren las comarcas, que no tienen entidad jurídica en la Constitución. Conozco al presidente de la Diputación de Alicante. Es una persona dialogante que, seguro, estará dispuesto a sentarse con el presidente Ximo Puig, que todavía, por cierto, ni siquiera lo ha recibido aún. Es increible que no se hayan llegado ni a ver. Y si lo hacen, estoy segura, que llegarían a muchos pactos.

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