Un problema político exige una solución política. Lo que el pueblo catalán aprobó en un referéndum y el Congreso ratificó no debería haber sido enterrado por ningún Tribunal Constitucional y abrir así un conflicto cuyo último episodio se escribió con las elecciones catalanas convocadas en clave plebiscitaria sobre la independencia. Por ello, el desatasco del problema pasa por regresar al momento en que se invalidó legalmente la reforma estatutaria en aras de llegar a un nuevo pacto entre el Estado y Cataluña. En ese razonamiento está el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a la hora de afrontar una solución al problema catalán. Apenas 72 horas después de comer a solas con el Rey Felipe VI en el Palau, el presidente de la Generalitat viajó ayer a Madrid a provocar un terremoto político al apostar, desde la capital, por el reconocimiento de Cataluña como «nación». Una vía, explicó, para frenar las ansias independentistas de esta comunidad autónoma.

El presidente valenciano defendió en un desayuno organizado por Europa Press una reforma constitucional que valide el Estatut catalán que fue anulado por el Tribunal Constitucional y en cuyo preámbulo se proclamaba la condición nacional de Cataluña. En una histórica sentencia de 881 páginas, el Alto Tribunal fue tajante al invalidar, en 2010, la reforma estatutaria por entender que la Carta Magna «no conoce otra nación que la española». Resolvía de este modo el recurso presentado por el PP cuatro años antes.

De esta forma, el jefe del Consell se desmarcó ayer del líder de su partido, Pedro Sánchez, para situarse dos pasos por delante. Tras las elecciones catalanas, el secretario general del PSOE negó que la búsqueda de una solución adecuada para el conflicto pase por reconocer a Cataluña como nación.

Relaciones con la Unión Europea

Con todo, fuentes próximas a Puig indicaron ayer que el presidente de la Generalitat ha actuado con «lealtad» a su partido y a Pedro Sánchez porque comunicó su propuesta al máximo dirigente de Ferraz y al consejo territorial del partido antes de formularla en público. El dirigente socialista conminó a los que desean «que Cataluña siga en España» a formular una propuesta «de recuperación de lo anulado en la sentencia del Estatut» y a «abrir nuevas vías de participación en la Unión Europea» para solucionar la cuestión territorial. «Hay que intentar recuperar los afectos y luego tomar la iniciativa del diálogo y la propuesta». Puig defendió la necesidad de convocar la comisión bilateral Estado-Generalitat catalana para poner en marcha «iniciativas concretas» en vez de «invocar los males del infierno» como a su juicio hace Mariano Rajoy. «La Comunidad Valenciana quiere ser puente entre Cataluña y España», reiteró el jefe del Consell.

El presidente de la Generalitat considera que el Gobierno de España no puede permanecer más tiempo «sin mover ficha» y pensando que el «suflé ya bajará», explicaron a este diario fuentes próximas al presidente.

En su comparecencia de ayer ante empresarios, periodistas y políticos de Madrid, Puig insistió en la necesaria reforma del sistema de financiación para acabar con la marginación de los valencianos en el reparto de recursos. De lo contrario, dijo, «la Comunidad Valenciana es inviable». A la vez, desgranó una propuesta con tres tramos de recursos.

Un primer tramo para garantizar el mismo nivel de servicios públicos fundamentales -sanidad, educación y servicios sociales-, un segundo para dotar de recursos suficientes el resto de competencias autonómicas y un tercer tramo para que cada territorio pueda corresponsabilizarse fiscalmente y adoptar las decisiones tributarias propias. Es una reforma, dijo, urgente. «Debería discutirse ya», sentenció el socialista Puig.

El jefe del Consell explicó a los presentes que mañana miércoles los partidos, universidades y agentes sociales y económicos firmarán un documento en el que se reclama una financiación justa.

«Carpe diem, tempus fugit»

Pero el golpe sobre la mesa de Puig no se limitó a desmarcarse de la tesis del PSOE sobre la definición de Cataluña aseguró que «no hay ninguna cuestión» sobre el liderazgo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a la vez que añadió «carpe diem, tempus fugit» y «todo en la vida, efectivamente, es revisable», lo que abrió un nuevo debate en el PSOE.

Puig, muy próximo a Susana Díaz, presidenta de Andalucía y rival de Pedro Sánchez po el liderazgo socialista, resaltó que el PSOE ha hecho un proceso de renovación «muy valiente» y Sánchez tiene el «aval del partido claramente», pero lo que es más importante es que «cada día que pasa tiene más aval de la sociedad». Ante sus palabras, el número dos del PSOE, César Luena, salió a defender a Sánchez asegurando que tiene «el apoyo absoluto del partido», al tiempo que resaltó que ese «liderazgo» se verá «respaldado en las urnas».

RESPUESTA DE PEDRO SÁNCHEZ

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha confesado hoy que le resultó "sorprendente" la forma como le mostró su apoyo el president de la Generalitat, Ximo Puig, cuando habló de que su liderazgo, como "todo en la vida, es revisable".

Sánchez, en declaraciones a "Herrera en Cope", ha afirmado que que se siente "respaldado" por el socialismo valenciano y por Puig a pesar de cómo le manifestó su adhesión.

"Si uno coge la literalidad de todo lo que dice, lo que se ve es que (Puig) apoya al secretario general, pero efectivamente, en algún momento de la formulación de ese apoyo, he de reconocer que me resultó sorprendente", ha admitido Sánchez.

En un desayuno informativo, Puig dijo ayer, lunes, que "no hay ninguna cuestión" sobre el liderazgo de Sánchez, pero añadió que "carpe diem, tempus fugit" y "todo en la vida, efectivamente, es revisable".

Tras recordar que desde que asumió las riendas del PSOE hace algo más de un año ha estado trece veces en la Comunitat Valenciana, ha subrayado que siempre se ha sentido "muy agradecido" ante el apoyo brindado por Puig y las bases.

A juicio de Sánchez, para la Comunitat Valenciana sería "conveniente" que él llegara a la Moncloa porque ayudaría a resolver el problema de financiación que tiene este territorio.

Ante las dudas sobre su liderazgo que en ocasiones dejan entrever algunos dirigentes de su partido, Sánchez ha dicho en tono de broma: "Como secretario general del PSOE, uno tiene que estar sometido siempre a reconocimiento médico".

Sánchez se ha referido también a la defensa que Ximo Puig hizo del Estatuto de Cataluña anulado por el Tribunal Constitucional y de que se aceptara denominar a este territorio nación, siempre que no tuviera efectos jurídicos.

El secretario general ha reiterado que el independentismo catalán ha convertido el término nación en "una palabra trampa", porque, dentro de sus diversos significados, para el presidente de la Generalitat, Artur Mas, equivale a "estado independiente".

"No vamos a entrar en un debate de definiciones nominalistas que está convirtiendo una palabra polisémica como nación en una palabra interesada que significa para la independentismo la ruptura de España", ha advertido Sánchez.

Tras dejar entrever que no comparte la reflexión que en su día hizo el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero de que nación es un concepto "discutido y discutible", Sánchez ha definido a España como una nación "plural, diversa e indivisible".