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José Císcar: El más difícil todavía, por P. Rostoll

Ha logrado en poco más de una década de militancia lo que a cargos de la «vieja guardia» les costó una vida

José Císcar Bolufer (Teulada-Moraira, 1961) ha conseguido en apenas doce años de militancia en el PP lo que a dirigentes de la «vieja guardia» popular les costó toda una vida. Liderar a los populares en Alicante y ahora, con aspiración de sumar aún otros objetivos en los comicios del 24-M, encabezar la candidatura a las Cortes por Alicante. Ascensos y más ascensos. Su estado natural desde que Joaquín Ripoll -al que luego contribuyó de forma decisiva, cosas del destino, a matar políticamente- lo «fichó» en 2003 para el PP desde un partido independiente -Císcar no es un «pata negra» de los populares- para asegurar la victoria en la Diputación.

En una carrera meteórica, José Císcar pasó de ser el hombre elegido por Francisco Camps para horadar el poder de Ripoll; a convertirse en el símbolo del «poscampismo». Y de colaborar con Alberto Fabra en sus primeros pasos a maniobrar para que el jefe del Consell no repitiera como candidato. Su perfil, precisamente, le ha servido para adaptarse mucho mejor a los cambios que el PP ha experimentado en los últimos años. Ahora se enfrenta a otro reto: compaginar la candidatura a las Cortes -un puesto que ya tiene en el bolsillo- con aspirar, además, a la presidencia de la Diputación de Alicante. El más difícil todavía.

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