Ni un cabeza de cartel. Ni una sola candidatura. Cuando restan poco más de 90 días para las elecciones municipales y autonómicas, el PP no tiene designado ni un sólo miembro de sus listas para la Comunidad Valenciana, la única autonomía que se encuentra en esta situación junto a Madrid y Murcia. El retraso de Génova a la hora de poner fecha a la ratificación de Alberto Fabra como candidato a la Generalitat y el debate interno sobre el alcaldable de Alicante bloquean, por ahora, el proceso de elección del resto de aspirantes municipales y también de las candidaturas autonómicas. Entre los alcaldes, en una situación inédita que les coloca por vez primera desde 1995 en la tesitura de perder una inmensa cuota de poder, se ha extendido el nerviosismo y apremian para que se acelere todo el proceso que, sin embargo, se mantiene a la espera de que Madrid se arranque con las primeras resoluciones.
Tanto el comité de listas regional del PP -presidido por la consellera María José Catalá- como el provincial -encabezado por el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón- ya remitieron una circular a las Juntas Locales en la que les emplazaban a crear los comités municipales para concretar las propuestas de candidaturas. Ese trámite ya está prácticamente cerrado y, de acuerdo con los datos que maneja la cúpula popular, quedará completado el próximo sábado. El problema es que, por ahora, no se pueden realizar ni tan siquiera las propuestas a Valencia y Alicante en función de la competencia de cada una de las direcciones. Todo está paralizado. La dirección regional del PP, aunque es consciente de la opinión de los alcaldes, de momento, se ha pronunciado en contra de adelantar la convocatoria del comité electoral antes de que se ratifique a Fabra -su designación está garantizada y tan sólo falta el visto bueno oficial- y de que se validen las candidaturas de las tres capitales de provincia de la Comunidad.
Así que todos están a la espera de esa decisión sobre el jefe del Consell. Entre los cargos municipales del PP existe el temor de aplicar las recetas antiguas de la factoría popular -elegir a los candidatos y ordenar las listas en el último minuto- para un escenario nuevo de hemiciclos multipartidistas y en el que se abre la posibilidad de perder gobiernos frente a los pactos de la izquierda. En Génova, sin embargo, opinan todo lo contrario. La cúpula popular considera que, efectivamente, las elecciones «pintan» un decorado completamente diferente al de anteriores citas pero, sin embargo, entiende -al menos eso es lo que ha trasladado a las organizaciones territoriales- que, en esta ocasión, el voto se va a decidir en el último minuto -detecta un alto número de indecisos- y, por tanto, apuesta por una campaña corta en la que los candidatos se dejen ver poco. Así que el mensaje que se está trasladando desde Madrid es que, en principio, no hay prisa. Ahora todos los movimientos para la ratificación de Fabra apuntan a los primeros días de marzo con lo que los candidatos locales y las listas autonómicas podrían empezar a abordarse, de mantenerse ese calendario, a mediados del mes que viene.
En el caso de la provincia, además del retraso a la hora de validar la candidatura de Fabra, hay un problema añadido: la sucesión de Sonia Castedo en la candidatura del PP a la Alcaldía de Alicante. No parece que la elección del resto de alcaldables se pueda iniciar cuando el de la capital continúa sin decidirse. La dirección provincial mantiene su apuesta por la consellera Asunción Sánchez Zaplana, en la regional se ve con más simpatía la de Carlos Mazón y en el centro la figura de Miguel Valor, aunque nadie la acaba de ver, podría ser una vía de consenso.
