«Te ha cambiado la cara, mamá», le decía el otro día su hijo mayor a María, quien se acababa de enterar de que su pareja había encontrado un trabajo en la hostelería. Un contrato de diez horas al mes. «Bueno, ayudará en los gastos mensuales», se convence María, nombre ficticio de una alicantina de 45 años que trabaja con un contrato por obra y servicio de cuatro horas al día (media jornada) en el sector de la geriatría y que percibe unos 450 euros netos al mes. Su hipoteca le supone unos 360 euros mensuales, por lo que para llegar a fin de mes tiene que recurrir al apoyo económico de la familia.
Ella sabe que su situación no es exclusiva, «conozco a mucha gente que está igual, que tiene serias dificultades para salir adelante desde que comenzó la crisis». Y las estadísticas lo reflejan. «El 40% de los 645.688 asalariados totales de la la provincia no llega al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que en 2017 se ha situado en los 707,60 euros al mes. Y en 2015 aún era más bajo. Alcanzaba los 648,60 euros, que se convierten en 9.080,40 euros anuales, repartido en 14 pagas», según subrayaba Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí-La Marina.
El sindicato ha elaborado un informe sobre la evolución salarial en plena crisis en la provincia, desde 2010 a 2015. El balance de este ejercicio es el último publicado por la Agencia Tributaria, que está basado en los datos de las declaraciones de los contribuyentes. Así, a nivel general, el sueldo medio en la provincia alcanzaría los 15.425 euros anuales, «lo que supone que es 479 euros más bajo que en 2010, año en que el promedio era de 15.904 euros anuales», denunciaba Yaissel Sánchez. Para la dirigente sindical, «no nos vale el discurso del Gobierno de lo inevitable, cuando tanto el Ejecutivo como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han ido aumentando las previsiones de crecimiento y los precios están cercanos al 3%. No es posible que los trabajadores perciban unos salarios tan bajos para poder llevar una vida digna».
Un menú de crisis
No llegar al Salario Mínimo «no sólo crea un colectivo de trabajadores pobres, sino que aboca a muchas familias a la economía sumergida, con las repercusiones que eso tiene de cara a futuras prestaciones y a la propia pensión, por tener una cotización insuficiente», añade Yaissel Sánchez. Antes de la crisis, María amplió su formación y acabó los cursos de administrativo contable y de técnico en atención técnico-sanitario para ampliar su empleabilidad. Actualmente, intenta «poder complementar su trabajo de cuatro horas con otro» para obtener más recursos. Porque ahora tiene que ir ajustando todas los meses y casi todas las semanas su escaso presupuesto familiar. Hay que pensar también en los gastos trimestrales de la comunidad de propietarios, que va pagando como puede. «El seguro de vida lo anulé, sí pago el de la casa, porque es imprescindible, y el del coche», del que tiene una ventanilla estropeada desde hace meses, al igual que el aire acondicionado del vehículo. Reparaciones que «tienen que esperar».
Las precariedades económicas que sufre una gran parte de los trabajadores alicantinos vienen determinadas por el grave impacto de la crisis en el mercado laboral. «Además de trabajadores pobres, hay un alto porcentaje de la población activa parada (19,8%)», añade la dirigente sindical. Y, ahora, que comienza a haber signos de recuperación, los contratos predominantes son los de jornada parcial (por horas)», como los de María o su pareja. «De ahí que el salario medio a nivel provincial haya bajado sensiblemente», advertía Yaissel Sánchez.
«Acabar con la precariedad»
UGT, junto a CC OO, está reclamando en los convenios colectivos un aumento de las retribuciones «y que lo pactado en los acuerdos se cumpla» -incide- «para acabar con los trabajos de miseria y para que la gente no se vea abocada a la economía irregular. Además, la precariedad laboral no contribuye al crecimiento económico», argumenta Yaissel Sánchez. La retribución de los asalariados alicantinos es inferior al promedio estatal y es la más baja de la Comunidad. Los 15.425 euros que suponen el salario medio provincial se alejan de los 17.019 que representa la media autonómica. En Castellón el sueldo medio anual se sitúa en 17.019 euros y en Valencia, en 18.052. Igualmente, Alicante se distancia de los 18.645 euros del promedio estatal, según refleja el estudio comparativo de UGT.
Entre los sectores, los trabajadores alicantinos del comercio son los que perciben un salario medio más bajo (14.209 euros anuales), según el informe de UGT. Y la brecha salarial vuelve a dejar a la mujer en una escala inferior: 16.864 euros es el promedio de la retribución entre los hombres, frente a los 13.716 que perciben de media las mujeres.
María estaría entre ellas. Antes de la crisis «tenía más tranquilidad por si surgía un imprevisto económico. Ahora, no». Mirar más los precios de la cesta de la compra es una de las herramientas básicas de ahorro
