Enrique Ortiz debiera estar acostumbrado a que su Hércules coquetee con el descenso. No hace mucho bajó a Segunda y el año pasado estuvo muy cerca de dar con sus huesos en Segunda B. Pero el empresario no termina de acostumbrarse a vivir al filo del abismo (en lo futbolístico) y desde hace varias semanas está muy preocupado, más de lo normal. El equipo blanquiazul afronta las siete últimas jornadas en plena depresión (ha sumado cuatro puntos de los últimos dieciocho) y el calendario no es favorable. Tal vez por todo ello, Ortiz está más pendiente que nunca del Hércules.
Ayer acudió al entrenamiento de Fontcalent, presenció toda la sesión junto a su inseparable puro y después charló durante casi una hora con el entrenador Quique Hernández, primero en el césped y después en su despacho.
El empresario que controla el Hércules no tenía muchas ganas de atender a los periodistas después del cónclave y se limitó a señalar, desde el asiento de su coche, que el entrenador le trasladó un mensaje optimista: «Quique me ha dicho que esto lo va a sacar adelante». Punto y final.
Nada más trascendió por parte de Enrique Ortiz, quien tiene intención de visitar de nuevo a la plantilla el sábado (a puerta cerrada en el Rico Pérez) para darle ánimos de cara al trascendental encuentro del día siguiente contra el Sabadell (17.00 horas).
Pese a perder dos encuentros de manera consecutiva y encadenar seis jornadas sin ganar, el equipo alicantino sigue fuera del descenso debido a los pinchazos de la mayoría de rivales directos. Pero otros como el Girona o el Alavés sí que han reaccionado y el Hércules debe reconducir su rumbo si no quiere caer a las cuatro últimas plazas. Todos coinciden en que esta reacción pasa por la Nova Creu Alta de Sabadell.
El cuadro catalán, con una renta de siete puntos sobre el descenso, cayó por 3-1 frente al Alcorcón y Quique Hernández recupera para este partido a De Lucas, Azkorra, Escassi y Hervás para esta cita. Por contra, pierde a Sardinero y Paco Peña no llega a tiempo.
En el entrenamiento de ayer no estuvieron presentes el lateral Aitor Fernández y el central Noe Pamarot, quienes descansaron por precaución por diferentes molestias y fueron tratados por los fisioterapeutas. El primero arrastra una sobrecarga en el sóleo, mientras que el segundo sigue con su plan específico de trabajo debido a su «complicada rodilla», tal y como señaló el médico Jeroni Llorca.
Por su parte, el preparador físico Jesús Paredes abandonó la sesión de trabajo a los pocos minutos de dar comienzo porque acudió al funeral de Damián García, utillero de la selección española de fútbol, con quien Paredes coincidió cuando Luis Aragonés era seleccionador.
