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La agonía del barrio Calíu de Elda

La presidenta de la asociación vecinal exige una intervención urgente que recupere una zona degradada

La agonía del barrio Calíu de Elda

El desanimo se ha instalado entre los vecinos del barrio del Calíu, que ven como la degradación de sus calles y edificios les lleva a decir con rotundidad: «Aquí no hay quien viva». Ante esta situación, la presidenta de la asociación vecinal, Manuela Núñez demanda al Ayuntamiento de Elda que garantice la recuperación social, económica y patrimonial de la zona. Se sienten «abandonados» y «olvidados» por el Ayuntamiento de Elda.

Las reivindicaciones urbanísticas han marcado las peticiones de los vecinos, aunque su mayor problema es la difícil convivencia vecinal. Puertas de entrada a edificios arrancadas, llamadas a horas intempestivas al timbre e insultos son el día a día de algunos de los vecinos como Carmen, que asegura que «lo que quieren es que me vaya», aunque en él ha vivido casi toda su vida.

Con este panorama, la presidenta de la asociación reclama una mayor vigilancia policial, que favorezca la tranquilidad de los vecinos. En el listado de reivindicaciones se encuentra la empinada escalera que da acceso al barrio. Pide una rampa que evite el peligro y las molestias a los vecinos que tienen que «rodear el barrio para evitar el riesgo de las caídas». Nuñez señala que está petición se integra en la ordenanza de accesibilidad universal para conseguir una ciudad accesible para todos». Un proyecto que lideró la Asociación de Minusválidos de Elda y Comarca (AMFI).

La presidenta argumenta que, en las jornadas que se organizaron a este respecto, «tanto las concejalas Pilar Calpena como Alba García, dijeron que habrá que realizar algunos cambios urbanísticos que comenzarán a tenerse en cuenta en los nuevos presupuestos vecinales». Esto fue en octubre de 2016 y hasta el momento, los vecinos no han tenido noticia alguna sobre el asunto. Además demandan la señalización de paso de peatones y reasfaltado en el paseo de las Arenas, colocación de bandas sonoras frente al centro social, instalación de papeleras o la revisión del alumbrado. En este aspecto, Nuñez indica que «la iluminación es deficiente o nula y está así más de cinco años». Asimismo exigen la revisión de los árboles de la calle Manuel Morales, paralela a la calle Novo Hamburgo y de los centro social. «Los del Paseo de las Arenas llegan a impedir el paso por las aceras», señalan los vecinos.

Otra de las reivindicaciones es darle más vida al centro social con la creación de un aula de informática y biblioteca. Parece una petición baladí pero es la herramienta que tienen más a mano para intentar fomentar la convivencia vecinal y revitalizar la zona.

La historia de Caliú es la crónica del declive de un barrio de trabajadores que fue el refugio de inmigrantes que llegaron en los años 50 y 60 desde otras provincias de España. Muchos superan las seis décadas de vida y ven como la degradación de las calles es una realidad, que no pueden ocultar. Les cuesta reconocer algunas de las calles del Calíu donde criaron a sus hijos.

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