El barrio Caliu de Elda se siente discriminado pero se resiste desde hace años a caer en un pozo de marginalidad al que, sin embargo, parece verse tristemente abocado ante la apatía y falta de apoyo municipal. Sus vecinos dicen abiertamente que están siendo marginados por el Ayuntamiento en materia de Seguridad Ciudadana y Servicios Sociales y Públicos. Algo que se hace especialmente patente en el reparto de los recursos económicos para mejorar y mantener las calles, aceras, parques, mobiliario urbano y alumbrado así como para hacer uso de algo tan básico como es la red de saneamiento.

Ante esta situación, que según apuntan muchos residentes ha empeorado a marchas forzadas en los tres últimos años, la Asociación de Vecinos de Caliu ha enviado esta misma semana a la Alcaldía un escrito recordando todas las carencias y deficiencias que sufre la barriada. La carta la han firmado sesenta afectados y en ella se lanza una nueva llamada de socorro, un SOS en el que se pide ayuda al equipo de gobierno popular para que este distrito urbano pegado al cauce del Vinalopó, y en el que viven 1.200 eldenses, no termine convirtiéndose en otro gueto de la droga y la delincuencia como lo es la cercana Tafalera.

En esta legislatura Caliu no se ha visto beneficiado por ningún Plan E del Gobierno central, Plan Confianza de la Generalitat Valenciana ni Plan Municipal del Ayuntamiento de Elda. Así lo asegura el presidente del barrio, Víctor Zafra, remarcando que "aquí nunca se invierte nada. Vemos cómo todo se deteriora por el paso del tiempo y por su uso pero ni se sustituye ni se repara nada. Sólo somos buenos para pagar pero no para recibir y habrá que recordar a quienes nos gobiernan que nosotros también somos de Elda". El propio Zafra admite que el sentimiento de malestar se ha agudizado en los últimos días después de que los domiciliados en San José de Calasanz y Circunvalación hayan visto cómo las reparaciones de aceras y accesos ejecutadas en los barrios colindantes han pasado de largo por sus calles. Sin embargo, a escasos metros lucen radiantes las nuevas aceras de las calles Alcoy y Novo Hamburgo. "Otro ejemplo más de marginación", apunta el tesorero de la asociación, Hilario Pina, recordando que esta situación ha sido expuesta en numerosas ocasiones en los consejos de barrio solicitando, incluso, la dimisión de algún que otro concejal.

"En Caliu hay cada vez más problemas pero la Policía brilla por su ausencia; hay muchos niños pero no tenemos parque infantil; ni siquiera ponen una triste valla para evitar que alguna criatura se caiga por el cauce del río, que es de cemento y está a tres metros de altura; por las noches no hay luz porque las farolas están destrozadas -algunas a perdigonazos- y cada vez que caen cuatro gotas hay vertidos de aguas fecales en un jardín y a escasos metros de las casas porque la tubería de aguas residuales que viene de Sax no da más de sí y expulsa los sobrantes", denuncian de memoria y en tono resignado los dos representantes vecinales.

Pero Caliu tiene otro problema. La llegada de "vecinos incómodos" a algunos inmuebles. Inquilinos que, en muchos casos, muestran actitudes incívicas y no respetan las normas básicas de convivencia de las comunidades. Un fenómeno que va a más y que, junto al factor crisis, es la principal razón por la que la venta y alquiler de propiedades ha experimentado un notable crecimiento en pocos años.