Trabajos de arboricultura avanzada y de altura para minimizar los riesgos. Eso es, precisamente, lo que la concejalía de Parques y Jardines de Sax está haciendo en los pinos del colegio público Cervantes. Son los árboles que durante los últimos 60 años han sido testigos de los juegos de los niños en el patio al que dan cobijo y sombra.
Pues bien, algunos de estos gigantes verdes superan los 17 metros de una altura que coronan con copas de hasta 300 metros cuadrados. Con unas dimensiones tan grandes y la pérdida de muchos de los ejemplares que formaban parte de la pinada del Cervantes, el peligro de caída se ha incrementado. Sobre todo en los días de vientos fuertes como ha ocurrido esta semana. Varios de ellos están incluso inclinados hacia la avenida de los Reyes Católicos, donde se encuentra la transitada «travesía de las palmeras», y los expertos advierten de un riesgo cada vez mayor. De ahí la necesidad de someter al conjunto a una restauración para eliminar las tensiones de las puntas. Los primeros trabajos comenzaron ayer a través del pinzado de todas las ramas laterales que apuntan fractura. Pero las tareas continuarán el próximo lunes con la renovación del cableado que sujeta a los pinos entre sí para que mantengan su estabilidad. Con tal fin se va a instalar un cable de acero mayor con un sistema de amortiguación capaz de resistir un peso de 3.000 kilos. «De este modo -ha explicado el concejal Javier Martínez- conseguimos que ante un vendaval todos los pinos bailen juntos para reducir la posibilidad de que los más débiles se vengan abajo». Una medida a la que se sumarán otras como la plantación, también en el patio, de una decena de árboles de hoja caduca. Y es que lo verde se impone.
