«La Policía debe participar de la dinámica social y no acuartelarse en las comisarías»

Se va como número 3 en el escalafón del Cuerpo Nacional de Policía. Este madrileño que veraneaba en Santa Pola, donde se enamoró y se casó, quedando de por sí ligado a Elche, donde se le reconoce como un ilicitano más, de padre y abuelo guardias civiles, se jubiló el 1 de mayo después de haber sido comisario de Elche y de la provincia, y jefe superior de la Comunidad Valenciana. No es fácil sacarle una crítica contra nada y contra nadie.

José Javier Cuasante

José Javier Cuasante / Áxel Álvarez

M. Alarcón

M. Alarcón

 La entrevista se hizo el 30 de abril antes de acercarse a la Comisaría de Elche a entregar el arma. Tiene dos, la oficial y un revólver que le regaló su padre y del que no se desprenderá. Como siempre, se le ve relajado. Rara es la vez que no hace una pausa casi imperceptible para pensar qué va a decir.

¿Le ha dado muchas vueltas a su jubilación? ¿cómo se va?

Era una cosa esperada. Todos sabemos que tenemos una fecha de caducidad que llega tarde o temprano. Está asumida. Tengo la sensación de haber cumplido. 

¿Cómo acabó en Elche?

Yo fui comisario por oposición muy joven para lo que era en aquellos tiempos, con 39 o 40 años. Fui de la décima promoción. Estaba en Lorca, a donde fui porque había un problema entre el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno con partidos de signo distinto y en medio estaba la Comisaría. En un año lo dejé resuelto y me propusieron para Cartagena. Aquí estaba Agustín Iglesias, un tío magnífico de mi promoción de inspector jefe. Éramos amigos, pero su hijo tuvo un accidente y pidió el relevo. Entonces pasaban muchos comisarios por Elche y el entonces director general (Juan) Cotino le dijo a alguien que hablara conmigo, que a lo mejor me podía interesar.

Y su mujer es ilicitana.

Mi padre era del norte y la familia veraneaba en Ondarreta, pero era guardia civil y entonces en el País Vasco pasaban las cosas que pasaban y se cansó. Nos vinimos a Santa Pola, donde conocí a mi mujer, que era de la pandilla de amigos, ahí estaba también Vicente Magro (magistrado del Supremo) y todos siguen siendo mis mejores amigos. Sí, tenía relación con Elche, además estaba el tema de la Policía de Proximidad, en lo que tenía experiencia, y podía interesarme. Me llamó Segundo Martínez (comisario provincial) y acepté. 

¿Y qué recuerda de aquella comisaría que cogió?

 Aquí solo éramos 160 agentes para la Comisaría y el aeropuerto. Después de mucho luchar conseguimos adaptar el catálogo. Se creó la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) y me tocó ir a Madrid a explicar el porqué hacía falta una UPR. Ahora hay más de 400 agentes en Elche.

Viniendo de padre y abuelo guardias, ¿cómo acabó usted de Policía? 

Yo aprobé para todo, guardia civil o policía nacional, pero me llamó la atención que aquella iba a ser la primera promoción. Era un campo insospechado e inexplorado. No sabíamos qué iba a pasar. Ni suponíamos que dos años después de salir de la academia como teniente íbamos a perder la condición de teniente y a pasar de militares a civiles. No sabíamos nada. Si eso lo llego a saber, a lo mejor me condiciona.

Cuasante, en un acto como responsable policial

Cuasante, en un acto como responsable policial / INFORMACION

«El tocomocho siempre existirá, es cosustancial a la condición humana. Siempre hay alguien que piensa que va a engañar a otro»

E hizo carrera en la periferia...

Tenía ofertas para quedarme en Madrid, pero me gustaba la policía del día a día, la real, la del ciudadano, los pequeños problemas, de los hurtos a los grandes homicidios.  

¿Ve ahora vocación o interés por ser un funcionario con arma?

Sí, sí, hay vocación. Antes se hacía unas pruebas y se ingresaba a la Policía Nacional. Ahora no, es un proceso selectivo muy duro porque se presentan muchísimas personas, incluso con carreras superiores para la escala ejecutiva. Los niveles de preparación y de formación que trae el opositor son muy elevados.Si uno quiere entrar sin vocación, ya me contarás.

¿Y tiene sentido que en España haya tantas policías distintas?

Cada uno tiene su función. Sobre el modelo policial se habla mucho, se discute, pero luego te das cuenta que no es malo. Nosotros tenemos dos grandes cuerpos estatales, la Policía Nacional Guardia Civil, que tiene dividido el territorio. La ley establece las funciones de cada uno y la demarcación territorial, y luego hay unas policías que son muy próximas a los gobiernos locales. ¿Por qué? Porque tienen unas funciones sobre todo administrativas, por eso las policías locales cada vez son más grandes. Tienen que adecuarse a esa dinámica.

¿No se solapan, no hay tensiones?

No, no se solapan o sea, cada cuerpo tiene sus funciones... 

...Pues yo he oído muchas quejas en un cuerpo hacia el otro...

Cuando cohabitan varios cuerpos en una sola demarcación siempre, en algún momento determinado, puede haber algún pequeño roce de competencia, pero eso se soluciona enseguida. Cuando yo vine aquí había un gran jefe de Policía Local: Manuel Calvache. Pocos problemas tuvimos. ¿Por qué? Porque el primer día hablamos y cualquier problema que pudiera producirse lo hablábamos. Eso mismo hice con Conesa en Alicante o con Jesús Herrera en València.

¿Y cuáles la mejor manera de gobernar una Comisaría?

 A mí siempre me ha gustado estar muy próximo a los ciudadanos. En Elche hacíamos reuniones con todos los colectivos. Aquí entonces se hacían pocas reuniones, pero creamos un equipo. Muchas veces el problema que ha podido tener la policía es que se acuartela en sus comisarías, pero no soy de esa idea. La Policía tiene que participar dentro de la dinámica y desarrollo social. Siempre he intentado que la Policía fuera de puertas abiertas.

¿Por qué siendo usted comisario ardieron naves en el polígono de Carrús en una manifestación?

 Aquello pasó porque en un momento dado a una sociedad tan tranquila como la Elche se le fue de las manos. Era una manifestación pacífica y a un par de exaltados se le fue de las manos. Pero todo se resolvió bien. Se hizo una investigación larga. Hubo que trabajar mucho. Creo recordar que se pusieron a disposición judicial cerca de 40 personas. En esa situación nunca nadie puede decir que no pueda acabar siendo un exaltado. 

Con el alcalde de Elche, Pablo Ruz, el día de la comida de despedida

Con el alcalde de Elche, Pablo Ruz, el día de la comida de despedida / Áxel Álvarez

«La masa tiene unos condiciones muy particulares. El mejor de los padres puede hacer lo que nunca haría si se lo da la masa»

¿Y qué más recuerda?

Me pasé casi tres meses hablando con el cónsul de China. Me llamaba todos los días. La segunda embajadora vino a vernos y estuvimos comiendo para explicarle lo que había pasado. Allí tuvimos dos actuaciones. Primero, establecer los hechos y pasar a disposición judicial a los responsables. Luego, el aspecto de comunicación y relaciones con el colectivo chino. Se creó mucha alarma. Nos costó meses.

Ergo, ¿cualquier ciudadano es un asesino en potencia?

 La gente se exalta y si hay alguno entre una masa, la masa tiene unos condicionantes muy particulares. En un momento determinado, un padre que lleva a su hijo a los mejores colegios se le puede ir la cabeza y si te engancha con una piedra lo que nunca haría se lo da la masa. 

Y la legislación, ¿no es muy garantista con el delincuente?

En casi 45 años he visto de todo, pero tenemos que tener una cosa clara. La Policía trabaja bajo el imperio de la ley en beneficio de los ciudadanos. El derecho tiene unas medidas para la persona que es detenida que también sirve para la actuación policial. Nosotros tenemos que adecuar y adaptarnos. Es lo que hay. No hay otra cosa.

Pero yo veo muchas notas de ustedes donde reiteran que hablan de delincuentes habituales que están siempre en la calle...

Este es el sistema. No hay otra cosa. Es la dinámica y hay que adaptarse. Los policías saben esto perfectamente, aunque le pueda quedar dentro un poquito de sin sabor. Acabamos cuando los ponemos a disposición judicial. Ya no depende de nosotros. Quizá al policía novel, el que empieza en investigación, le pueda llamar la atención, no al veterano. Esa es la dinámica.

¿Por qué hay cada vez más malos tratos?

Porque se denuncia más. Fuimos el primer cuerpo en el que se creó una estructura para violencia de género. En la sociedad de los años 80, no en la de 2024, determinadas cuestiones se toleraban por la mujer maltratada. Ahora mismo, con las posibilidades que te da la ley, la gente denuncia más. Hay muchísimos más dinero empleado en este área y las unidades de policía están muy especializadas.

El día que tomó posesión como jefe superior de la Policía Nacional en la Comunidad Valenciana

El día que tomó posesión como jefe superior de la Policía Nacional en la Comunidad Valenciana / INFORMACION

«Me voy con la conciencia tranquila: ayudar a la gente, ser honrado y estar satisfecho de lo que he hecho porque nadie es perfecto»

¿Y algún día habrá menos delitos?

Creo que sí. Los homicidios están estabilizados desde hace muchísimo tiempo. Si hablas de denuncias, determinadas conductas que antes no estaban tipificadas, no eran delito, ahora lo son. Todo es un marco tan amplio que ha posibilitado que en cualquier circunstancia la mujer pueda denunciar y eso en síntesis es bueno, ¿por qué? porque nos permite actuar con rapidez, prevenir y dar protección.

El 33 % de delitos son telemáticos. ¿Se ha quedado la investigación muy atrás? ¿No hay medios? ¿Qué falla?

Es un boom que empezó en 2000 y que requiere, aparte de unidades especializadas muy potentes, una legislación que te permita actuar. Esa es la clave, pero es que el marco de las estafas informáticas trasciende los estados y dar a eso solución es muy difícil. Hace falta un acuerdo entre países, como ya se hizo con el narcotráfico. 

Pero habrá cosas que se puedan hacer desde aquí más inversión.

 La tipología de los delitos informáticos es amplísima. La Policía y la Guardia Civil hacen lo que pueden con los medios que tienen. Eso es así, es real, pero este problema no es solo un problema en España . Es internacional.

Algo se podrá legislar...

El delincuente sabe perfectamente en qué países puede estar haciéndolo. Hace pocos días vimos por televisión una estafa a una mujer en España que realmente se cometía desde el extranjero. Eso es lo más habitual y ante eso de no puede actuar.

¿Por qué hay gente que sigue cayendo en el timo del tocomocho?

Porque es consustancial a la condición humana. Siempre hay alguien que piensa que va a engañar al otro, que el que está engañando es él. Por eso sigue cayendo. 

¿Cuál es su espinita clavada?

Lo que peor he llevado es cuando ha fallecido un compañero. El último fue el subinspector Blas Gámez en València, que se enfrentó a un delincuente y lo acuchilló. 

¿Y asuntos sin esclarecer? 

Todos al 100% no vas a esclarecer, pero donde yo he estado las tasas de esclarecidos siempre han sido muy altas. He tenido buenos equipos de investigadores.

Habrá tenido presiones con casos más o menos mediáticos, como homicidios...

Homicidios que no pensábamos que íbamos a sacarlos, los hemos sacado en todos los sitios en los que he estado. Nunca he tenido la sensación de tener presiones desde arriba, a mí me conocían. Me ha gustado trabajar 24-24, sacar las cosas con los medios que tienes en cada momento e intentando hacer lo mejor posible.

¿Por qué lo cesaron como jefe superior de la Comunidad de un día para otro?

 Por razones organizativas. Es lo que pusieron. El Gobierno cambió. Esos son puestos de libre designación. Sabemos lo que hay. A mí, en un momento determinado, en febrero de 2019, me comunican que me tienen que mandar al consejo asesor por razones organizativas. Yo lo asumo muy bien y estoicamente. Es parte de la dinámica de cómo funciona estos niveles y que por diferentes motivos te pueden quitar. Lo sé porque he estado toda mi vida en puesto de libre designación.

Cuasante, en un acto en el castillo de Santa Bárbara, en Alicante

Cuasante, en un acto en el castillo de Santa Bárbara, en Alicante / Jose Navarro

¿No guardar rencor a cómo se hizo?

Me explicaron que por razones organizativas. Yo me fui al Consejo sin ningún problema. El primer día dices «vale». También depende mucho de las personas. Yo me adapto enseguida. He tenido tantos destinos y he estado en tantos sitios siendo hijo y nieto de guardia civil, siempre con la maleta, pues sabes que esto funciona así en el momento que entras en un nivel y categoría. Siempre les he dicho lo mismo: «estoy a disposición del mando». Yo no tengo eso de agarrarme al cargo. «A mí me pueden mandar en cualquier momento y donde queráis».

¿Hay muchos policías haciendo política o mucha política dirigiendo policías?

Como dice la ley, tenemos que ser apolíticos. Es la clave del éxito cuando trabajas para el 100 por 100 de la sociedad y das seguridad. Claro que cada uno tendrá sus ideas, pero la clave es no trasladarla las que tú pienses. Yo nunca hablo de política. Ni con los amigos porque lo tengo clarísimo.

¿Cómo le gustaría que le recuerden?

Me voy con la conciencia tranquila y la satisfacción del deber cumplido. Tengo la sensación de haber terminado todo lo que tenía que hacer. No dejo deudas ni rémoras. He hecho lo mejor que he sabido con los medios que he tenido en cada momento. Me gustaría que me recordaran como he sido. El trabajo diario es el que te da o te quita el prestigio profesional y luego está el condicionante humano. Yo la única herencia que he recibido, porque vengo de la España vaciada, es la que me trasladó mi familia. La honradez y la satisfacción del día a día y saber que lo que haces es lo mejor que puedes hacer. Ayudar a la gente, ser honrado y estar satisfecho de que lo que he hecho porque perfecto no es nadie.