La peatonalización permanente de la Corredora supondrá la restricción del tráfico a finales del próximo año, pero deberá ir aparejada de un sistema de vigilancia para no entorpecer la actividad económica en la calle, ni la limpieza, ni el paso de los vehículos de emergencias, ni tampoco perjudicar a los residentes. Así lo tiene planificado el tripartito en su proyecto y así consta en el informe de tráfico que va a marcar la hoja de ruta de la nueva Corredora y las calles anexas. Lo que plantea la empresa especializada en transporte que ha realizado un estudio de movilidad en la zona centro es que los vehículos deberán estar registrados en la base de datos del Ayuntamiento para poder sobrepasar el control de acceso mediante lectura de matrículas situado en el inicio de la calle Corredora.

También advierte de que en caso de no estar registrados, el acceso conllevará sanción y que solo se permitirá un vehículo por local comercial. Estas recomendaciones que lanza el informe hacen especial referencia a la carga y descarga de los establecimientos. Una actividad que no se pasa por alto en el documento por las molestias que podría generar a los vecinos y, a su vez, por la necesidad de dar servicio a los locales comerciales y de restauración.

De ahí que los técnicos pongan el acento en la necesidad de regular el acceso a la calle con sistemas de vigilancia y también estableciendo un tiempo determinado de manera que no coincida con los horarios de mayor afluencia de transeúntes por la calle. Algo que también se traslada a los servicios de limpieza y recogida de basura. De hecho, el estudio también pone en sobreaviso sobre la necesidad de mantenimiento frecuente de la zona peatonal para evitar la sensación de abandono, que puede derivar, precisamente, del acceso en horarios limitados de los vehículos dedicados a la higiene viaria.

Otra cosa será lo que ocurra con el transporte de emergencias. En este caso, el Ayuntamiento no pondrá limitaciones. Eso sí, tendrá que tratar de ver cómo facilitar la accesibilidad en la calle para las ambulancias, ya que el mobiliario urbano podría aumentar los tiempos de llegada del personal sanitario. De esto, el Ayuntamiento ya ha tomado nota, tal y como apuntó la edil de Movilidad, Esther Díez, tras la puesta en común del proyecto con los grupos políticos y colectivos locales. En los vehículos privados que tengan que acceder a los aparcamientos, también repercutirán los lectores de matrícula. Sin embargo, esta situación será la menos problemática, ya que únicamente hay un garaje que se vaya a ver afectado por la peatonalización, y es el de la calle Obispo Tormo. En este caso, se permitirá el paso de los residentes de este parking.

La movilidad de los vehículos privados de vecinos es precisamente uno de los factores que menos conflicto podrían generar para la peatonalización, según el estudio, que también advierte de que tráfico de vehículos correspondiente a no residentes se debe en su mayoría a movilidad desde y hacia otros barrios de Elche, y obligada por trabajo.

A pie

El 60% de la gente que se mueve por el centro lo hace andando, 10 puntos por encima de la media de la ciudad de Elche. Frente a ello, un 27% utiliza el vehículo para desplazarse por el casco antiguo, frente al 35% de la media de Elche, según el estudio. Además, un 6% se mueve en autobús urbano por en enclave del centro, frente a un promedio del 9% que utiliza este transporte público en el resto de la ciudad. Precisamente, en uno de los criterios que se basa el estudio encargado por el Ayuntamiento para justificar la peatonalización es la demanda peatonal que hay en la Corredora. Según los trabajos de campo realizados por la firma, cada día pasan 10.000 personas andando por este vial, frente a los 5.000 vehículos que registra a diario.

En este sentido, los técnicos avalan la peatonalización en primer lugar, porque el flujo de peatones que la atraviesa es elevado y considera, en ocasiones, insuficiente el ancho de aceras actual en algunos puntos de la calle. En segundo lugar, por formar parte de un eje comercial y pertenecer al casco histórico, por lo que resulta, según el estudio, «razonable» potenciar los desplazamientos a pie, además de crear espacios estanciales. Finalmente, argumentan su viabilidad en ese informe en el hecho de que, de esta manera, se contribuye a completar una zona peatonal que actualmente está dividida en dos islas por la propia calle Corredora.