La edil de Cultura, Patricia Maciá, y el coordinador de L´Escorxador, José Luís Mas, han firmado esta mañana la carta de Igualdad con Clásicas y Modernas para hacer efectivo su compromiso con la igualdad efectiva en los eventos de L'Escorxador.

Macià ha explicado que desde el equipo de gobierno de la ciudad se prioriza la igualdad en todos los aspectos, por lo tanto, la cultura no iba a quedar fuera. Con este acuerdo, desde la Concejalía de Cultura "nos comprometemos a que los eventos de L'Escorxador tengan una representación femenina de un 60% en un plazo de tres años, para lo que la implicación de José Luis Más en el proyecto es fundamental".

Margarita Boix, vicepresidenta de Clásicas y Modernas, asociación para la igualdad de género en la cultura, ha agradecido a la Concejalía de Cultura de Elche y a José Luis Más su compromiso con las mujeres y ha explicado la necesidad de firmar acuerdos para aumentar la representación femenina en los espectáculos, ya que menos del 25% de las autorías actuales son de mujeres, a pesar de la sobrecualificación femenina. La razón de esta desigualdad se debe a que "no hay costumbre de ver, valorar y acoger lo que hacen las mujeres" por lo que es muy importante tener apoyos como el compromiso al que hoy se suscribe Elche.

José Luis Más ha agradecido a Silvia Soto que ejerciera de contacto con Clásicas y Modernas y ha explicado que L'Escorxador actualmente tiene una representación femenina de un 70% con actuaciones como la de Joana Serrat, Bandejats, Nadia Clavel, Amiina o Carmen Benito. José Luis Más ha adelantado que la programación siguiente viene con actuaciones femeninas muy potentes.

Macià ha añadido que desde la Concejalía de Cultura se estudia extender este compromiso a todas las salas de la ciudad, siendo así uno de los pocos municipios españoles que se han suscrito por completo a este plan de igualdad con las artes.

Por otra parte, en L'Escorxador se ha inaugurado recientemente la instalación artística Non finito, del autor ilicitano José Luis Mora Rozalén. En esta obra, los espejos permiten jugar con la pintura y la escultura, aportando una sensación de que la obra de Mora Rozalén camina hacia lo infinito. Una gran caja de madera da paso a un pedestal y de ahí nace una pintura de diez metros. La iluminación de la sala Lanart aporta el resto, ya que el visitante apenas se encuentra con una luz tenue. «El ojo humano se va adaptando y a todo el mundo le da por hablar muy bajo. También contribuye a esta sensación que no se sepa por dónde se va pisando», confiesa el autor, que asegura que los primeros espectadores le han apuntado que su composición les recuerda a un fondo marino o a una nebulosa.