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Alonso castiga a los disidentes

La ruptura del grupo municipal del PP se agudiza después de que la portavoz asigne a Justino Delgado, uno de sus ediles leales, medio sueldo

Alonso, Granero y Ruz, en un pleno. antonio amorós

El PP de Elche celebrará en poco menos de un mes su asamblea local, y, como era de esperar, lejos de calmarse los ánimos, la tensión cotiza al alza. Y lo hace entre demostraciones públicas de músculo, golpes en el pecho para acreditar quién es el que más trabaja, y declaraciones en un sentido y en el otro con el objetivo de acreditar quién abandera la renovación real. Sin embargo, la pugna por el control del partido entre Mercedes Alonso y Pablo Ruz ha ido más allá. Que el grupo municipal estaba dividido era una evidencia casi desde que arrancó este mandato, hace justo dos años. Otra cosa es el juego de pesos y contrapesos. Inicialmente, la disidencia a la portavoz del principal grupo de la oposición se limitaba a Pablo Ruz y a Antonio Luis Martínez-Pujalte. Ahora los equilibrios han cambiado. Ya no son dos contra siete, sino cinco contra cuatro. Aunque les ha costado, Loli Serna, Manoli Mora y Luis Ángel Mateo han acabado cediendo y se han decantado por Ruz. Erica Sánchez, Vicente Granero y Justino Delgado han permanecido fieles a Alonso. Ahora la ruptura se ha agudizado. De las declaraciones de los candidatos a hacerse con las riendas en el partido se ha pasado a los hechos en el grupo. La portavoz del grupo municipal ha dado un golpe en la mesa, en un intento de demostrar que, pese a que la mayoría está en el otro bando, la jefa es ella, y acaba de presentar en el Registro municipal, con fecha del martes, un escrito en el que pide al alcalde, Carlos González, que la dedicación exclusiva asignada a la concejal Erica Sánchez se comparta con otro de sus regidores leales: Justino Delgado. Granero ya tiene la suya. El paso no tendría más trascendencia si no fuera porque Loli Serna también mostró su predisposición hace unas semanas a optar a ese medio sueldo. El mensaje de la portavoz ha sido claro: la disidencia se castiga. Nada nuevo.

Todo comenzó en el mes de abril. En una reunión de grupo, desde el sector alonsista se planteó que Erica Sánchez quería quedase con media dedicación exclusiva para poder compatibilizar su labor en el Ayuntamiento con otras más relacionadas con las competiciones deportivas. Se propuso acto seguido que el medio sueldo que, con este paso se liberaría, fuera para Justino Delgado. Sin embargo, desde el sector de Pablo Ruz se le pararon los pies. Loli Serna no había podido asistir a esa reunión, pero nunca había ocultado su interés por una exclusiva. Manoli Mora, en ese momento ya en el sector pablista, también alegó que por qué no podía ser ella, aunque unos días después se retractaría. El caso es que, unos días, coincidiendo con la celebración del pleno de abril, los ediles del PP se volvieron a reunir, y salió de nuevo el tema. Sólo quedaban a esas alturas dos aspirantes, y su jefa de filas zanjó la cuestión diciendo que se pusieran de acuerdo entre ellos, y decidieran quién se la quedaría.

Las cosas no estaban para sentarse a hablar ya en abril, y menos de estos temas, y hubo quién dio por zanjada la cuestión a expensas de lo que pudiera pasar en la asamblea del 5 de julio. No en vano, digan lo que digan las urnas, habrá consecuencias en el Ayuntamiento. En esas estaban, esperando, cuando Alonso decidió elevar el escrito al alcalde. Entremedias, la presentación pública de Ruz hace una semana, y varios dardos en un sentido y en otro. El delfín se ha revelado y le ha echado un pulso a Mercedes Alonso. Su antigua mentora ha dado un golpe en la mesa, y le ha demostrado que los apoyos en el grupo no importan, que la jefa del principal partido de la oposición sigue siendo ella y que, por tanto, se hace sólo lo que ella decida. Se anota, así, un tanto. El grupo se rompe un poco más. El mes va a dar para mucho.

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