Diez directores. Diez países. Diez miradas sobre un mismo conflicto: las relaciones entre Turquía y Armenia. Se trata del proyecto de la productora turca Erbay Media, en el que han enrolado al director ilicitano Chema García para que aporte un cortometraje inspirado en esta problemática histórica entre dos patrias.
El cineasta de Elche representa a España en este filme colectivo, titulado «In the same garden», en el que también hay realizadores de Estados Unidos, Rumanía, Australia, India, Italia, Hungría y Suecia. La 22 edición del Festival de Sarajevo, que se celebra del 12 al 20 de agosto, en su sección no oficial, estrenará la película que, según Chema García, es «la producción más profesional que ha hecho hasta la fecha».
Una «première» que supondrá el colofón de un camino frenético en lo que a concepción, producción y rodaje se refiere. A principios de año, el realizador ilicitano recibió la propuesta de esta productora, radicada en Estambul, para que se sumara a esta iniciativa. La razón de su selección la desconoce, pero seguro que los premios en festivales tan consagrados como Sundance y la Berlinale por sus cortometrajes anteriores han ayudado.
Disponía de total libertad para elaborar la idea, pero solo seis meses para entregar el producto finalizado. «El punto de partida era reflexionar sobre el conflicto entre Turquía y Armenia, dos pueblos unidos y enfrentados en diferentes momentos de la historia. Sin embargo, tampoco había que hablar de eso literalmente. Se podían abordar situaciones similares y utilizar metáforas. De alguna manera, la película trata de lanzar un mensaje positivo y esperanzador», argumenta el cineasta.
Chema García seleccionó Callosa del Segura como escenario para rodar y a un elenco de actores no profesionales, que dieran vida a un grupo de jóvenes. «Mientras cae la tarde y la sombra de la montaña crece sobre ellos, cinco chavales preparan la noche: tienen alcohol, un coche y música» es la sinopsis de «La disco resplandece», su nuevo cortometraje. «Este trabajo no pierde el toque de ciencia-ficción doméstica que imprimí en los anteriores, pero añade un tono mucho más naturalista. Como referencia narrativa podríamos hablar de "Deprisa, deprisa", de Carlos Saura. Una película con tintes muy realistas en la que, en alguna secuencia, parece que no pasa nada pero realmente están ocurriendo muchas cosas», detalla.
García considera que este tipo de largometrajes colectivos permiten a los realizadores, incluso a los consagrados, volver al cortometraje «y liberarse de la imposición industrial del largo, que te exige un mínimo de 90 minutos. En un corto la historia se acaba cuando se tiene que acabar».
