La que fuera la responsable de Comunicación de IFA durante doce años, la ilicitana Esther Guilabert, cuenta con todos los puntos hoy por hoy para acompañar al presidente de la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos y propietario de La Ibense, José Luis Gisbert, y al gerente de la empresa municipal Pimesa, Antonio Martínez, en la nueva cúpula del recinto ferial. Guilabert entraría en esta tripleta en calidad de directora general, sustituyendo de este modo a Antonio Galvañ. Con el nombre de la nueva ejecutiva, de hecho, se completaría la directiva de la institución, a expensas únicamente de que se confirmen los nombres en el próximo patronato, que, si las agendas lo permiten, y salvo imprevistos de última hora, se quiere convocar en la primera quincena de mayo, con el objetivo de dar carpetazo ya de forma definitiva a la anterior etapa.

Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, Esther Guilabert fue la responsable de Comunicación de IFA entre 2003 y 2015, cuando pidió una excedencia para pasar al departamento de Marketing de Pikolinos. Precisamente estos dos aspectos han pesado, y mucho, a la hora de alcanzar un consenso entre todas las partes, y, en particular, entre el Ayuntamiento de Elche y el Consell. De un lado, está el conocimiento que tiene de la casa y, además, el hecho de que, en última instancia, no deja de ser una promoción interna de una empleada de la institución. Está eso, y su perfil especializado en marketing y en relaciones públicas, justo en un momento en el que hay consenso en la necesidad de incidir en la promoción de la entidad y, en particular, de la parte ferial.

De otro lado, de confirmarse este nombramiento, Elche se garantizaría su cuota. Sí, renuncia a la presidencia en favor de un empresario de Ibi, pero, a cambio, consigue colar a dos personas en el núcleo duro de la dirección: a Esther Guilabert, y a Antonio Martínez, que también fue director general de IFA -en su caso entre 1988 y 1996-, y que recalaría en esta nueva etapa en la vicepresidencia del comité, vacante hasta la fecha.

No son los únicos factores que se han tenido en cuenta. Desde el principio, se quería una dirección paritaria en la que, al menos, figurara el nombre de una mujer. Tanto es así que incluso inicialmente se llegó a poner encima de la mesa la posibilidad de que fuera una empresaria -ilicitana- la que asumiera las riendas de IFA, aunque, al final, la opción que ha madurado es la que está en estos momentos encima de la mesa.

Las propuestas están tan avanzada en estos momentos que, salvo sustos en el tiempo de descuento, en círculos empresariales ya se da por cerrada esta operación, a expensas únicamente de que el conseller de Economía, Rafa Climent, presidente del patronato de IFA y, por tanto, quien tiene que decir la última palabra, haga efectivo los nombramientos del presidente y el vicepresidente, y los lleve al patronato, como máximo órgano de dirección de la entidad, para que dé el visto bueno final.

La premura es tal que la idea es que la reunión se convoque en la primera quincena de mayo si es posible, para tratar de cerrar esta cuestión cuanto antes. De hecho, la firma del contrato para cubrir el puesto de la Dirección General coincidiría casi en el tiempo con la designación formal del presidente y vicepresidente en lo que entre los empresarios se conoce como el «Senado» de IFA.

Por lo que toca al aún presidente de la feria alicantina, Manuel Román, tanto en el Consell como en el Ayuntamiento de Elche parece que tienen claro que no quieren prescindir de él en los órganos de dirección de IFA, aunque pase a un segundo plano. Al fin y al cabo, Román es el presidente de la asociación de componentes para el calzado, sector éste que organiza una de las ferias más potentes con las que cuenta la institución: Futurmoda.

Desplantes en los últimos meses ha habido hacia la directiva que aún está al frente del recinto. Ahora bien, eso no quita para que, desde Valencia, se haya intentado no hacer sangre con la figura de Manuel Román, al que, de un modo o de otro, y, al menos hasta hoy, han tratado de desmarcar de una gestión que, en particular desde el Consell, han tachado hasta la saciedad de desastrosa.