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El Consell renuncia a ejecutar 40 obras de carreteras previstas en los últimos siete años

La Generalitat ha venido anunciando desde 2007 actuaciones como desdoblamientos, acondicionamientos y variantes de población que no han ido más allá del proyecto

La CV-800 en el año 2008, cuando se anunció su desdoblamiento nunca realizado. ANTONIO AMORÓS

La Generalitat ha renunciado a ejecutar en los últimos siete años en la provincia casi 40 obras de carreteras, que el gobierno autonómico ha anunciado en un momento dado pero que nunca han llegado siquiera a iniciarse. Entre los proyectos desechados hay variantes de población, acondicionamientos viarios, desdoblamientos e incluso autovías de nueva construcción, de coste tan diverso como su envergadura y repartidos por todas las comarcas. Sin embargo, todos tienen en común que, con el tiempo, han sido «enterrados» por el Consell y retirados de los presupuestos.

La gran mayoría de estas actuaciones en infraestructuras han ido apareciendo desde 2008 en las cuentas autonómicas, casi siempre con dotaciones de escasa cuantía para esa misma anualidad. Algunas se fueron reflejando de manera sucesiva en varios presupuestos, pero en ningún caso se fue más allá de la fase de proyecto -en otros no se pasó de una mera declaración de intenciones- y, al final, todas fueron desapareciendo de las previsiones de la Generalitat. Esto da a entender que ninguna de estas obras comenzará a ver la luz a corto o medio plazo.

Esta situación de actuaciones viarias que se anuncian o incluso se presupuestan y luego ni se inician viene produciéndose desde hace años, pero ha ido agravándose de manera paulatina. El proyecto de presupuestos de 2015 es verdaderamente paradigmático en este sentido. La única obra significativa que aparece en la provincia es la reforma del acceso norte a Alicante por la Avenida de Dénia, que lleva varios años terminado pero todavía debe terminar de pagarse. Además, de los 3,7 millones de euros consignados para el próximo año, 2,26 serán aportados por el Gobierno central, a través del Fondo de Compensación Interterritorial.el Gobierno central,

Algunos de los proyectos «enterrados» sólo se explican en el contexto del «boom» inmobiliario previo a la crisis económica, en el que el desarrollo no sólo se asociaba a la construcción de viviendas sino también a la ejecución de grandes infraestructuras viarias. Ejemplo paradigmático de ello es la autovía que se proyectó entre San Vicente del Raspeig y Novelda por Agost, que debía servir para aliviar el tráfico de la A-31. Esta obra, muy anunciada en su momento, se incluyó en 2008 en el plan de infraestructuras viarias que firmaron la Generalitat y el gobierno autonómico de Murcia, y que preveía, entre otras actuaciones, desdoblar también la carretera de Elda a Pinoso, y que por esta última localidad pasara otra autovía que uniría las localidades murcianas de Yecla y Santomera.

Ese documento está a día de hoy totalmente olvidado; no sólo no se ha iniciado siquiera ninguna de las obras previstas en él, sino que, además, algunas tendrían difícil justificación a día de hoy, en un contexto económico de crisis y con menos tráfico que cuando se planificaron. Sin embargo, sí habría más necesidad de otras actuaciones como la construcción de variantes, que tampoco se han llevado a cabo. Esto provoca que siga habiendo tráfico de paso por el interior de varias localidades, o que se deba dar un mayor rodeo para evitar los núcleos urbanos. Un ejemplo de ello es la ronda que debía unir la A-31 y la CV-81 por el suroeste de Villena.

Hay también proyectos pertenecientes al protocolo de carreteras suscrito entre la Generalitat y el Ministerio de Fomento en 2005. El Gobierno ha dejado sin ejecutar algunas de las actuaciones que le correspondían, como las variantes de Altea, Benissa y Gata de Gorgos en la N-332. Sin embargo, la lista de obras pendientes por parte del Consell es mayor. Además de las que iba a realizar en la red autonómica de carreteras, la Generalitat se comprometió a desdoblar las variantes de Torrevieja y Aspe, en la N-332 y la N-325, respectivamente, así como a eliminar la travesía de Crevillent en la N-340. Ninguna de estas intervenciones se ha llevado a cabo, pese a tener un mayor calado. Cabe recordar, al respecto, que la siniestralidad en la variante de Torrevieja ha hecho que se prohíba adelantar en todo el tramo, algo que revela que su desdoblamiento va para largo.

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