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El consultorio se queda pequeño en La Hoya

Las reducidas instalaciones sanitarias dificultan la atención de los pacientes por la estrechez

Los usuarios tienen que esperar en la calle para pedir cita por la falta de espacio Antonio Amorós

El consultorio médico de La Hoya es, desde el mismo día en que se puso en marcha, un centro excesivamente pequeño para dar asistencia sanitaria a los dos mil vecinos que residen en la pedanía. De hecho, las instalaciones únicamente disponen de dos consultas para medicina general, una para pediatría y otra para las matronas, además de dos estancias para enfermería que se emplean también para extracciones. La falta de espacio es más que evidente en un edificio que se inauguró hace poco más de dos años y que venía a sustituir a otras dependencias ubicadas en la Torre del Gallo.

Una de las cuestiones que más sorprende es el escaso espacio que existe desde la puerta de entrada al mostrador donde se dan las citas, y que en muchas ocasiones obliga a los usuarios a tener que esperar en la calle a que llegue su turno. Además, ésta es una de las instalaciones sanitarias que, por ejemplo, no dispone de ningún espacio libre para atender emergencias -por ejemplo, para aislar a un paciente que pudiera tener ébolaébola-, aunque en la zona central se construyó una «pecera» para dar luminosidad al edificio.

La estrechez choca con el hecho de que en la otra ala del edificio está ubicado el centro juvenil, unas instalaciones de cerca de mil metros en dos plantas.

El consultorio de La Hoya, de hecho, tuvo que subsanar muchas de las deficiencias estructurales que presentaban las instalaciones antes de su apertura.

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