La Mangrana brilló ayer con luz propia en la basílica de Santa María después de conseguir abrirse con todo su esplendor para el descenso del ángel en el último ensayo general previo a los días grandes del Misteri. Así, el contratiempo de la noche del martes, cuando las alas del aparato áereo no pudieron abrirse del todo, se quedó en una reseña para la historia La Festa (ver INFORMACIÓN de ayer). Y es que, el cambio de unos tirantes para abrir la Mangrana momentos antes a la representación del martes fue la principal causa de que la pieza quedara ligeramente cerrada al aparecer por las puertas del cielo, lo que provocó que la cara del Ángel resultara algo tapada. Según confirmaron ayer desde el Patronato del Misteri, los tirantes que habitualmente se utilizaban en la tramoya alta para las representaciones asuncionistas se extraviaron hace dos años y reaparecieron instantes antes del segundo ensayo general entre unas cajas en la Casa de La Festa. Con ello, la organización decidió sustituir unas cuerdas elaboradas con emergencia por las que se habían utilizado los últimos años para abrir la Mangrana.

Sin embargo, el problema llegó cuando en el mismo directo los tramoyistas se percataron que los antiguos tirantes eran demasiado largos para la Mangrana recién restaurada, por lo que en el descenso del Ángel ya era demasiado tarde y el aparato aéreo no pudo abrirse como debía. Así, según confirmó el mestre de Ceremonias, Antonio Antón, la incidencia se resolvió ayer por la mañana de manera sencilla. Los tramoyistas cortaron los tirantes de la Mangrana y el contratiempo del martes se quedó en una anécdota más. Sin embargo, las representaciones del Misteri han tenido que volver a utilizar el sistema de iluminación manual, después de más de tres décadas, según Sixto Marco, encargado de la comisión de Mantenimiento y Conservación. Y es que, la avería en la mesa de mezclas, que dejó a oscuras el cadafal durante más de un minuto durante el segundo ensayo general, no ha logrado repararse con lo que la iluminación dejará de ser gradual en el ciclo de representaciones estivales. Otra de las anécdotas presentes en el ciclo de representaciones del Misteri también llegó en la noche del martes cuando en una de las escenas a Santiago Apóstol se le cayó la peluca. El postizo quedó enganchado en el bastón del apóstol pero el cantor supo salir airoso del percance sin que apenas el público lo notara.