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Transparencia cero

José Sepulcre debe hacer frente a las cuentas de un club que está en causa de disolución - La afición blanquiverde pide al dirigente luz y taquígrafos con los números del Elche

El presidente del Elche, José Sepulcre, en la puerta de su despacho en el estadio Martínez Valero. Antonio Amoros

En uno de los primeros párrafos del libro de Vargas Llosa titulado «Conversación en La Catedral» uno de sus protagonistas, Santiago Zavala, se pregunta: «¿en qué momento se había jodido Perú?». La interrogante nace del desconcierto y el pesimismo del citado personaje de poder comprender globalmente la realidad del país americano en la década de los 60. Una incertidumbre que también puede plantearse el seguidor franjiverde, sustituyendo el nombre de Perú por el de Elche CF. La salida del Consejo del concejal de Deportes, Daniel Rubio, ha sido la última gota a una situación que nadie acierta a comprender después de que no hace muchos años se partiera con la deuda a cero. Máxime, cuando se insistió una y mil veces que la Primera División era la panacea a todos los problemas económicos del club. Con el equipo codeándose con los grandes, todo el entorno franjiverde se pregunta a dónde van a parar los 30 millones que aporta la Liga y los ingresos que suponen durante dos campañas 25.000 abonados en cada una de ellas.

Por acción o por omisión, tanta culpa tienen los que gestionan mal el patrimonio del club como los grandes accionistas que han mirado para otra parte, el Elche se encuentra en estos momentos en causa de disolución desde diciembre de 2013, y su supervivencia está el peligro. Durante la última Junta General Ordinaria de Accionistas el actual consejo, que preside José Sepulcre, vendió la idea de que la entidad franjiverde arrojaría un superávit de ocho millones de euros, pero se ha demostrado que no ha sido así y que la situación es cada día más complicada, incluso se está en peligro de seguir subsistiendo.

Las soluciones que se plantean para reconducir la situación pasan por realizar una ampliación de capital o bien convocar un concurso de acreedores. La primera opción es ahora imposible puesto que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) no está dispuesto a perder su mayoría accionarial, y verla disminuir, ante la depreciación de las acciones. Además, nadie va a poner dinero en una empresa en la situación actual. La segunda alternativa choca de frente con la filosofía de los consejeros del club. Aunque la entidad tiene activos, como el estadio, no tiene liquidez para atender a sus obligaciones y deudas, las cantidades aportadas por los consejeros en su día quedarían reflejadas como créditos subordinados y serían los últimos en cobrar, algo que no pasa por la cabeza de los actuales dirigentes. Además, un administrador judicial daría a conocer las cuentas, teniendo acceso a ellas, algo que rompería el muro de opacidad, tan bien resguardado por el actual consejo, que ha impedido ver con transparencia los números de la entidad.

Desde el consejo de administración se vende la idea de que el préstamo de 12 millones es la solución a las siete plagas apocalípticas que persiguen al Elche. Es verdad que con la entrada de dinero fresco, el club soluciona los problemas de tesorería y reconduce una deuda de corto plazo a largo plazo. Pero, también es cierto, que seguiría acumulando un patrimonio neto negativo y mantendría a la sociedad en causa de disolución.

Además, falta saber dónde irán a parar esos 12 millones que se han pedido y a cambio de qué. En principio, se intentaría reforzar al equipo con tres jugadores. Ese es el caramelo. Habría que hacer frente a otros pagos y el aficionado debería saber si una parte va a parar a los bolsillos de los consejeros y exconsejeros como Juan Carlos Ramírez, con el fin de saldar las deudas que se tienen con ellos, si se va hipotecar el Martínez Valero... en suma, si se está dispuesto a vender el alma al diablo. Son algunas de las muchas interrogantes a las que debe responder José Sepulcre lo antes posible. Sus dos imputaciones, por el llamado caso Wakaso y el asunto del parking del Martínez Valero, han provocado la alarma y debería poner luz y taquígrafos a los muchos puntos oscuros de la entidad, desde el tema de la Puerta 0 al dinero que costó la fachada... El Elche está en Primera y qué mejor ocasión que la actual para dotar de total transparencia a la entidad. Por el camino actual, la supervivencia está en peligro y máxime cuando la Liga no está dispuesta a dejar pasar una. Así ha quedado en evidencia en el tema del límite presupuestario.

Satisface ver cómo todavía existe gente íntegra como Daniel Rubio que, cansado de luchar con ruedas de molino, prefiere irse. Sepulcre pidió su cabeza en varias ocasiones a la alcaldesa. Tampoco desde Valencia, el IVF ha tenido las agallas de coger el toro por los cuernos y se han hecho los locos con el dinero de todos. Una postura también denunciable y que deben afrontar. No vale la táctica del avestruz.

Amigo Santiago Zavala, aquí todo el mundo se pregunta todos los días: ¿en qué momento se había jodido el Elche?.

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