Si hay jugador en activo querido por la afición del Elche ese es Juan Francisco Martínez Modesto «Nino». A pesar de su corta estatura (1,69) a nivel personal y futbolístico ha sido uno de los más grandes que ha vestido la camiseta franjiverde durante las dos últimas décadas. Su profesionalidad y su comportamiento siempre han sido ejemplares, tanto fuera como dentro del campo. Esta temporada, los aficionados volverán a cantar el «Ninogol, Ninogol...».

El futbolista es almeriense de nacimiento (Vera, 10-6-1980), pero ilicitano de adopción. Su mujer Estrella es de Elche y sus hijos, a pesar de haber vivido mucho tiempo en Tenerife y en Pamplona, también se consideran unos ilicitanos más.

Nino llegó hace 19 años a la entidad franjiverde de la mano de Joaquín Ferrández y de Pedro Pablo Matesanz procedente de la cantera del Real Madrid. Ya en su primera temporada, alternó el primer equipo con filial y marcó un gol en Melilla que es recordado por toda la afición porque significó un paso de gigante para el el ascenso a Segunda División y para abandonar el pozo de la Segunda B.

A partir de ahí comenzó una etapa de 9 temporadas en las que se convirtió en el ídolo de la afición. Sus números lo dicen todo: 256 partidos y 86 goles.

La única espina clavada que tiene Nino es no haber podido conseguir el ascenso a Primera con el Elche. Esa situación y su ilusión por jugar en la máxima categoría le llevó, en el verano de 2006, a marcharse al Levante con un traspaso que rondó el 1,5 millones de euros.

Con los granotas no tuvo mucha suerte. A pesar de jugar 26 partidos, al año siguiente se marchó a Tenerife, donde estuvo cuatro campañas y sí logró el ascenso, demostrando su capacidad goleadora en Primera con 14 dianas en 29 partidos. Una gran temporada que, a pesar del descenso de los chicharreros, le abrió las puesta de Osasuna, donde ha permanecido las cinco últimas campañas, repitiendo el pasado mes de junio el éxito del ascenso.

A sus 35 años, Nino jugó la pasada Liga 40 encuentros y marcó siete goles. Su profesionalidad está fuera de toda duda y salvo alguna rara excepción, las lesiones siempre le han respetado y le han permitido jugar una gran número de partidos.

Ahora, con 36 años, vuelve a su casa. En sus planes no entraban volver ya al club ilicitano, pero se han dado todas las circunstancias favorables para ello. El delantero firmará por una temporada con una segunda condicionada a su rendimiento. Incluso podría se convocado frente al Rayo. Su sueño es devolver al Elche a Primera y la afición ya está preparada para cantar: «Ninogol, Ninogol».