Juan Perán, uno de los principales artífices de la continuidad del Elche en Segunda División, ha decidido dejar el grupo de trabajo de la junta gestora que actualmente dirige los designios de la entidad franjiverde. El presidente de Pikolinos siempre ha colaborado con el club ilicitano, pero nunca ha querido subirse al barco de la aventura de una junta directiva. Pero la semana pasada tuvo que asumir un papel fundamental en uno de los momentos más críticos de los 92 años de historia. Su honradez y capacidad le hicieron que todos lo señalaran con el dedo para que liderase una nueva directiva, algo que siempre ha estado fuera de su mente.
Perán colaboró con Sepulcre, ayudó a Anguix aportando 200.000 euros y comprometiéndose a pagar otros 200.000 más por llevar el logotipo de su empresa en las camisetas. Involucró a empresarios amigos suyos para que pusieran dinero, algo que también le ha provocado algún enfado. La semana pasada no paró de llamar a sus amistades para que aportaran cantidades económicas en la medida de sus posibilidades. Pero una vez conseguido el objetivo de que el Elche no cayera al pozo de la Segunda División B ha decidido apartarse de la primera línea, aunque va a estar dispuesto siempre a ayudar.
Al igual que dijo que era el momento de arrimar el hombro y de aportar cada cual su granito de arena, el director de Pikolinos ha sido muy claro en la carta de despedida a toda la afición. Juan Perán sabe que se han cometido muchos errores en el Elche, que la situación actual es muy difícil y que sólo se ha salvado el primer «match ball». Por ello ha solicitado una «profunda regeneración para evitar situaciones tan límites como las vividas en los últimos días». Al mismo tiempo espera «una directiva profesional y sobre todo, y ante todo, renovada, que trabaje por vocación y amor al Elche y a la ciudad». Con esa simple frase, Perán dejó claro su mensaje a navegantes.
Mientras tanto, los componentes de la junta gestora y el equipo de trabajo llevaron a cabo ayer reuniones maratonianas, que comenzaron a las nueve de la mañana y se prolongaron hasta cerca de la medianoche. Los nuevos dirigentes se están encontrando un problema tras otro para sacar adelante el club.
Durante todo el día estuvieron analizando las diferentes situaciones que tiene el Elche como son el recurso ante el Contencioso Mercantil contra el descenso, si finalmente se entra en concurso de acreedores, que todo hace indicar que es la única solución a los problemas económicos de la entidad. Se vio la actual situación de la ampliación capital y se intentaron formar diferentes áreas de trabajo, como son la comisión deportiva o la campaña de abonos, para llevar adelante el día a día de la entidad.
Pero la mayor dificultad es la necesidad imperiosa de dinero. Sobre todo apremia el pago de las deudas con los clubes españoles. Se le debe 334.000 euros al Sevilla de la cláusula de permanencia en el contrato de Manu del Moral y 1.050.000 al Nàstic de Tarragona por los derechos federativos y económicos de Garry Rodrigues. Si el Elche no hace frente a esas cantidades no podrá inscribir jugadores.
A esa suma de dinero hay que añadir 150.000 de deuda con la Juventus por Richmond Boakye en concepto de la cesión de hace dos temporadas. 35.000 euros al Chorrillo de Panamá por los derechos de Jairo y 70.000 al Asante Kotoko por Anaba. Además de 95.000 al PSV Eindhoven por la cesión del portero Tyton. Pero esas cantidades van por la FIFA y hay más margen de maniobra.
Según fuentes que estuvieron presentes en la reunión de ayer los problemas son uno tras otro y la situación económica es muy complicada, a pesar de que el pasado viernes, tras dar el certificado la AFE para seguir en Segunda, parecía que estaba todo solucionado. Algo muy lejos de la realidad.
