La planta de aluminio de Alicante está un paso más cerca de conocer cuál será su futuro tras cinco meses de incertidumbre desde que Alcoa anunciara su intención de ponerla a la venta en un lote indivisible junto con las factorías de Amorebieta, en el País Vasco; y Castelsarrasin, en el sur de Francia. La multinacional ha trasladado a la plantilla que ya tiene un candidato seleccionado para la operación y entablará negociaciones formales en los próximos días con la esperanza de que el acuerdo definitivo pueda cerrarse en un plazo de entre cuatro y seis semanas. Según ha podido saber este diario, el escogido sería, finalmente, un fondo de inversión aunque no ha trascendido si se trata de OpenGate Capital o de Atlas Holding.

Aunque hubo hasta cinco interesados que llegaron a visitar las plantas durante el pasado otoño, únicamente estos dos fondos norteamericanos y el grupo español Alibérico, presidido por el empresario Clemente González Soler, llegaron a presentar una oferta en firme por todo el lote. Sin embargo, este último habría quedado prácticamente descartado -a pesar de su experiencia en el sector del aluminio y de sus planes de expansión- ante las mejores condiciones económicas ofrecidas por los grupos de inversión internacional, según las fuentes consultadas. La gran competidora de Alcoa a nivel mundial, el grupo Costellium, decidió retirarse del proceso y no llegó a plantear ninguna propuesta oficial, al igual que ocurrió con un tercer fondo que ni tan sólo llegó a inspeccionar el conjunto de las tres factorías en venta.

La fábrica seguirá abierta

El anuncio de que el proceso había entrado en una nueva fase lo realizaron este pasado lunes varios directivos llegados desde la sede central de la multinacional en Estados Unidos, durante una de las reuniones que trimestralmente mantienen con los jefes de servicio de la planta y con los miembros del comité de empresa. Según explicaron, una vez escogido al candidato ahora es el momento de abrir una nueva negociación para perfilar todas las condiciones antes de decidir si, finalmente, se acaba cerrando la operación. Al respecto, hay que recordar que Alcoa quiere garantizarse que las tres factorías continúen en funcionamiento tras la venta, ya que las necesita para que asuman la producción de las plantas de aluminio primario que tiene en el norte de la península y que, de otra forma, tendrían problemas para colocar.

Por este motivo, la compañía ya ha anunciado que si no alcanza un acuerdo satisfactorio continuará operando en las tres plantas como hace hasta el momento, aunque también ha dejado claro a los trabajadores que no tiene intención de realizar grandes inversiones como necesitaría la fábrica para mejorar su rentabilidad o cambiar el tipo de productos que elabora hacia otros que dejan un mayor margen en este momento, como son los que suministran las propias fábricas de Alcoa en el Reino Unido para el sector aeronáutico.

El presidente del comité, Marcelino Hernández, reconoció ayer la inquietud de la plantilla ante la más que probable venta, por lo que pidió que se aclare la situación «lo más rápido posible». Además, hizo un llamamiento para que, «sea quien sea el comprador, que venga con buenas intenciones y con ganas de sacar la fábrica adelante». Mientras, desde Alcoa se limitaron a apuntar que «el proceso para explorar la posible venta de la planta continúa en marcha», sin querer realizar ningún tipo de valoración adicional.

Fue en septiembre cuando la multinacional anunció que abría un proceso para tantear el mercado en busca de compradores para las tres plantas. En principio, el objetivo era decidir antes de final del ejercicio pasado, pero en noviembre optó por ampliar el plazo al primer trimestre de este año.